domingo, 13 de octubre de 2024

VIGENCIA DE LOS DONES DE CONOCIMIENTO, PROFECÍA Y LENGUAS EN LA IGLESIA LOCAL

8 …pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.

1 Corintios 13:8-12

8 …pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.

Hay teólogos que concluyen, y así lo enseñan, que estas manifestaciones del Espíritu Santo ya no están vigentes el día de hoy; argumentando que, y según la historia, desde la partida del último apóstol ya no se registran tales manifestaciones; e, inclusive, las manifestaciones de sanidades y milagros. Sin embargo, y según lo declaró el apóstol Pablo cuando él se despidió de los santos de Éfeso, la razón del porqué no hubo más manifestación del Espíritu por aquellos días, tras la partida de nuestro apóstol Pablo sería, según él; no a la partida del último apóstol (quién, a la sazón fue Juan), como que la manifestación del Espíritu Santo está supeditada o sujeta a la presencia de los apóstoles (recordemos que el Señor dijo en Marcos 16:17-18: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.” Y, como lo leemos, en ninguna parte Él dijo que tales manifestaciones serían manifiestas solo o únicamente en los apóstoles. Él dijo “Y estas señales seguirán a los que creen…”); sino, según el apóstol lo declaró en Hechos 20:29-30:

29 Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. 30 Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.

Y, esto es fácil de sustentar porque, aún en el libro de Hechos, la manifestación del Espíritu Santo en lenguas, profecía, sanidades y milagros (que leemos en 1 Corintios 12), obró en los diáconos y evangelistas Esteban y Felipe e, inclusive, en las cuatro hijas del diácono y evangelista Felipe (Hechos 21:8-9). En Gálatas 3:5, el apóstol hace esta declaración:

5 Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?

Y, en Hebreos 3:12:

Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo.

Hermanos, es la incredulidad que ha ingresado en las iglesias lo que impide que el pueblo disfrute de la manifestación del Espíritu Santo a través de los dones de 1 Corintios 12. Desde que los apóstoles se fueron, incredulidad ingresó en la Iglesia y, salvo los elegidos que se mantuvieron fieles a las cartas del apóstol Pablo, la mayoría de iglesias fueron corrompidas para, como en tiempos de Israel, resistir al Espíritu Santo descreyendo la provisión de Sus dones; y, desde entonces, una iglesia apóstata fue erigiéndose, una prostituta o ramera, porque prefiere agradar a los hombres antes que a Dios; y, tras la protesta de Lutero, ese espíritu sucio aún sigue hasta hoy en iglesias que impiden el hablar en lenguas, profetizar, satanizando al que tiene sueños y revelaciones; cuando todo eso es lícito y, solamente, somos exhortados a juzgar tales manifestaciones si realmente son o no son de Dios (1 Corintios 14:29; 1 Juan 4:1-3).

9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10 mas cuando venga lo perfecto [o completo], entonces lo que es en parte se acabará.

Hasta aquí podemos entender o concluir que el término del conocimiento y las profecías, de que trata el apóstol en este pasaje, está supeditado o sujeto a “lo perfecto” o “completo”; que, cuando lo perfecto o completo se haya manifestado, entonces recién podríamos aceptar que el conocimiento y las profecías dejarían de ser, que ya no tendríamos más necesidad de tal manifestación del Espíritu Santo.

¿Pero, ya tenemos lo “perfecto” o “completo”? Pues no; aun cuando tenemos “la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;” (2 Pedro 1:9); porque, obstante esta consoladora verdad, hay profecías que aún no están cumplidas, relativos a la segunda venida del Señor, el Día del Señor y el fin con Sus juicios; y, para estar debidamente preparados para tales acontecimientos (excepto el juicio, si Su gracia nos guarda de ello), precisamos entender tales profecías; y, a mi entender, con el advenimiento del Hijo del Hombre a Israel (a través de esos dos profetas de Apocalipsis 11) sabremos que el tiempo de la resurrección y transformación de nuestros cuerpos está cerca (Romanos 11:15).

11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.

Mientras aquí, en el v. 11, como que está supeditado a nuestra madurez, quizá conforme a Efesios 4:13, “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;”

12 Ahora vemos por espejo, oscuramente [un dicho oscuro o enigma]; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.

Los espejos en tiempos del apóstol Pablo no eran como lo son hoy. Por entonces, los espejos eran hechos de metal (cobre u otro metal pulido, hasta oro en familias pudientes) pulido; pero, por más pulidos que fueran, la reflexión del rostro no era perfecta como lo es hoy, con los espejos de hoy; y, con este ejemplo, el apóstol daba a entender la dificultad que había y hay aún a algunas partes de la Escritura que, en tanto no haya manifestación del Espíritu de Dios, no podremos entender, lo veremos oscuramente, no tendremos claridad.

“mas entonces veremos cara a cara.” (v. 12b)

¿Y cuando será esto? Creo que 1 Juan 3:2 nos lo explica:

2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos [cara a cara] tal como él es.

El evangelio nos habla de Su inminente manifestación en gloria, en Su retorno. Por ejemplo:

“esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 1:7)

“aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13)

Y, por otro lado, hay partes de la Escritura que aún nos resulta difícil entender en su plenitud; o, si algún ministro o ministerio lo entiende, su entendimiento es muy distinto de la mayoría de ministros y ministerios, lo que genera confusión; como, por ejemplo, lo relativo a la Semana Setenta de Daniel 9, o el significado de los Siete Truenos de Apocalipsis 10, y otras partes de este bendito libro con enigmas.

Así, mientras no se ha completado todo el conocimiento de que habla el apóstol para condicionar la terminación del don o manifestación del Espíritu Santo en conocimiento o ciencia, y lo mismo en profecía, creo que no hay razón suficiente como para proscribir o prohibir el profetizar y el hablar en lenguas; es más, sé de muchos hermanos y hermanas que hablan lenguas genuinas; como, seguramente, hay quienes son impostores. Por ello, cuando nuestros hermanos pentecostales “fuerzan” a los creyentes a hablar en lenguas, pueda que eso manifieste demonios; porque, como lo leemos en 1 Corintios 12:3, algunos en las iglesias en Corinto maldecían a Jesús, probablemente mediante supuestas lenguas que se atribuían ser de Dios pero, por lo que allí se lee, eran de demonios. Según lo entiendo por todo el capítulo 12 de 1 Corintios, el Espíritu Santo imparte el don o manifestación que Él quiere (v. 11); ¿cuándo?, al momento en que el creyente es bautizado en el Espíritu Santo para, de esta manera, constituirse en miembro del Cuerpo de Cristo (v. 13).

Pablo hablaba lenguas más que todos sus contemporáneos, más que todos en las iglesias en Corinto; que, si éste fuera un don pequeño, el último, como algunos afirman atrevidamente (aunque ni es el último, el último es el de interpretación de lenguas, según el v. 10), no habría sido considerado para ministrar al gran apóstol Pablo.

En el capítulo 14 de esta carta de 1 Corintios, el apóstol termina exhortando:

39 Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; 40 pero hágase todo decentemente y con orden.

Amén.


sábado, 14 de septiembre de 2024

PREGUNTAD POR LAS SENDAS ANTIGUAS

E

n un mundo que está a tono con la moda (aquello de que “la moda no incomoda”); que, evidentemente, está en busca de cosas novedosas que lo distingan; porque, si permanecen en lo mismo, como que sienten estancados, sin proyección, sin vida; y, por lo mismo, y otras razones que parecerían ser fundamentales (aunque realmente son vanas), evolucionan en su moda, en su apariencia. Evidentemente, para ellos el clamor de Yehováh Dios: “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.” (Jeremías 6.16), resultaría ridículo, retrógrada, impensable. “¿Preguntar por lo antiguo habiendo algo moderno, actual? Ni pensarlo.”

 


Yehováh dio Su ley a Israel y, a nosotros, la iglesia gentil, además de la ley (porque Dios no ha abrogado Su ley, Mateo 5.17-20), el cumplimiento de Sus promesas de gloria en Cristo Jesús; y, si entendiéramos el mensaje de la cruz, en palabras del apóstol Pablo (1 Corintios 1.18), entenderíamos lo importante y necesario de vivir o esforzarnos en vivir conformes a los mandamientos, instrucciones y promesas de Yehováh Dios; y, siendo que Él no cambia (Malaquías 3.6; Hebreos 13.8), reconocer que Sus mandamientos tampoco cambian en el tiempo. Él no está inventando algo nuevo para sentirse realizado; y, lo que nos ha provisto desde antes a través de Él mismo (Jesús), Sus apóstoles y profetas, es suficiente para vivir abundantemente y estar preparados para Su inminente retorno en gloria por una iglesia santa, sin mancha y sin arroga (Efesios 5.27). ¿Difícil? ¡Imposible! Pero, con Su ayuda, lo lograremos.

 Hoy, por ejemplo, causa admiración como nuestros jóvenes, y hasta adultos, usan pantalones rotos; cuando, tiempo atrás esta rotura era sinónimo de pobreza, de andrajo, de mendicidad y hasta de locura. Hoy, gente se viste con camisas de marca, y con botones pero, en vez de andar con la camisa abotonada, lo hacen totalmente desabotonados; luciendo, por así decirlo, el polo o bivirí que llevan por dentro y, en algunos casos, hasta su desnudez. ¿Por qué esta irracionalidad? ¡Pregúnteselo!

 Y, cuando hablamos de retornar a las sendas antiguas, que aquí nos propone; ¿para qué?, como bien lo leemos en este mismo versículo: “y hallaréis descanso para vuestra alma”; muchos, obstinadamente, aprueban continuar igual o, lo que es peor, modernizar la iglesia; y, tal como lo vemos, a tono con el mundo. ¡Frustrante!

 En 1 Juan 2.15-16, el apóstol y escriba de esta epístola o carta nos dice: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.” Así, quién aún ama este mundo o sistema de cosas que reina en el mundo, claramente está demostrando no comprender el amor de Dios, como Él mostró Su amor a través de Jesús. Luego, en el capítulo 4 y verso 19 de esta misma epístola o carta, el apóstol agrega: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.” Así, si alguno ama a Dios, si alguno ama a Jesucristo, necesariamente será porque -primero- comprendió Su amor por nosotros, los pecadores; y, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3.16) será su cántico, su alabanza en el corazón, en un corazón evidentemente agradecido.

 Sí, esta exhortación es para la iglesia, no es para el mundo (el mundo seguirá igual, y peor); y, si usted que es cristiano o cristiana está dispuesto a volver a las sendas antiguas, al buen camino, donde nos es prometido que hallaremos descanso para nuestras almas, y ese Camino es Jesús (Juan 14.6; Mateo 11.28-29), entonces considere Hechos 2.38-39; porque, allá en el principio de la Iglesia, todo creyente que se reconoció como pecador, y reconoció a Jesús como su Salvador, tan luego se arrepintió de su pecado, éste fue bautizado en las aguas en el nombre de Jesucristo, no en el nombre de ‘Padre, Hijo y Espíritu Santo’; y, como lo leemos en el verso 39, “y recibiréis el don del Espíritu Santo.” La presencia del Dios eterno, que un tiempo habitó en una tienda y, después, en el templo que Salomón Le edificó, ahora está morando en templos de carne humana, en nuestros cuerpos siendo nuestro Consolador, guiándonos a toda verdad, a toda justicia para ya no más pecar (por lo menos, ya no deleitarnos en el pecado), no ignorante y neciamente, para cosechar Sus bendiciones, santificándonos en la fe hasta Su bendito retorno. Ya no hay frustración sino ¡REPOSO, DESCANSO! ¡Halleluyah!

 ¿Anhelas retornar a la senda o camino antiguo que, como lo leemos, es ‘el buen camino’? Entonces, cree en Jesucristo, ‘el Camino, la Verdad y la Vida [Eterna]’, y serás salvo tú y toda tu casa (Hechos 16.31); y, cuando lo hayas aceptado, reclama a tu pastor o maestro, evangelista, apóstol o profeta, que te bautice invocando el nombre de Jesucristo, no una trinidad, la Senda o Camino Antiguo.

 ¡Shalom!

lunes, 9 de septiembre de 2024

Si Ud. no soporta la corrección, tiene que regresar a Casa.

456 Y este hermanito, él era un hermanito maravilloso; yo creo que era un hombre salvo por Dios. Y él consiguió un trabajo aquí en el… en Vorgang’s. Si alguno de su pueblo está sentado aquí, espero que Ud. no piense que yo… Yo no lo conozco a Ud., si está sentado aquí. Pero, Ramsey, el Hermano Ramsey, ¿cuántos recuerdan al Hermano Ramsey aquí en la Iglesia de Dios? Seguro que sí, un hombrecito maravilloso. Y él venía a mi casa y hablábamos, y nos sentábamos allí y llorábamos tomados de las manos; un verdadero Cristiano.

457 Un día yo fui allá, acababa de llegar del exterior, de una reunión, llevé mi auto para que lo revisaran, el Hermano Ramsey dijo: “¿En qué te puedo ayudar, Billy?”.

458 Dije: “Revíselo, Hermano Ramsey, cámbiele el aceite”.

459 “Muy bien” dijo él, “con mucho gusto”. Dijo: “¿Te fue bien en la reunión?”.

460 Yo dije: “¡Oh, Hermano Ramsey, fue maravillosa!”. Dije: “Desearía que pudiera acompañarme en algún momento. ¿Por qué no me acompaña?”.

Él dijo: “Ya no sirvo más al Señor, Billy”.

Miré alrededor, dije: “¿Qué dijiste?”.

461 Él como que dijo: “Yo ya no Le sirvo”, y se fue.

462 Y pensé: “¡Oh, sólo bromea!”. Continué con lo que hacía, me fui a otra parte.

463 Regresé y recogí mi auto. Llegué a casa, y empecé a pensar en eso: “Ya no sirvo más al Señor”.

464 El Señor me puso en el corazón regresar y preguntarle otra vez. Así que, dije: “Meda, defiende el fuerte”.

465 Y me subí, entré en mi auto y regresé allá, me detuve nuevamente, entré a Vorgang’s. Dije: “Hermano Ramsey, quiero hacerle una pregunta”.

Dijo: “Muy bien, Billy, ¿cuál es?”.

Dije: “Ud. dijo hace un rato que ya no servía más al Señor. ¿Ud. sólo bromeaba conmigo, verdad?”.

Él dijo: “No”.

Yo dije: “Hermano Ramsey, Ud.—Ud. no lo dice en serio”.

Él dijo: “Sí”.

Yo dije: “¿No lo amas?”.

Él dijo: “Si lo amara, yo le serviría, ¿verdad, Billy?”. Y se fue.

Pensé: “¡Oiga, Hermano Ramsey!”.

Dijo: “No quiero hablar más de eso”.

466 Me fui a casa, entré en el cuarto, cerré la puerta. Y, ¡oh!, Uds. saben cómo uno se siente muy pesado, como si le hubieran quitado las galletas a un niño o algo, Uds. saben. Yo—yo pensé: “¿Qué? No puede ser. Seguramente algo le ha pasado al Hermano Ramsey”.

467 Y había un muchachito de color llamado Jimmy, él viene aquí a la iglesia. Tiene una pierna… Uds. saben, como que cojea. Olvido su nombre, trabaja allá en Vorgang’s, conduce la grúa. Él me encontró, y dijo: “Sabe, Reverendo Branham” dijo él, “no entiendo aquí esto con el Dr. Ramsey”. Él dijo: “Le dije el otro día, dije: ‘Todos por aquí temíamos de siquiera abrir nuestras bocas’. Dije: ‘Ud. era un hombre piadoso’. Pero” dijo, “él tomó su licencia de predicar y fue a la basura y las rompió, y las arrojó en la basura, dijo: ‘No quiero tener nada más que ver con esto’”.

Él le dijo: “¡Oiga, señor!”. Dijo: “Ud. no debería hacer eso”.

Él dijo: “¡Oh, Jim, mi servicio al Señor ha terminado!”.

Entonces él continuó, dijo: “¿No es en serio?”.

468 Y dijo: “Entonces me contó, dijo que él había ido a pulir las válvulas, el día festivo del Trabajo”, creo que era. “Y él le dijo: ‘Ahora, quiero que vengas y me ayudes, Jim’”.

469 Él dijo: “Yo le ayudaré, después que llegue de la iglesia, pero primero voy a la iglesia”.

470 Dice que regresó, “Y el Señor Ramsey estaba puliendo las válvulas de su auto. Él le dijo: ‘Jimmy, cruza el río. Aquí las cantinas están cerradas. Cruza el río y tráeme una caja de cerveza’”.

471 Él dijo: “Señor Ramsey, yo he sido culpable de muchas cosas, pero nunca seré culpable de traerle a un siervo del Señor una caja de cerveza”. Él dijo: “No, señor, yo nunca haré eso”.

472 Y él le dijo: “Pues, ve a traerla, Jim”.

473 Él dijo: “Señor Ramsey, yo le pulo las válvulas. Pero si Ud. quiere cerveza, Ud. mismo vaya por ella”. Él dijo: “Yo nunca le voy a traer a un siervo del Señor algo así”.

474 Entonces Ramsey se subió al auto de Jimmy, cruzó el río; regresó medio borracho, con una caja de cerveza, tomando.

475 Él empezó a decaer y enfermó. ¿Ven? Dios no podía hablarle. Yo le advertí, hice todo lo que pude. El Hermano Smith fue a visitarlo y le advirtió. Todos trataron de hacer todo lo que pudieron por él. Pero todavía él meneaba la cabeza. ¿Qué sucedió? Él se enfermó y murió. Eso muestra que él era un hombre salvo. Si Dios no podía hacer que él… traerlo a obediencia, Él tendría que llevárselo de la tierra y traerlo a Casa. Eso exactamente es lo que dice la Biblia; es lo que la Biblia promete. Si Ud. no soporta la corrección, tiene que regresar a Casa.

476 Así que Dios no puede perderlo a uno después que lo ha salvado, pero sí puede acortarle los días aquí, y hacerlo pagar por cada pecado que Ud. haya cometido. Así que, si Ud. peca, va a tener que pagar por lo que ha hecho. Sólo recuerde eso.

477 Ahora, que el Señor ahora los acompañe. Yo creo, en esta noche, que el Hermano Ramsey fue salvo. Absolutamente, yo lo creo. Pero simplemente es que él no le obedeció a Dios, y cuando no le obedeció a Dios, Dios tuvo que traerlo a Casa. No había más que hacer, porque ¿qué era? “Él traería reproche y desgracia a la Sangre con la cual él fue santificado”. ¿Es correcto eso? “Y tener el pacto como una cosa inmunda”, si eso no es exactamente lo que esta Carta de Hebreos dice. ¿Ven? Sería imposible que él se perdiera, pero él traería vergüenza y desgracia, así que Dios tendría que quitarlo de la tierra y traerlo a Casa. Eso exactamente es lo que sucedió.

viernes, 6 de septiembre de 2024

Cuando la respuesta es no

El Señor puede no darnos lo que le pedimos cuando tiene un propósito más elevado en mente para nuestras vidas.

P

ienso en la espina en la carne de Pablo. Él dijo: “Tres veces rogué al Señor que la quitara de mí”. Pero Dios no lo libró. ¿Por qué? Dios le había dado a Pablo una abundancia de revelaciones, y esa espina en la carne era necesaria para mantenerlo humilde. “Me fue dado un aguijón en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca desmedidamente”. Pablo dijo: “Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:7-10). En realidad, Pablo aprendió a regocijarse por esa espina podrida, porque experimentó el gran poder de Dios como resultado de la debilidad.


Considere la oración de Jesús que no fue respondida. Aunque oró tres veces: “Padre, si es posible, pase de mí esta copa” (Mateo 26:39), bebió la copa. ¿Por qué? Porque Dios quería traer salvación a cada uno de nosotros. Cabe señalar que Jesús, aunque ofreció su oración al Padre, agregó lo que es tan importante para cada oración: “Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Esa es la clave de la obediencia y la oración.

“Señor, esto es lo que quiero. Este es mi deseo. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. ¡No se puede mejorar eso! Porque el verdadero propósito de la oración nunca es que se haga mi voluntad, sino la de Él.


Tomado del ministerio PrayerRequest.com

miércoles, 14 de agosto de 2024

LA BENDICIÓN...

L

a palabra «bendición» proviene del verbo «bendecir», y que es la composición de las palabras «bien» y «decir», o sea «decir bien» o «decir un bien»; y, cuando decimos que «Dios te bendiga», estamos comprometiendo a Dios, a Yehováh Dios, para que Él diga algo en bien o favor de alguien, a quién queremos sea bendecido.

En tiempos bíblicos esto era posible porque Yehováh Dios acostumbró manifestarse a Israel a través de Sus profetas; de manera que, cuando se decía «Dios te bendiga», esto significaba que Él dijera o decretara algo favorable a través del profeta; pero, como esto era imposible por la multitud de habitantes en todo Israel, Yehováh decreto en Su ley que, todo el que cumpliera en guardar Sus mandamientos, el tal sería bendito o bendecido; y, seguidamente, Él hizo una lista de todas estas bendiciones en el libro Deuteronomio, capítulo 28; donde, también, están contenidas las maldiciones (haremos bien en leerlas).

Ya en el Nuevo Testamento se narra que ninguno obedeció la ley de Yehováh Dios y que, por consiguiente, todos éramos malditos; sin embargo, cada vez que un hombre y mujer piadosos reconocían no haber cumplido con guardar la ley del pacto, éste confesaba su pecado (como lo leemos en los libros de Esdras capítulo 9, Nehemías capítulo 9 y Daniel capítulo 9); y Yehováh Dios, porque reconocía la debilidad del hombre, y porque incluso lo había instituido a través de los sacrificios en el templo, Él perdonó a Su pueblo para, de esta manera, restituir Sus bendiciones. La venida del Señor Jesús significó el deseo de Yehováh Dios para bendecirnos; porque, a diferencia del Antiguo Testamento o Pacto, con Jesús no solo se nos ha ofrecido perdón de pecados; sino, y por lo mismo, la promesa del Espíritu Santo para empoderarnos en el ser interior y, en fe viva, poder cumplir los mandamientos de Yehováh Dios.

Por esto, entre otras citas del apóstol, en Efesios capítulo 1 y versículo 3 se dice:

«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.»

¿Qué está diciendo el apóstol? Que Yehováh Dios ya nos bendijo a través de Jesucristo, y que esto fue posible mediante Su muerte en la cruz (Gálatas 3:13-14). De manera que, cuando digo «Dios te bendiga», Él bien podría respondernos: «Ya lo hice en Mi Hijo Jesucristo»; y todo lo que necesitaríamos hacer sería enterarnos de tales bendiciones espirituales, leyendo los Evangelios, cartas apostólicas y el Apocalipsis, donde están contenidos tales bendiciones y, conociéndolas, conocer la posición y posesión que nos corresponde ante Yehováh Dios.

En el Antiguo Testamento se acostumbró decir «Dios te bendiga»; pero, en el Nuevo Testamento, se declara que ya fuimos bendecidos (Efesios 1:3); sin embargo, no está mal que lo digamos; porque, inclusive, somos exhortados a bendecir, y no maldecir (Romanos 12:14) y, sobre todo, a bendecir a Yehováh Dios y Su Hijo Jesucristo (2 Corintios 1:3 y 1 Pedro 1:3). Decir algo bueno en favor de alguien, aún si es nuestro enemigo y, mucho más, en favor de Yehováh Dios, lo admirable que Él es, ¿Verdad que sí?

¡Shalom!

viernes, 26 de julio de 2024

SI, “NO LE GUSTÓ”

E

n un comentario que hace “Datos Históricos”, de lo que sería el devenir de la Verdadera Iglesia desde su ruptura de la Iglesia Católica con Lutero, a la fecha; éste hace una secuencia de cómo, desde Lutero o los luteranos, es que han ido apareciendo nuevas corrientes “cristianas” o religiosas, hasta la fecha; y, en cierta forma, tienen razón; pero, así como todo Israel no es el Verdadero Israel (Romanos 9.6-8); así, todas las iglesias llamadas cristianas, protestantes o evangélicas, no lo son; sino, en palabras del Apocalipsis, “Sinagogas de Satanás”. Seguidamente, mi respuesta a este incompleto comentario, esperando le sea de utilidad para afianzar su temor o reverencia a Dios, para afianzar su adoración al Verdadero Dios y la Vida Eterna: Yehováh:


Cierto, ustedes saben que la primera denominación fue la Católica, ésta se fue apartando más y más de los fundamentos que dejaron los apóstoles, apostataron de la fe original, echaron fuera de su confesión al Espíritu Santo admitiendo, cada vez más, tradiciones de las gentes y pueblos a donde llegaron con tal de tenerlos a todos y ser la mayor organización religiosa, y lo son pero a costa de prostituirse. La Biblia la llama la Gran Ramera.

 Y, a esta Gran Ramera, Lutero tuvo, por conciencia, que rechazar y dejar para intentar adorar a Dios lo mejor que pudo (nada fácil) porque, aún cuando hizo lo que cualquier hombre racionalmente justo haría, lamentablemente llevó consigo mucha corrupción que heredó de la Gran Ramera. Por ejemplo, el falso bautismo a párvulos, su aborrecimiento contra el pueblo israelita y, lo que es peor, la falsa doctrina trinitaria, el falso bautismo en el nombre de títulos, pero no en el nombre de Jesús tal y como fue al principio, en la iglesia primitiva (porque Dios no cambia).

A esa iglesia es que Lutero no “gustó” e intentó adorar en Espíritu y en Verdad; pero, por su imperfección, es que siguieron Calvino, los anglicanos, bautistas, adventistas, testigos de Jehová, mormones, Wesley, pentecostales y todas las corrientes que, desde entonces, han ido apareciendo, y todos aportando algo Escritural para la restauración de todas las cosas (Hechos 3.21) como lo declaró el apóstol Pedro; y hoy, con el consejo dado por el apóstol Pablo en 1 Tesalonicenses 5.21-22, y con la ayuda del mismo Dios que ayudó a Lutero a tomar tan vital decisión para renegar de esa perversa Ramera, nos corresponde juzgarlo todo y retener lo bueno y, así, vivir día a día, adorándole, porque Él solo reconocerá a un Verdadero Adorador, no a un impostor y negligente religioso, no.

 Y Dios sigue introduciendo a Su Iglesia, a Su Cuerpo, a todo el que reconoce que es pecador y que, en tal condición, Él está desagradando al Dios santo (éste, sencillamente, se siente mal con su pecar y, de una y otra manera, busca ser mejor, pero no puede), ignorando que la provisión contra el pecado y la debilidad de nuestra carne están en Cristo, en Su cruz que, realmente, es nuestra cruz: Jesús murió por todo el que aspira a ser como Él es: Santo, y la provisión del Espíritu Santo prometido para nuestra real santificación.

 Así, si usted es un seguidor de ese Espíritu que, desde Lutero a la fecha, está obrando en nosotros el querer y el hacer por Su buena voluntad (Filipenses 2.13); si usted sabe que no adora en Espíritu y en Verdad (Juan 4.23-24) donde está, pueda que ese sentir sea de Yehováh Dios Quién, como con Abraham y, después, Moisés, obró para salir de Ur de los Caldeos y Egipto, sacarlos del paganismo; y que hoy, por gracia de Dios, tenemos lo perfecto expuesto en las Escrituras, la Biblia; de donde, y con Su inspiración y la suficiente humildad de nuestra parte, podemos tomar toda Palabra con qué lavarnos de tanta inmundicia heredada a través de los años con tanto estiércol habido en tantísimas organizaciones llamadas “iglesias” pero que, en realidad, son, al igual que la Gran Ramera, “hijas de la Ramera” (Apocalipsis 17.1; y 19.2),  sinagogas de satanás (Apocalipsis 2.9; y 3.9).

 ¡Lea su Biblia; es más, cómasela! Aliméntese de Dios, mediante la lectura de su Biblia, orando al Autor de Su Palabra porque Él sea con usted mientras le lee.

 En Cristo Jesús. Amén.

jueves, 27 de junio de 2024

PADRE NUESTRO [QUE ESTÁS] EN EL CIELO

N

uestra exploración de la Oración Avinu [Padre Nuestro] casi terminó antes de comenzar. Fueron las palabras iniciales de la oración, "Padre nuestro que estás en el cielo", las que plantearon un dilema. En nuestra investigación preliminar, Keith y yo nos enfrentamos a una serie de fuentes cristianas que afirmaban con total naturalidad que estas palabras no eran hebreas ni judías. Estas fuentes afirmaron que hace 2.000 años, dirigirse a Dios como "nuestro Padre" era revolucionario y, en consecuencia, habría sacudido los cimientos mismos del mundo judío. Por ejemplo, un teólogo cristiano escribió:

La Oración del Señor comienza con una invocación que fue escándalo para los judíos. Los judíos nunca se dirigieron a Dios como Padre. No hay ningún ejemplo de oración judía que se dirija a Dios como Padre hasta alrededor del siglo X d.C. Dios no les había dicho a los israelitas que lo llamaran Padre...


Según esto, el mensaje de Yeshua era algo completamente nuevo y extraño para la audiencia judía a quien predicaba. Por lo tanto, cualquier intento de comprender la Oración Avinu [Padre Nuestro] dentro de un contexto hebraico estaba condenado al fracaso. A Keith y a mí nos tomó 30 segundos refutar esta afirmación. Una simple búsqueda por computadora demostró que tanto la Biblia hebrea como las fuentes judías antiguas contienen numerosas referencias a Dios como “nuestro Padre”. La primera persona que se sabe que usó esta frase exacta fue el profeta Isaías, quien oró:

15 Mira desde el cielo, y contempla desde tu santa y gloriosa morada. ¿Dónde está tu celo, y tu poder, la conmoción de tus entrañas y tus piedades para conmigo? ¿Se han estrechado? 16 Pero tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre.

Isaías 63.15-16

En esta oración, Isaías ruega a Dios que actúe en su papel de pacto como Padre de los israelitas salvándolos de sus enemigos, algo que sus antepasados ​​fallecidos Abraham y Jacob ya no son capaces de hacer. Aquí, por primera vez, se hace referencia a Dios en una oración como “Padre Nuestro”, lo que está conectado con su estar en el cielo.

En el Libro de Jeremías, Dios mismo llama a cada israelita a orarle como al Padre celestial:

19 Yo preguntaba: ¿Cómo os pondré por hijos, y os daré la tierra deseable, la rica heredad de las naciones? Y dije: Me llamaréis: Padre mío, y no os apartaréis de en pos de mí.

Jeremías 3.19

El profeta Malaquías también enfatizó el papel de Dios como Padre de todos los seres humanos:

¿No tenemos todos un mismo Padre? ¿No nos creó un solo Dios?

Malaquías 2.10

Malaquías hace una pregunta retórica y la respuesta es enfática: ¡Sí! ¡Todos tenemos el mismo Padre celestial porque todos fuimos creados por el mismo Dios! Todo ser humano, ya sea judío o gentil, es creación de Dios y todos podemos ser sus hijos si seguimos su camino.

Incluso después de la época de Malaquías, el último profeta de la Biblia hebrea, los judíos continuaron invocando a Dios como su Padre celestial. La Mishná, que contiene las enseñanzas de los primeros rabinos, relata que antes de la destrucción del Segundo Templo en el año 70 EC los judíos solían orar: “¿En quién confiaremos? ¡Sobre nuestro Padre que está en los cielos! Esta antigua oración judía enfatiza el papel paternal de Dios como proveedor y protector. Otra antigua oración judía comienza: “Que sea la voluntad de nuestro Padre que está en los cielos”. Doscientos años antes de Yeshua, el sabio judío Ben Sira oró: “Oh Señor, Padre y Madre de mi vida… Oh Señor, Padre y Dios de mi vida…” Los Rollos del Mar Muerto, escritos cientos de años antes de Yeshua, también contienen un oración al “Padre Nuestro”. Estas oraciones y muchas otras similares ilustran que el concepto de llamar a Dios “Padre” tiene profundas raíces tanto en la Biblia hebrea como en la oración judía tradicional. No fue un “escándalo” cuando Yeshua enseñó a las multitudes judías a orar de esta manera, fue perfectamente natural.

EL SIGNIFICADO DE “PADRE NUESTRO”

Los judíos que acudieron a escuchar a Yeshúa enseñar en aquella ventosa ladera de Galilea eran simples pastores y agricultores. Sin embargo, conocían bien la Biblia hebrea, que se leía en voz alta todas las semanas en sus sinagogas. Cuando Yeshúa hablaba a esta gente sencilla, escogía sus palabras con cuidado, sabiendo que estarían familiarizados con las connotaciones bíblicas de cada expresión y frase. Sabía que cuando hablaba de Dios como Padre, esto evocaría inmediatamente numerosas asociaciones de las palabras de los antiguos profetas. Estos judíos sencillos sabían que en la Biblia hebrea Dios es el Padre de la humanidad, que crea la vida humana y “establece” a sus hijos criándolos, educándolos y proveyéndoles. Dios es un Padre para los huérfanos que no tienen un padre terrenal que los proteja. Como nuestro Padre celestial, Dios espera que lo honremos y respetemos y nos ofrece privilegios y recompensas por ser fieles a su camino. Como nuestro Padre celestial, Él nos reprende amorosamente cuando nos desviamos del camino correcto pero, aun así, tiene misericordia de nosotros incluso cuando no lo merecemos, y nos salva de la calamidad cuando nos metemos en problemas.  

DIOS COMO PADRE EN NOMBRES HEBREOS

Una manera en que los antiguos israelitas expresaban su amor y aprecio por Dios como su Padre celestial era a través de los nombres que daban a sus hijos. En el mundo occidental la mayoría de la gente no tiene idea de lo que significan sus nombres, si es que significan algo. Los padres de Keith eligieron su nombre simple porque comenzaba con “K”; no tenían idea de que provenía de una palabra gaélica que significa "bosque". Uno de los interesantes beneficios de estudiar las Escrituras en el idioma original es que abre la riqueza de los nombres hebreos. En hebreo, cada nombre tiene un significado y la mayoría de los nombres son oraciones cortas. Cuando mis padres eligieron el nombre "Nehemia", sabían que era una frase corta que significaba "El SEÑOR consuela".

Muchos nombres bíblicos se refieren a Dios en su papel de nuestro Padre celestial, y la mayoría de estos nombres comienzan con la palabra hebrea Avi אבי, que significa "mi Padre". El más simple de estos nombres es Avi-el (Abiel), que significa "Dios es mi Padre". Otros nombres expresan las diferentes maneras en que Dios actúa como nuestro Padre celestial, como Avi-da (Abida) “Mi Padre sabe”, Avi-dan (Abidan) “mi Padre juzga”, Avi-ezer (Abiezer) “mi Padre ayuda”, y Avi-nadav (Abinadab) “mi Padre da gratuitamente”. También hay nombres que alaban a Dios en su papel como nuestro Padre celestial, como Avi-hud (Abihud) “mi Padre es exaltado”, Avi-tuv (Abitub) “mi Padre es bueno”, Avi-shalom (Abishalom) “mi Padre es paz”, y Avi-gayil (Abigail) “mi Padre es alegría”.

Un nombre que es particularmente interesante es Avi-shua (Abishua), el nombre del bisnieto de Aarón, el primer Sumo Sacerdote y hermano de Moisés. El nombre Avi-shua significa “mi Padre [proporciona] salvación”, o simplemente “mi Padre salva”. Este nombre es muy similar al nombre Eli-shua que significa "mi Dios salva". Si tomamos ambos nombres juntos, expresan la profunda devoción religiosa de los antiguos israelitas de que "mi Dios, mi Padre proporciona salvación". Cuando Yeshua de Nazaret enseñó a las multitudes judías a orar a “nuestro Padre celestial”, estaba transmitiendo todas estas connotaciones del Antiguo Testamento que estaban incrustadas en los corazones y las mentes, e incluso en los nombres, de los judíos que vinieron a escucharlo enseñar.

LA PARADOJA JUDÍA DEL “PADRE NUESTRO”

Aunque la Biblia hebrea y las fuentes judías antiguas están repletas de referencias a Dios como el Padre celestial, hoy en día algunos judíos piensan que “Padre” es una forma cristiana de referirse al Todopoderoso. Esto no se debe a que desconozcan sus propias fuentes antiguas. La mayoría de los judíos están familiarizados con la oración rabínica llamada Avinu Malkenu, que significa "Padre nuestro, Rey nuestro". Esta oración se recita los 10 días que culminan con el Día de la Expiación [Yom Kippur] y comienza con las palabras:

Padre nuestro, Rey nuestro, favorécenos y respóndenos aunque no hayamos hecho justicia. Sé bondadoso con nosotros y sálvanos por amor de tu nombre.

Talmud Babilonio, Ta’anit 25b.

Los mismos judíos que rezan estas palabras en el día más santo del año judío consideran que referirse a Dios como “Padre” en cualquier otro contexto es “algo cristiano para hacer”. A lo largo de los siglos, referirse a Dios como Padre se ha asociado tan estrechamente con el culto cristiano que algunos judíos se esfuerzan por evitarlo.

No todos los judíos han desarrollado aversión a invocar a Dios como nuestro Padre celestial. Encontramos confirmación de esto durante nuestra búsqueda del lugar donde Yeshua enseñó la oración cuando encontramos la frase “nuestro Padre que estás en el cielo” en un lugar bastante inesperado. Al final de un largo día de excursiones íbamos de regreso a nuestro hotel en Tiberio por la carretera que bordea la costa del Mar de Galilea cuando de repente vimos un gran cartel al costado de la carretera que proclamaba:

Querido hermano, ¡Nuestro Padre que está en el cielo es tu Padre!

Ese día habíamos visitado muchas iglesias y lugares sagrados cristianos dedicados a las palabras “Padre nuestro que estás en el cielo”, pero aquí estaban las palabras pintadas en grandes letras hebreas rojas en medio de una ciudad judía moderna. Decidimos que necesitábamos descubrir quién era el responsable de este maravilloso cartel.

Salí del auto y comencé a explorar el área mientras Keith buscaba estacionamiento. Después de explorar las inmediaciones del letrero, caminé a través de una gran entrada de piedra a unos 50 pies [poco más de 15 metros] de distancia. Dentro de la puerta doblé una esquina y me encontré frente a un hombre judío ultraortodoxo con una larga barba blanca y vestido con una andrajosa camiseta blanca y pantalones negros. El hombre también llevaba un tallit katan (un chal de oración que normalmente se usa como prenda interior) sobre sus hombros como una capa de Superman. El hombre se presentó como el rabino de una playa “Kosher”. El rabino explicó que, según la práctica judía ultraortodoxa, los hombres no pueden bañarse en presencia de mujeres con poca ropa, por lo que operaba una pequeña sección de playa privada en el Mar de Galilea que era exclusivamente para hombres. Después de esta breve explicación, señalé el cartel de afuera y le pregunté al hombre en hebreo: “¿Sabes de quién es ese cartel?”

El rabino sonrió y dijo: "¡Sí, por supuesto, esa es mi señal!"

"¿Qué significa?" Yo pregunté.

El rabino explicó que Dios es el Padre de todos nosotros; se señaló a sí mismo y dijo: "Dios es mi Padre". Entonces el rabino me señaló y dijo: "Él también es tu Padre". Justo en ese momento Keith atravesó la gran entrada de piedra y dobló la esquina para encontrarme hablando con el rabino.

El rabino miró fijamente a Keith durante unos 30 segundos y luego preguntó lentamente: "¿Es judío?".

Respondí: "No, él es cristiano".

Sin dudarlo, el rabino señaló a Keith y gritó: “¡Dios también es su Padre celestial!” Cuando traduje las palabras del rabino, Keith dejó escapar un grito incontrolable de emoción. Varios hombres ultraortodoxos que nadaban en las frías aguas del mar de Galilea miraron hacia nosotros, desconcertados por el grito inesperado, pero el rabino nos sonrió con una sonrisa de bienvenida.

Esa tarde partimos el pan con el rabino en la capa de Superman a orillas del Mar de Galilea. En un momento, Keith se acercó al rabino y le preguntó: "Cuando digo 'Padre nuestro', ¿crees que estamos orando al mismo Dios?".

El rabino respondió con confianza: “¡Por ​​supuesto! Cuando un cristiano dice “Padre nuestro que estás en el cielo”, se refiere al mismo Padre al que adoramos”. Cuando el rabino dijo “nosotros”, se señaló a sí mismo y a varios hombres judíos ultraortodoxos que habían formado una pequeña multitud a nuestro alrededor. El rabino continuó: “Él es el Padre del mundo entero”. Después de una breve pausa, el rabino miró a Keith directamente a los ojos y dijo: "Cuando venga el Mesías, todos sabrán que Dios es nuestro Padre en el cielo". Keith me dijo más tarde que cuando escuchó esto se le ocurrió que, en algunos aspectos, los judíos no eran tan diferentes de los cristianos. Los judíos creen en un Mesías al igual que los cristianos. ¡La gran diferencia es que los judíos creen que el Mesías vendrá mientras que los cristianos creen que el Mesías regresará! Dejando de lado estas diferencias, tanto los judíos como los cristianos creen en el mismo Dios y ambos pueden rezar Avinu She-Ba-Shamayim, "Padre nuestro que estás en el cielo".

 

Porción del libro titulado A Prayer To Our Father (Una Oración A Nuestro Padre), capítulo Our Father In Heaven (Nuestro Padre En El Cielo), del Dr. Nehemia Gordon