martes, 18 de febrero de 2020

El Verbo en el principio

El Verbo en el principio

"En el principio creó, Dios, los cielos y la tierra."
1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
2 Este era en el principio con Dios.
3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Juan 1:1-3, 14

L
a razón de este estudio es estar fundamentados en la Verdad y, como lo declara el apóstol en 1 Pedro 3:15, para estar “siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia a todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.”

La expresión Verbo se traduce del griego Logos que, literalmente, se traduce como “algo dicho”, “dicho”, o sencillamente “Palabra”.

¿Por qué lo tradujeron y registraron como “Verbo”?

Según lo he leído, por el hecho de que los teólogos consideraron que Ésta era una Palabra tal de activa o poderosa como para traer a existencia una creación y que, por lo mismo, actualizaron Su significado para traducirla como “Verbo”, contrariando las reglas de la gramática y el lenguaje, en vez de traducirla y registrarla sencillamente como “Palabra”.

Es más, a lo largo de todo el Nuevo Testamento, la expresión Logos se traduce como Palabra, salvo siete veces en cinco versículos: Juan 1:1 (tres veces) y 14; 1 Juan 1:1; 5:7; y Apocalipsis 19:13; y que, en ninguna traducción al idioma inglés, se traduce Logos como Verbo (o su traducción al idioma inglés como Verb), sino sencillamente como Word que, traducido al español, es Palabra.

En este pasaje de Juan 1:1-3, el apóstol nos traslada al principio de la creación, a Génesis 1 cuando Dios, por Su Palabra, creó los cielos y la tierra.

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Génesis 1:1

¿Cómo fue que Dios creó los cielos y la tierra?

Juan 1:3 nos lo responde: “Todas las cosas por él fueron hechas y, sin él, nada de lo que ha sido hecho fue hecho.”

Compárese también con el Salmo 36:6; Hebreos 11:3; y 2 Pedro 3:5.

¿Quién es este “él” al que Juan 1:3 hace referencia?

En el contexto o pasaje de Juan 1:1-3 se está refiriendo al Verbo o Palabra; por lo que, reemplazando “él” por “Palabra”, bien podríamos leer la cita de esta manera:

“Todas las cosas por la Palabra fueron hechas y, sin la Palabra, nada de lo que ha sido hecho fue hecho.”

En el griego, la expresión “él” de Juan 1:3, se escribe autos, que se traduce como pronombre personal “él” y “ella”; pero, también, como pronombre demostrativo “esto”, “ésta”, “eso” y “esa”; por lo que, siendo que allí el apóstol se refiere a la Palabra con la que Dios trajo a manifestación toda la creación, y no precisamente a otra persona de una supuesta trinidad, el versículo 3 bien podría traducirse así:

“Todas las por esto [la Palabra] fueron hechas y, sin esto [la Palabra], nada de lo que ha sido hecho fue hecho.”

En Juan 1:1, el apóstol presenta el Verbo o Palabra identificándolo con Dios aunque, aparentemente, y por la forma en que está traducida en nuestras Biblias, parece ser que se está refiriendo a una persona, lo que da argumento al trinitario para afirmar que, allí, hay dos personas: El Padre y el Hijo; según ellos, trabajando mancomunadamente, en acuerdo, para la creación. Pero ese no es el sentido que el apóstol, ni Dios, Autor de la Palabra, da a esta Escritura.

Es como cuando Salomón exalta la sabiduría y la inteligencia en el Proverbio 8. Lean, por favor, Proverbio 8:1-3, 22-31.

En el versículo 30 se la impresión que habrían dos personas en la creación; pero, el versículo 22, lo aclara: “Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de Sus obras.”; para entender que Dios, CON SABIDURÍA, creó la creación.

La sabiduría y la inteligencia son atributos de Dios; y, de igual manera, la Palabra es un atributo de Dios; por lo que, en Juan 1:1, el apóstol está resaltando la Palabra con que Dios creó los cielos y la tierra de Génesis 1:1; la Palabra o Verbo no es una persona aquí; sino, como bien lo dice el profeta, es los pensamientos de Dios expresados luego en forma de Palabra.

Sé que en 1 Juan 1:1; 5:7 y Apocalipsis 19:13, la expresión “Verbo” se refiere al Señor Jesús; pero este título o reconocimiento al Señor recién aparece a partir de Juan 1:14:

“Y aquel Verbo fue hecho carne…”

Aquí es cuando la Palabra es encarnada o toma forma de carne, un Cuerpo; y, en esta condición, es que el Verbo o Palabra adquiere la personalidad que luego vemos con relación al Señor en 1 Juan 1:1; 5:7 y Apocalipsis 19:13.

Es necesario reconocer el orden en que Juan 1:1 fue escrito originalmente porque, la alteración que este versículo ha sufrido, está dando lugar a la interpretación trinitaria de dos personas divinas allí; y, por otro lado, que los falsos testigos de Jehová usen -precisamente- la última parte del versículo (Juan 1:1c) para argumentar que, por último, el Verbo, Palabra o el Señor Jesús es un dios, con minúsculas.

En el griego, Juan 1:1 se dice así:

εν αρχη ην ο λογος
En el principio era el Verbo,
και ο λογος ην προς τον θεον
Y el Verbo estaba cerca de Dios,
και θεος ην ο  λογος
Y Dios era el Verbo.

El teólogo trinitario, mal personalizando la expresión Verbo o Palabra, entiende que esto es la segunda persona de una trinidad; pero, recordemos que, de lo que aquí el apóstol está tratando es acerca de la Palabra como atributo de Dios; en otras palabras, de lo que el apóstol está tratando aquí es acerca de la Voz creadora de Dios; exaltando la Palabra que, de no haber sido por este medio de Su Palabra, Su Voz, Dios no habría traído a existencia este universo.

Por lo que, cuando se traduce “Y el Verbo era con Dios” (Juan 1:1b); no se da a entender la presencia de dos personas allí: El Verbo o Señor Jesús y Dios; sino que, la Palabra, siendo una con Dios, “era con Dios” o, como está trascrito literalmente del griego, “estaba cerca de Dios”.

Eso es lo que el profeta enseñó, que “Dios es Su propia Palabra, así como usted es su propia palabra”, y eso no implica o da a entender que hayan más de una persona. Otra vez, la Palabra es un pensamiento expresado de Dios, es un atributo expresado en forma de Palabra. El profeta dice que, antes de la creación, Dios estaba solo, Él con Sus pensamientos, y Sus pensamientos eran Sus atributos; y que, en ese principio de Génesis 1:1 y Juan 1:1, es cuando Dios habló la Palabra y, esa Palabra, trajeron a existencia cielos y tierra.

La traducción literal del griego al español sirve para hallar explicación a esta porción de la Escritura:

“Y el Verbo estaba cerca de Dios”

Pues bien, en Romanos 10:8 leemos:

Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:

El apóstol dice a los cristianos en Roma: “Cerca de ti está la palabra”; la pregunta sería, ¿dónde?; y la respuesta es: “en tu boca y en tu corazón…”; y, cuando en Juan 1:1b se dice (trasliterado desde el griego): “Y el Verbo estaba cerca de Dios”, al igual que con el caso de Romanos 10:8, no se está dando a entender allí la presencia de dos personas de una trinidad, sino, que el Verbo o Palabra -igualmente- estaba tan cerca de Dios que estaba en Su boca, en Su corazón. Repito, el problema está en que, comúnmente, se ha personalizado la expresión Verbo o Palabra en Juan 1:1 cuando, allí, el apóstol solamente está exponiendo cómo Dios creó los cielos y la tierra mediante la Palabra; y que Ésta, la Palabra, estaba tan cerca de Dios que, a semejanza del caso de Romanos 10:8, estaba en Su boca, en Su corazón; en Su corazón en forma de pensamientos y, en Su boca, en forma de Palabra o la expresión de tales pensamientos.

Finalmente, es necesario advertir que la última parte de Juan 1:1c: “Y el Verbo era Dios”, es una alteración del orden cómo está escrito en el original griego: “Y Dios era el Verbo”.

Esta alteración obedece a tratar de personalizar a la Palabra, como que aquí se está refiriendo al Señor Jesús; cuando, ya lo he aclarado, esta Palabra recién se hace carne a partir de Juan 1:14 y que, desde entonces, siendo que Dios es Su Palabra, es que luego vemos refiriéndose al Señor Jesús como el Verbo o Palabra, en tanto fue y es la Palabra o el Logos hecho carne.

Así, los falsos testigos de Jehová fallan interpretando la porción final de Juan 1:1c, ya alterada en la VRV-1960 para, con el objeto de minimizar la majestad del Señor Jesús, traducir en sus biblias “y el Verbo era un dios”, con minúsculas; lo que no habrían podido hacer, de ninguna forma, si se hubieran remitido a cómo está escrito en el original griego; porque, como deducimos de la segunda parte de Juan 1:1b, “y el Verbo era con Dios”, o “y el Verbo estaba cerca de Dios”, la tercera parte empieza hablándose acerca de ese Dios de la segunda parte, CON MAYÚSCULAS, para afirmar que este “Dios era la Palabra”.