viernes, 25 de noviembre de 2022

OBSERVACIONES A UNA ENSEÑANZA SOBRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO

Estimado Hermano,

Escuché su enseñanza sobre el bautismo del Espíritu Santo, donde veo algunos errores que me agradaría declarárselos si acaso me lo permite; venido de quién, en muchas ocasiones, recurrió a usted por ayuda espiritual; y que, definitivamente, no soy sino un lector de la Biblia y, en buena parte de mi andar cristiano de las enseñanzas del profeta, Hermano Branham, a través de los sermones que recibí cuando congregué en iglesias locales creyentes de lo que ustedes llaman “Mensaje”; actitud que asumo con total respeto y afecto por usted, como por cualquier otro hermano o ministro; y que, si estoy equivocado, me agradaría ser corregido. Permítame, pues, hacerle mis observaciones a lo que usted enseña sobre tan importante doctrina:



1.       Usted afirma que, en Juan 20:19-23, el Señor sopló y que los discípulos recibieron el Espíritu Santo. Sin embargo, en la cita del profeta, Preguntas y Respuestas Nro. 4, pregunta 383, párrafos 60 y 61, él no dice eso:

383. Querido Hermano Branham, ¿cuál es la diferencia cuando Jesús sopló sobre los discípulos y dijo: “Recibid el Espíritu Santo”, y cuando ellos—cuando ellos tuvieron que ir al aposento alto a esperar?

60 Era una promesa que El les dio, sopló sobre ellos Su promesa, dijo: “Recibid el Espíritu Santo”. Era una promesa. Ellos fueron al aposento alto a esperar que la promesa fuera cumplida.

61 Lo mismo es cuando ponemos manos sobre Uds. para que sean sanados, entonces Uds. se ocupan de sus asuntos esperando que la promesa sea cumplida.

64-0830E - Preguntas Y Respuestas #4, pregunta 383, párrafos 60 y 61

Porque si los discípulos lo hubieran recibido antes de Su ascensión y exaltación a la diestra de Dios el Padre, antes de Pentecostés, ¿cómo se entiende que ellos, si ya tenían el Espíritu Santo, fallaron en elegir a Matías como reemplazante de Judas Iscariote? En Hechos 1:2 se dice que el Señor dio mandamientos por el Espíritu Santo; y, con este ejemplo, igual los discípulos estaban instruidos a no hacer nada sino por guianza del Espíritu Santo; y que, tras recibir ellos el don de Dios, en Hechos 2, es que recién ellos fueron empoderados para no fallar a Dios, otra vez, como cuando eligieron por sorteo, por suerte, no por revelación y guianza de Dios, al que reemplazó a Iscariote.

2.       Usted dice que nosotros repetimos como “loros” los mandamientos o Palabra de Dios, lo que es inapropiado decir, venido de un apóstol como usted. El Apóstol Pablo dijo: “Creí, por eso hablé” (2 Corintios 4:13; Salmo 116:10); así, nosotros repetimos lo más exacto posible, y en conformidad con Su Palabra, siempre por fe, porque las creemos y confiamos que son suficientes para manifestar lo que Éstas dicen, como lo declaró el profeta del AT (Isaías 55:11).

3.       Usted afirma que la doctrina del Espíritu Santo es la doctrina más importante para la Iglesia, en lo que no estoy de acuerdo. La justificación por la fe es la doctrina más importante, la doctrina de fundamento; y que, por ésta, es que el don de Dios, el Espíritu Santo es otorgado al creyente, a la Iglesia.

En hechos 10, por ejemplo, el Apóstol Pedro en ningún momento habló de la promesa del Espíritu Santo; pero, tan pronto, casi de inmediato, que Cornelio y su casa oyeron acerca del perdón de pecados por el nombre de Jesús; Dios que conoce los corazones, les dio testimonio dándoles el Espíritu Santo; y, en los capítulos 11 y 15, se dice con claridad que ese derramamiento del Espíritu Santo es lo mismo que el don y bautismo del Espíritu Santo.

43 De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.

44 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso.

Hechos 10:43-44

4.       Usted hace una diferencia entre el nuevo nacimiento y el bautismo del Espíritu Santo; pero el profeta, luego de decir lo mismo en algunas partes de sus prédicas o enseñanzas, en su libro Una Exposición de las Siete Edades de la Iglesia, Edad de Esmirna, Párrs. 152-155, dice que ambas experiencias son una y la misma cosa:

152 Ahora, de ninguna manera se puede decir que la “bendición de Abraham” es el nuevo nacimiento, y que la “promesa del Espíritu” es el bautismo del Espíritu Santo, como dos cosas separadas. Porque esta Escritura se puede leer así: “Jesús murió en la cruz, y por medio de aquella muerte y resurrección la bendición de Abraham vino a los gentiles, dejando los judíos. Esto transcurrió para que el Espíritu fuese disponible para los gentiles”.

153 Al entender lo que acabo de decir, se pone en claro porqué los estudiantes nunca han hallado en ninguna parte de la Escritura que Pablo diga: “Os es necesario ser nacido de nuevo y ENTONCES ser llenado del Espíritu”. Ellos han inferido que existe, y han puesto sus propias interpretaciones para que diga así, PERO LA ESCRITURA NO DICE ESO. Ni tampoco lo dijo Jesús. Vea esta Escritura y léalo ahora con entendimiento.

En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba.

El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

Esto dijo del Espíritu, que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

San Juan 7:37-39

154 Ahora, aquí dice enfáticamente que el creyente al beber, por medio de venir a Jesús en fe, tendría ríos de agua viva saliendo de sí mismo. Y esta experiencia quedó establecida en el Día de Pentecostés. Ahora, con este pensamiento en la mente, leamos:

Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.

Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.

San Juan 4:10 y 14

155 Esta misma agua viva es mencionada aquí, pero esta vez no es llamada un río, sino un pozo artesiano. Allí es donde la gente comete su error. Por el hecho de que es llamado un pozo y un río, piensan que en un lugar es Vida Eterna dada por el Espíritu; y en el siguiente lugar, donde es llamado un río (implicando un gran dinamismo), tiene que ser el Espíritu dado como una investidura de poder. ¡NO ES ASÍ! ES UNO Y EL MISMO. ES EL ESPÍRITU QUE DA VIDA Y PODER, EL CUAL VINO EN EL DÍA DE PENTECOSTÉS.

Edad de Esmirna, Una Exposición de las Edades de la Iglesia, Párrs. 152-155

El Apóstol Santiago dijo que el cuerpo sin el espíritu está muerto; del mismo modo, la Iglesia o el que dice ser creyente sin el Espíritu Santo está aún muerto en sus delitos y pecados; y, como se dice en Romanos 8:9, “no es de Él”, no somos Su propiedad, Él no es nuestro Señor.

5.       Usted afirma que Jesucristo es el nombre de Dios; pero, según Éxodo 3, cuando Moisés se encontró con Jehová Dios, Jehová (Yehováh en hebreo) es el nombre de Dios, y Jesús es el nombre, como el profeta lo dijo, de Su manifestación como Hombre (Juan 1:14). Si acaso no lo sabe, el nombre de Jesús, según copia de unos pergaminos que datan del siglo IX, se lee en hebreo “Yeshúa”; y que, como todo nombre hebreo, tiene un significado, y que el significado de “Yeshúa” es “Yehováh yoshía o salva”; por lo que es evidente que Su nombre, nada más, dio testimonio que la salvación pertenece a Dios, el Padre, como lo leemos en Isaías en algunas de sus citas.

Recientemente escuché a un ministro del Mensaje decir que Lutero habría restaurado “un poquito”, lo que me pareció absurdo; porque, desde la recuperación o restauración de la justificación por fe, es que el creyente y pueblo de Dios está inspirado o motivado a, solo por la fe, creer y recibir toda dádiva de Dios, que Él compró mediante la obra vicaria (por nosotros) y redentora de Jesús en la cruz. El fundamento de la justificación, aún si no fue perfecto, que Lutero permitió para ser compartida en la Iglesia de Dios es, sencillamente, una obra de Dios; de tal magnitud que, de no haber sido restaurada esta doctrina de fundamento, usted y yo, ni nadie, estaríamos hoy anhelando el Espíritu Santo para obrar en nuestras vidas. Es algo que, para mí, fue inclusive incomprendido por el mismo profeta, Hermano Branham; de allí que, en sus enseñanzas, parece darse muy poca importancia a este fundamento de la justificación; y que, por lo mismo, es que tenemos iglesias y ministros ignorantes de esta bendita gracia, arrogantes, errados y enseñando error.

Por favor, tome a bien mis observaciones; y que, si no son escriturales, conformes a la Palabra de Dios, ignórelas y corríjame, pero siempre con el fundamento que el Apóstol Pablo dejó, quién puso el fundamento para que, tanto Lutero, Wesley, los pentecostales y el Hermano Branham, siguieran edificando sobre lo mismo para la salud de Su Iglesia.

Emilio León

Lima – PERÚ

Viernes 25 de noviembre de 2022