14 Por esta
causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15 de
quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser
fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; 17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a
fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18 seáis
plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la
longitud, la profundidad y la altura, 19 y de
conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis
llenos de toda la plenitud de Dios.
Efesios 3:14-19
E |
n Romanos 15:4, el apóstol afirma que las Escrituras
tienen la virtud o gracia para consolarnos; y el Señor, hablando del
advenimiento del Espíritu Santo, dijo que una de Sus acciones sería la de
consolarnos (Juan 14:26; 15:26); por lo que, cuando el Espíritu Santo consuela,
esto lo hará –definitivamente- a través de las Escrituras; y que, además, esta
será la manera para saber si tenemos o no el Espíritu Santo.
Del mismo modo, si esperamos que dios nos
fortalezca con poder en el ser u hombre interior (conformado por nuestro
espíritu y el alma), la manera en que Él lo hará será mediante las Escrituras,
Su Palabra, no un recurso o rudimento humano o carnal.
Cuando Dios nos consuela y fortalece mediante
las Escrituras es con el objeto de que, en adelante, depositemos nuestra
confianza en Él y Su Palabra, que nos hagamos dependientes o dependamos solo en
Él y Su Palaba. Esta fue la actitud de todo genuino profeta de Dios; que, al
ver que Su Palabra dada a éste no falló; en una nueva ocasión, él volvió a
busca el rostro de Dios en oración para recibir Palabra de Dios. Y esta fue la
manera del Señor Jesús Quién, vez tras vez, busco Su Palabra en oración, en
muchas vigilias; para, al día siguiente, traer Palabra o Mensaje de Dios al
pueblo (Juan 17:6-8, 14).
Todos solemos tener desánimo hasta que
lleguemos a la estatura del varón perfecto, a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo (Efesios 4:13); y, cuando esto suceda, será porque el
consejo de Dios, habido en Su Palara, y Su sabiduría y misterios revelados a
nuestra alma nos harán fuertes para no sucumbir al desánimo o toda artimaña del
enemigo, para resistirle creyendo que Dios y Su Palabra son fieles para
llevarnos de triunfo en triunfo (2 Corintios 2:14), para alabanza de Su santo
nombre: Jehová (Yehováh en el hebreo).
El profeta y evangelista, Hermano Branham,
cuenta la historia de un anciano jefe indio que acudió a una de sus reuniones
por sanidad, y de su conflicto con el pecado. Seguidamente, la porción que da
cuenta de este comentario en relación a cómo fortalecer nuestro ser u hombre
interior:
36 Alguien me contó que él tuvo a
uno, una vez, que se había convertido, recibió el Espíritu
Santo, y le dijo a él: “¿Cómo le va?”
Y él dijo: “Muy
bien y muy mal”.
El dijo: “Bueno, ¿qué quiere decir
con muy mal y muy bien?”
El dijo: “Bueno, desde que yo
recibir el Espíritu Santo”, dijo él, “han habido dos perros en
mí, y uno de ellos es un perro negro y el otro es
un perro blanco”. Y dijo: “Ellos discuten todo el
tiempo”. Dijo: “Ellos gruñen y pelean el uno con el otro”. Y dijo:
“El perro blanco quiere que haga el bien; el perro negro quiere
que haga el mal”.
Dije: “Bueno, Jefe, ¿cuál de ellos
gana la pelea?”
37 Dijo: “Eso depende de a cuál
Jefe alimenta más”. Así que yo pienso que ésa es una buena respuesta
aquí. ¿Ven? Eso solamente depende de la pelea del cuerpo que está en
Uds.; depende a cuál le proveen Uds., a cuál naturaleza le proveen Uds.,
la naturaleza carnal tras las cosas del mundo, o la naturaleza espiritual
tras las cosas de Dios. Eso lo hace.
64-0830E Preguntas y respuestas # 4.
Jesús es nuestro ejemplo; y, tanto así, que Sus
discípulos aprendieron de Él para ser y hacer como Él; y, entre todos estos, el
ejemplo del apóstol Pablo nos es alentador; porque, igual que todos nosotros,
fue uno nacido en pecado (Salmo 51:5), un pecador como todos los que
descendemos de Adán; pero que, mediante la fe de Jesucristo y en Jesucristo,
mostró que es posible vivir victorioso por encima de todo pecado hasta el día
que Él nos vista de Su gloria por siempre, por toda la eternidad. Amén.