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a palabra «bendición» proviene del verbo
«bendecir», y que es la composición de las palabras «bien» y «decir», o sea
«decir bien» o «decir un bien»; y, cuando decimos que «Dios te bendiga»,
estamos comprometiendo a Dios, a Yehováh Dios, para que Él diga algo en bien o
favor de alguien, a quién queremos sea bendecido.
En tiempos bíblicos esto era
posible porque Yehováh Dios acostumbró manifestarse a Israel a través de Sus
profetas; de manera que, cuando se decía «Dios te bendiga», esto significaba
que Él dijera o decretara algo favorable a través del profeta; pero, como esto
era imposible por la multitud de habitantes en todo Israel, Yehováh decreto en
Su ley que, todo el que cumpliera en guardar Sus mandamientos, el tal sería
bendito o bendecido; y, seguidamente, Él hizo una lista de todas estas
bendiciones en el libro Deuteronomio, capítulo 28; donde, también, están
contenidas las maldiciones (haremos bien en leerlas).
Ya en el Nuevo Testamento se
narra que ninguno obedeció la ley de Yehováh Dios y que, por consiguiente,
todos éramos malditos; sin embargo, cada vez que un hombre y mujer piadosos
reconocían no haber cumplido con guardar la ley del pacto, éste confesaba su
pecado (como lo leemos en los libros de Esdras capítulo 9, Nehemías capítulo 9
y Daniel capítulo 9); y Yehováh Dios, porque reconocía la debilidad del hombre,
y porque incluso lo había instituido a través de los sacrificios en el templo,
Él perdonó a Su pueblo para, de esta manera, restituir Sus bendiciones. La
venida del Señor Jesús significó el deseo de Yehováh Dios para bendecirnos; porque,
a diferencia del Antiguo Testamento o Pacto, con Jesús no solo se nos ha
ofrecido perdón de pecados; sino, y por lo mismo, la promesa del Espíritu Santo
para empoderarnos en el ser interior y, en fe viva, poder cumplir los
mandamientos de Yehováh Dios.
Por esto, entre otras citas del
apóstol, en Efesios capítulo 1 y versículo 3 se dice:
«Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los
lugares celestiales en Cristo.»
¿Qué está diciendo el apóstol?
Que Yehováh Dios ya nos bendijo a través de Jesucristo, y que esto fue posible
mediante Su muerte en la cruz (Gálatas 3:13-14). De manera que, cuando digo
«Dios te bendiga», Él bien podría respondernos: «Ya lo hice en Mi Hijo
Jesucristo»; y todo lo que necesitaríamos hacer sería enterarnos de tales
bendiciones espirituales, leyendo los Evangelios, cartas apostólicas y el
Apocalipsis, donde están contenidos tales bendiciones y, conociéndolas, conocer
la posición y posesión que nos corresponde ante Yehováh Dios.
En el Antiguo Testamento se
acostumbró decir «Dios te bendiga»; pero, en el Nuevo Testamento, se declara
que ya fuimos bendecidos (Efesios 1:3); sin embargo, no está mal que lo
digamos; porque, inclusive, somos exhortados a bendecir, y no maldecir (Romanos
12:14) y, sobre todo, a bendecir a Yehováh Dios y Su Hijo Jesucristo (2
Corintios 1:3 y 1 Pedro 1:3). Decir algo bueno en favor de alguien, aún si es
nuestro enemigo y, mucho más, en favor de Yehováh Dios, lo admirable que Él es,
¿Verdad que sí?
¡Shalom!