sábado, 3 de junio de 2017

Ministrando al Señor

1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.
2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.
3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.
Hechos 13:1-3

U
n ministro es un siervo. Un ministerio es un puesto para estar sirviendo. Otra expresión para un “ministro de Dios” es “siervo de Dios”.

Los ministros o siervos de Dios sirven a Él por medio de servir al pueblo de Dios. Hay diferentes tipos de servicio, pero el resultado final es que el pueblo de Dios recibe edificación en Dios y en los caminos de Dios.

Los ministros o siervos están para ministrar o servir, Y NO PARA SER SERVIDOS como si fueran amos, ayos o mayordomos.

Cuando otras personas asisten a los siervos de Dios, debe ser con el entendimiento que el objetivo principal es para bendecir al pueblo de Dios en alguna manera para la edificación del reino eterno de Dios, asisten al siervo de Dios EN EL SERVICIO AL PUEBLO DE DIOS.

Hay siervos de Dios que sirven a Él por medio de ayunos y oraciones. Hay siervos de Dios que sirven a Él por medio la predicación de la Palabra (Efesios 4:11-13). Hay siervos de Dios que sirven a Él por medio de cuidar los detalles del mantenimiento del tabernáculo de reunión y finanzas (síndicos). Hay siervos de Dios que sirven a Él por medio de cuidar el orden en los servicios, dando consejos al pueblo en cosas que no sean preguntas difíciles (y por tanto deben ser referidos a los que sirven en la ministración de la Palabra), visitando a los pobres, huérfanos, enfermos, viudas y encarcelados con un propósito de buscar alguna manera en que pueden ayudar (diáconos).

Hay siervos de Dios que sirven a Él por medio manejar los asuntos de la oficina de la iglesia para que los ministros de la Palabra no tengan que ser cargados con tales detalles. Hay siervos de Dios que sirven a Él por medio de la adoración. Hay siervos de Dios que sirven a Él por medio de sus diezmos y ofrendas.

Solamente porque existen estos medios diferentes para servir a Dios y al pueblo de Dios, NO significa que cada manera de servicio sea completamente separado de los demás. Al contrario, normalmente hay muchas maneras como las maneras de servir se combinan. La visión que TODOS deben tener es para la edificación del cuerpo de Cristo.

Los que no sirven, de alguna manera, normalmente resultan ser detractores, o simiente de discrepancia.

Solamente hay dos ejércitos, y cada individuo tiene que escoger en qué lado de la guerra va a pelear. Los dos ejércitos existen aún en cada congregación local. Tenemos que reconocer este detalle, y que somos llamados por Dios para pelear en la guerra para Él, para el pueblo de Dios, y para el reino de Dios. Si entendemos este detalle bien, entonces no vamos a debilitar o desmayar a causas de las batallas.

James & Felipa Sargent

Obstante el amplio sentido del servir o ministrar al Señor dado por el Hermano James Sargent, en la porción que antecede, creo que Lucas 2:37 responde exactamente a la manera en que los santos en Antioquia (Hechos 13:1-3) ministraban o servían al Señor Jesús, tras lo cual el Espíritu Santo habló, y que es lo que tanto ansiamos en la iglesia hoy en día. Por el hecho de que los santos estuvieron ayunando, es muy probable que la reunión fue de oración, tal y como el Apóstol Pablo lo instruye en 1 Corintios 14, sobre la manifestación del Espíritu Santo en lenguas, interpretación de lenguas y profecía, intercediendo por la obra del Evangelio por las promesas de Dios para con los gentiles y porque, como bien lo leemos allí, el Espíritu Santo dice "los he llamado", como que ya habían sido llamados pero querían una confirmación ante la iglesia y que, muy probablemente, para esto es que se reunieron en ayuno, para orar en ayuno por este llamamiento que podemos advertirlo –más exactamente- respecto la comisión del Apóstol Pablo en el versículo 47 de este capítulo, y capítulo 26, versículos 16 al 18 de este mismo libro de Los Hechos.

Consideremos la porción de Lucas 2:36-38, donde se narra de Ana, la profetisa, quien servía o ministraba a Dios de noche y de día con ayunos y oraciones:

36 Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad,
37 y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.
38 Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.
Lucas 2:36-38

Busqué en la Concordancia Strong la palabra "servir" de esta cita en griego, y tiene una construcción parecida a la de la palabra "ministrar” de Hechos 13:2. Veamos la raíz etimológica para ambas palabras, y su significado:

Sirviendo (Lucas 2:37)
3000 latreuō
Ministrando (Hechos 13:2)
3008 leitourgeō
Servir por salario
Servir, ministrar, ya sea a los dioses o a los hombres e igualmente usados como esclavos u hombres libres

En el NT, para rendir servicio religioso u homenaje, para adorar
Para realizar servicios sagrados, ofrecer ofrendas, adorar a Dios en la observancia de los ritos instituidos para su adoración

De los sacerdotes, oficiar, ejecutar el sagrado oficio 


Servir al estado a su propio costo
Asumir una oficina que debe ser administrada a su propio costo
Desempeñar una función pública a su propio costo
Prestar servicio público al Estado
Hacer un servicio, realizar un trabajo

De sacerdotes y levitas que estaban ocupados con los sagrados ritos en el tabernáculo o el templo

De los cristianos que sirven a Cristo, ya sea por medio de la oración, o instruyendo a otros sobre el camino de la salvación, o de alguna otra manera

De quienes ayudan a los demás con sus recursos y alivian su pobreza

Por lo que concluyo que Lucas 2:37 explica la manera en que los santos en Antioquía ministraban o servían al Señor (Hechos 13:1-3), que apreciemos o valoremos nuestros servicios de oración, y más si lo hacemos en ayuno, buscando a Dios por Su dirección por algún objetivo o propósito para la gloria de Dios y Su reino. 

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