jueves, 11 de mayo de 2017

DIOS ES UN DIOS QUE GUSTA MANIFESTARSE ENTRE SU PUEBLO

A
 Dios le place manifestarse entre Su pueblo, entre los que Le creen, tanto para mostrar Su poder, Su gloria, como para santificar al pueblo, apartándolo del pecado, de la incredulidad a Su Palabra. Vivimos tiempos que prácticamente no tienen comparación con los tiempos Bíblicos, cuando la Iglesia primitiva era visitada continuamente por Dios, sea para convertir los corazones de más gente ordenada para Vida Eterna (Hechos 13:48), mostrando un Evangelio de poder por fe y para fe, o sea para santificar al pueblo ya convertido para, como se dice del propósito del don de profecía en 1 Corintios 14, para edificación, exhortación y consolación. Tal fue el grado de manifestación de Dios entre el pueblo –durante el primer siglo- que hasta dos murieron por mentir al Espíritu Santo, lo que causó temor en la Iglesia (Hechos 5:1-11). Y esa manifestación de Dios es la que necesitamos hoy para afianzar la justicia y santidad de Dios entre los santos.

¿Por qué esperamos o anhelamos que Dios se manifieste? –Porque Él es un Dios vivo. Si fuera un dios muerto, producto de nuestra imaginación y creación, evidentemente no esperaríamos su manifestación, ni la anhelaríamos pero, respecto al Dios de la Biblia, Él no solo tiene por natural o regular manifestarse entre Sus santos porque es un Dios vivo, SINO TAMBIÉN PORQUE LO HA PROMETIDO: “Y estas señales seguirán a los que creen…” (Marcos 16:17-18).

Desde el principio, cuando nuestros primeros padres pecaron, Dios consideró manifestarse, como una señal o muestra se Su interés por Su obra maestra: el Hombre y, porque esta obra maestra manifestaba Su imagen y semejanza, Su gloria, ahora por el pecado estaba dramáticamente alterado y pervertido; y Su manifestación tuvo el propósito de traer a manifestación un plan de redención, para traer Su obra maestra estropeada vuelta a la gloria con que fue creado en el principio.

A lo largo del Antiguo Testamento, vemos múltiples manifestaciones del poder de Dios para librar a Su pueblo del peligro y la necesidad y, en días de Moisés, el hombre que Dios usó para liberar a Su pueblo del yugo egipcio, hubieron tales manifestaciones del poder de Dios que –definitivamente- ni aun son emulados hasta nuestros días, incluso ni fueron emulados durante el ministerio de nuestro Señor Jesús, como el paso de la congregación a través del Mar Rojo, en seco, y las maravillas que Dios obró en favor de Su pueblo en su travesía por el desierto: Por ejemplo, de cómo el vestido y el calzado del pueblo no se envejeció (Deuteronomio 29:5), y de cómo Jehová Dios suplió pan y agua (Éxodo 16, Éxodo 17 y Números 20) a un pueblo –inclusive- contradictor y rebelde. ¡Y qué decir de las maravillas que Dios obró en días de Josué y, años después, en días de los Jueces, y los profetas Samuel, Elías y Eliseo!

Y llegado el tiempo de la manifestación de nuestro Señor Jesús, no solo Le vimos a Él hacer maravillas y prodigios, milagros y sanidades “porque Dios estaba con Él” (Hechos 10:38), sino que también nos prometió que, por virtud de nuestra fe en Él, las mismas señales y prodigios que se obraron en Su ministerio igualmente se manifestarían en todo creyente: “…El que en mí cree, las obras que Yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque Yo voy al Padre.” (Juan 14:12); de manera que podemos estar confiados y expectantes de Su manifestación, PORQUE ÉL LO PROMETIÓ.

Veamos algunas de Sus promesas para manifestarse entre Sus santos:

17 Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; 18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. (Marcos 16:17-18)

49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. (Lucas 24:49)

12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. 13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. (Juan 14:12-14)

21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. 22 Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? 23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. (Juan 14:21-23)

8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. (Hechos 1:8)

Seguidamente, cómo Dios se manifestó en la Iglesia primitiva en el libro de Los Hechos:

43 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. (Hechos 2:43)

16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. 29 Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, 30 mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. 31 Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. (Hechos 4:16, 29-31)

5 Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. 10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido. 11 Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas. 12 Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón. (Hechos 5:5, 10-12)

8 Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. (Hechos 6:8)

5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. 6 Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. 7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; 8 así que había gran gozo en aquella ciudad. 13 También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. (Hechos 8:6-8, 13)

6 Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. 7 Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. 8 Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. 9 Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. 10 Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. 11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba. (Hechos 12:6-11)

3 Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios. (Hechos 14:3)

12 Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. (Hechos 15:12)

18 Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora. 25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. (Hechos 16:18, 25-26)

11 Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, 12 de tal manera que aún se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían. (Hechos 19:11-12)

3 Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano. 4 Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. 5 Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció. 6 Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios. 7 En aquellos lugares había propiedades del hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solícitamente tres días. 8 Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó. 9 Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados; (Hechos 28:2-9)

Seguidamente, testimonio de la manifestación del poder, maravillas, señales y prodigios de Dios en las cartas del Apóstol Pablo para el tiempo presente:

18 Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, 19 con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo. (Romanos 15:18-19)

7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. 8 Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; 9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. 10 A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. 11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. (1 Corintios 12:7-11)

1 Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. 2 Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. 3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. 4 El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia. 24 Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; 25 lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros. 26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación. 31 Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados. (1 Corintios 14:1-4, 24-26, 31)

5 Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe? (Gálatas 3:5)

Y para el tiempo venidero:

18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
19 Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
21 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. (Romanos 8:18-23)

2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. (1 Juan 3:2)

¿Por qué Él está interesado en manifestarse? –Porque esa es la única forma para Él para santificarnos y usarnos para Su gloria y alabanza, para nuestra edificación, “porque separados de Mí nada podéis hacer” (Juan 15:5). La palabra santificar se traduce también como apartar, apartarnos del mundo y su influencia, porque el mundo entero está bajo el maligno (1 Juan 5:19). Cierto, tenemos la Palabra dada a través de los ministros, y que esa es la forma más eficaz para santificarnos (Juan 17:17), Y SIEMPRE Y CUANDO ESTÉN ACORDES CON EL ESPÍRITU DE LA PALABRA, DEL ESCRITO ESTÁ; sin embargo, estamos en tiempos sumamente peligrosos, tiempos de apostasía y apariencia de piedad, y ya muchos son los que medran la Palabra para dársela, adulterada, al pueblo; y que por ello mismo es que precisamos de una manifestación de Dios en nuestras vidas, en nuestras iglesias, que aún nuestros ministros procedan a temer la Palabra que, como bien lo dice el Profeta Isaías, “sea Él vuestro temor, y Él sea vuestro miedo.” (Isaías 8:13).

En 1 Corintios 14:1, el apóstol dice: “y procurad los dones espirituales”. La palabra procurar proviene del Griego zelóo, que literalmente se traduce por celo, pero que en el buen sentido se traduce por ardor, un celo en la búsqueda del bien, un deseo ardiente y persistente, un deseo sincero y esforzado hasta lograr lo que se aspira o anhela para beneficio. Pienso que esta es la razón del porqué no hay manifestación del Espíritu Santo en muchas iglesias y, en las que lo hay, sin doctrina para obtener el mayor provecho de los carismas en beneficio del Cuerpo, la Iglesia; ¡PORQUE MUCHOS NO LO ANHELAN!, y muchos no lo anhelan porque así son enseñados desde el púlpito. Sin embargo, el bien de esta manifestación está allí vigente, a la vista, “para edificación, exhortación y consolación” (v. 3); aún el don de lenguas, menospreciado por muchos por, según ellos, es el menor de los dones del Espíritu Santo; sin embargo, aun si fuera el menor de los dones, sigue siendo la manifestación de Dios, el Espíritu Santo para Su Iglesia, y deberíamos temer no atrevernos a decir algo en contra: “4 El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.” (v. 4).

Algunos enseñan que los dones o manifestaciones de carismas (dones) del Espíritu Santo ya no están vigentes para el tiempo presente, e intentan sostener su enseñanza en 1 Corintios 13:10: "mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará." porque, según ellos, YA TENEMOS LO QUE ES PERFECTO, LA BIBLIA, Y QUE NO NECESITAMOS NADA MÁS; sin embargo, fallan porque, SI BIEN NECESITAMOS NADA MÁS QUE LA BIBLIA, pues la Biblia es la que habla de la manifestación de estos carismas o dones del Espíritu Santo EN la Iglesia, y que el versículo 10 debemos leerlo en contexto con los versículos anteriores (8 y 9), de donde concluiríamos que los dones de ciencia o conocimiento y profecías terminarían su operación tan pronto "venga lo perfecto"; pero, aun cuando tenemos una Biblia perfecta y completa, ¿podríamos a atrevernos a declarar que ya no necesitamos que Dios se manifieste en Su Iglesia, y que basta con lo que los ministros predican desde el púlpito? Cuando notorio es que tenemos una Iglesia fraccionada en miles y miles de denominaciones y sectas, organizaciones que inclusive ni creen en el Espíritu Santo, con doctrinas antagónicas entre una y todas, y que por ello mismo precisamos Su manifestación para, entre tanta contradicción, tanta interpretación privada y fuera de contexto, Dios levante un pueblo que cumpla Juan 17:20-23 y Efesios 4:11-16, ¡PARA GLORIA DE SU NOMBRE! Así, a la luz del contexto de 1 Corintios 13:8-10, el cese de las profecías, lenguas e interpretación de lenguas, de ciencia o conocimiento y otros dones está en futuro y nadie, por razón de que se está manifestando una Iglesia con muchos aspectos por restaurar, debería atreverse a declarar y menos enseñar el cese de los dones del Espíritu Santo. Necesitamos el don de discernimiento de espíritus, porque está claro que demonios han ingresado en las iglesias e, inclusive, están predicando a través de ministros, ¡TRAYENDO DOCTRINAS DE DEMONIOS!; y ver, como en días del Apóstol Pedro, a otro Ananías y Safira caer muertos por ser irreverentes a Dios. Oro porque ello suceda.

Desee, anhele, aspire, arda por la manifestación de Dios en usted mismo, en su hogar, en su iglesia local, y que Su manifestación sea causa de santidad juntamente con la Palabra impartida desde el púlpito o mientras la leemos en actitud de oración.


La gracia de Jesucristo sea con todos ustedes. Amén.

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