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Dios le place manifestarse entre Su pueblo,
entre los que Le creen, tanto para mostrar Su poder, Su gloria, como para
santificar al pueblo, apartándolo del pecado, de la incredulidad a Su Palabra.
Vivimos tiempos que prácticamente no tienen comparación con los tiempos
Bíblicos, cuando la Iglesia primitiva era visitada continuamente por Dios, sea
para convertir los corazones de más gente ordenada para Vida Eterna (Hechos
13:48), mostrando un Evangelio de poder por fe y para fe, o sea para santificar
al pueblo ya convertido para, como se dice del propósito del don de profecía en
1 Corintios 14, para edificación, exhortación y consolación. Tal fue el grado
de manifestación de Dios entre el pueblo –durante el primer siglo- que hasta
dos murieron por mentir al Espíritu Santo, lo que causó temor en la Iglesia (Hechos
5:1-11). Y esa manifestación de Dios es la que necesitamos hoy para afianzar la
justicia y santidad de Dios entre los santos.
¿Por
qué esperamos o anhelamos que Dios se manifieste? –Porque Él es un Dios vivo.
Si fuera un dios muerto, producto de nuestra imaginación y creación,
evidentemente no esperaríamos su manifestación, ni la anhelaríamos pero, respecto
al Dios de la Biblia, Él no solo tiene por natural o regular manifestarse entre
Sus santos porque es un Dios vivo, SINO TAMBIÉN PORQUE LO HA PROMETIDO: “Y
estas señales seguirán a los que creen…” (Marcos 16:17-18).
Desde
el principio, cuando nuestros primeros padres pecaron, Dios consideró
manifestarse, como una señal o muestra se Su interés por Su obra maestra: el
Hombre y, porque esta obra maestra manifestaba Su imagen y semejanza, Su
gloria, ahora por el pecado estaba dramáticamente alterado y pervertido; y Su
manifestación tuvo el propósito de traer a manifestación un plan de redención,
para traer Su obra maestra estropeada vuelta a la gloria con que fue creado en
el principio.
A
lo largo del Antiguo Testamento, vemos múltiples manifestaciones del poder de
Dios para librar a Su pueblo del peligro y la necesidad y, en días de Moisés,
el hombre que Dios usó para liberar a Su pueblo del yugo egipcio, hubieron
tales manifestaciones del poder de Dios que –definitivamente- ni aun son
emulados hasta nuestros días, incluso ni fueron emulados durante el ministerio
de nuestro Señor Jesús, como el paso de la congregación a través del Mar Rojo,
en seco, y las maravillas que Dios obró en favor de Su pueblo en su travesía
por el desierto: Por ejemplo, de cómo el vestido y el calzado del pueblo no se
envejeció (Deuteronomio 29:5), y de cómo Jehová Dios suplió pan y agua (Éxodo
16, Éxodo 17 y Números 20) a un pueblo –inclusive- contradictor y rebelde. ¡Y
qué decir de las maravillas que Dios obró en días de Josué y, años después, en
días de los Jueces, y los profetas Samuel, Elías y Eliseo!
Y
llegado el tiempo de la manifestación de nuestro Señor Jesús, no solo Le vimos
a Él hacer maravillas y prodigios, milagros y sanidades “porque Dios estaba con
Él” (Hechos 10:38), sino que también nos prometió que, por virtud de nuestra fe
en Él, las mismas señales y prodigios que se obraron en Su ministerio
igualmente se manifestarían en todo creyente: “…El que en mí cree, las obras
que Yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque Yo voy al Padre.”
(Juan 14:12); de manera que podemos estar confiados y expectantes de Su
manifestación, PORQUE ÉL LO PROMETIÓ.
Veamos algunas de
Sus promesas para manifestarse entre Sus santos:
17
Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios;
hablarán nuevas lenguas; 18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa
mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
(Marcos 16:17-18)
49
He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos
vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde
lo alto. (Lucas 24:49)
12
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las
hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. 13 Y todo lo que
pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en
el Hijo. 14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. (Juan 14:12-14)
21
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me
ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. 22 Le dijo
Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no
al mundo? 23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y
mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. (Juan 14:21-23)
8
pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y
me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último
de la tierra. (Hechos 1:8)
Seguidamente,
cómo Dios se manifestó en la Iglesia primitiva en el libro de Los Hechos:
43
Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por
los apóstoles. (Hechos 2:43)
16
diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha
sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo
podemos negar. 29 Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos
que con todo denuedo hablen tu palabra, 30 mientras extiendes tu mano para que
se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo
Jesús. 31 Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y
todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de
Dios. (Hechos 4:16, 29-31)
5
Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los
que lo oyeron. 10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando
entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a
su marido. 11 Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que
oyeron estas cosas. 12 Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales
y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón.
(Hechos 5:5, 10-12)
8
Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre
el pueblo. (Hechos 6:8)
5
Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. 6
Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y
viendo las señales que hacía. 7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos,
salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; 8
así que había gran gozo en aquella ciudad. 13 También creyó Simón mismo, y
habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes
milagros que se hacían, estaba atónito. (Hechos 8:6-8, 13)
6
Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo
entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta
custodiaban la cárcel. 7 Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una
luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó,
diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. 8 Le dijo
el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete
en tu manto, y sígueme. 9 Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad
lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. 10 Habiendo pasado
la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la
ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y
luego el ángel se apartó de él. 11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora
entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la
mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba. (Hechos
12:6-11)
3
Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en
el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se
hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios. (Hechos 14:3)
12
Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban
cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los
gentiles. (Hechos 15:12)
18
Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y
dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y
salió en aquella misma hora. 25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas,
cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 26 Entonces sobrevino de repente
un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y
al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.
(Hechos 16:18, 25-26)
11
Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, 12 de tal manera que
aún se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las
enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían. (Hechos 19:11-12)
3
Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una
víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano. 4 Cuando los naturales
vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este
hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. 5
Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció. 6 Ellos estaban
esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado
mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era
un dios. 7 En aquellos lugares había propiedades del hombre principal de la
isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solícitamente tres días. 8 Y
aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de
disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las
manos, y le sanó. 9 Hecho esto, también los otros que en la isla tenían
enfermedades, venían, y eran sanados; (Hechos 28:2-9)
Seguidamente,
testimonio de la manifestación del poder, maravillas, señales y prodigios de
Dios en las cartas del Apóstol Pablo para el tiempo presente:
18
Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la
obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, 19 con potencia de
señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde
Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del
evangelio de Cristo. (Romanos 15:18-19)
7
Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. 8
Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de
ciencia según el mismo Espíritu; 9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro,
dones de sanidades por el mismo Espíritu. 10 A otro, el hacer milagros; a otro,
profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de
lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. 11 Pero todas estas cosas las
hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él
quiere. (1 Corintios 12:7-11)
1
Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que
profeticéis. 2 Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a
Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. 3 Pero el
que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.
4 El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza,
edifica a la iglesia. 24 Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o
indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; 25 lo oculto de su
corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios,
declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros. 26 ¿Qué hay, pues,
hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina,
tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para
edificación. 31 Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos
aprendan, y todos sean exhortados. (1 Corintios 14:1-4, 24-26, 31)
5
Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros,
¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe? (Gálatas 3:5)
Y para el tiempo
venidero:
18
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son
comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
19
Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los
hijos de Dios.
20
Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por
causa del que la sujetó en esperanza;
21
porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción,
a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
22
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de
parto hasta ahora;
23
y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del
Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la
adopción, la redención de nuestro cuerpo. (Romanos 8:18-23)
2
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de
ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque
le veremos tal como él es. (1 Juan 3:2)
¿Por
qué Él está interesado en manifestarse? –Porque esa es la única forma para Él
para santificarnos y usarnos para Su gloria y alabanza, para nuestra
edificación, “porque separados de Mí nada podéis hacer” (Juan 15:5). La palabra
santificar se traduce también como apartar, apartarnos del mundo y su influencia, porque el mundo entero está bajo
el maligno (1 Juan 5:19). Cierto, tenemos la Palabra dada a través de los
ministros, y que esa es la forma más eficaz para santificarnos (Juan 17:17), Y SIEMPRE Y CUANDO ESTÉN ACORDES CON EL ESPÍRITU DE LA PALABRA, DEL ESCRITO ESTÁ;
sin embargo, estamos en tiempos sumamente peligrosos, tiempos de apostasía y
apariencia de piedad, y ya muchos son los que medran la Palabra para dársela,
adulterada, al pueblo; y que por ello mismo es que precisamos de una
manifestación de Dios en nuestras vidas, en nuestras iglesias, que aún nuestros
ministros procedan a temer la Palabra que, como bien lo dice el Profeta Isaías,
“sea Él vuestro temor, y Él sea vuestro miedo.” (Isaías 8:13).
En
1 Corintios 14:1, el apóstol dice: “y procurad los dones espirituales”. La
palabra procurar proviene del Griego zelóo, que literalmente se traduce por celo, pero que en el buen sentido se
traduce por ardor, un celo en la búsqueda del bien, un deseo ardiente y persistente, un deseo sincero y esforzado hasta lograr
lo que se aspira o anhela para beneficio. Pienso que esta es la razón del
porqué no hay manifestación del Espíritu Santo en muchas iglesias y, en las que
lo hay, sin doctrina para obtener el mayor provecho de los carismas en
beneficio del Cuerpo, la Iglesia; ¡PORQUE MUCHOS NO LO ANHELAN!, y muchos no lo
anhelan porque así son enseñados desde el púlpito. Sin embargo, el bien de esta
manifestación está allí vigente, a la vista, “para edificación, exhortación y
consolación” (v. 3); aún el don de lenguas, menospreciado por muchos por, según
ellos, es el menor de los dones del Espíritu Santo; sin embargo, aun si fuera
el menor de los dones, sigue siendo la manifestación de Dios, el Espíritu Santo
para Su Iglesia, y deberíamos temer no atrevernos a decir algo en contra: “4 El
que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza,
edifica a la iglesia.” (v. 4).
Algunos enseñan que los dones o manifestaciones de carismas (dones) del Espíritu Santo ya no están vigentes para el tiempo presente, e intentan sostener su enseñanza en 1 Corintios 13:10: "mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará." porque, según ellos, YA TENEMOS LO QUE ES PERFECTO, LA BIBLIA, Y QUE NO NECESITAMOS NADA MÁS; sin embargo, fallan porque, SI BIEN NECESITAMOS NADA MÁS QUE LA BIBLIA, pues la Biblia es la que habla de la manifestación de estos carismas o dones del Espíritu Santo EN la Iglesia, y que el versículo 10 debemos leerlo en contexto con los versículos anteriores (8 y 9), de donde concluiríamos que los dones de ciencia o conocimiento y profecías terminarían su operación tan pronto "venga lo perfecto"; pero, aun cuando tenemos una Biblia perfecta y completa, ¿podríamos a atrevernos a declarar que ya no necesitamos que Dios se manifieste en Su Iglesia, y que basta con lo que los ministros predican desde el púlpito? Cuando notorio es que tenemos una Iglesia fraccionada en miles y miles de denominaciones y sectas, organizaciones que inclusive ni creen en el Espíritu Santo, con doctrinas antagónicas entre una y todas, y que por ello mismo precisamos Su manifestación para, entre tanta contradicción, tanta interpretación privada y fuera de contexto, Dios levante un pueblo que cumpla Juan 17:20-23 y Efesios 4:11-16, ¡PARA GLORIA DE SU NOMBRE! Así, a la luz del contexto de 1 Corintios 13:8-10, el cese de las profecías, lenguas e interpretación de lenguas, de ciencia o conocimiento y otros dones está en futuro y nadie, por razón de que se está manifestando una Iglesia con muchos aspectos por restaurar, debería atreverse a declarar y menos enseñar el cese de los dones del Espíritu Santo. Necesitamos el don de discernimiento de espíritus, porque está claro que demonios han ingresado en las iglesias e, inclusive, están predicando a través de ministros, ¡TRAYENDO DOCTRINAS DE DEMONIOS!; y ver, como en días del Apóstol Pedro, a otro Ananías y Safira caer muertos por ser irreverentes a Dios. Oro porque ello suceda.
Algunos enseñan que los dones o manifestaciones de carismas (dones) del Espíritu Santo ya no están vigentes para el tiempo presente, e intentan sostener su enseñanza en 1 Corintios 13:10: "mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará." porque, según ellos, YA TENEMOS LO QUE ES PERFECTO, LA BIBLIA, Y QUE NO NECESITAMOS NADA MÁS; sin embargo, fallan porque, SI BIEN NECESITAMOS NADA MÁS QUE LA BIBLIA, pues la Biblia es la que habla de la manifestación de estos carismas o dones del Espíritu Santo EN la Iglesia, y que el versículo 10 debemos leerlo en contexto con los versículos anteriores (8 y 9), de donde concluiríamos que los dones de ciencia o conocimiento y profecías terminarían su operación tan pronto "venga lo perfecto"; pero, aun cuando tenemos una Biblia perfecta y completa, ¿podríamos a atrevernos a declarar que ya no necesitamos que Dios se manifieste en Su Iglesia, y que basta con lo que los ministros predican desde el púlpito? Cuando notorio es que tenemos una Iglesia fraccionada en miles y miles de denominaciones y sectas, organizaciones que inclusive ni creen en el Espíritu Santo, con doctrinas antagónicas entre una y todas, y que por ello mismo precisamos Su manifestación para, entre tanta contradicción, tanta interpretación privada y fuera de contexto, Dios levante un pueblo que cumpla Juan 17:20-23 y Efesios 4:11-16, ¡PARA GLORIA DE SU NOMBRE! Así, a la luz del contexto de 1 Corintios 13:8-10, el cese de las profecías, lenguas e interpretación de lenguas, de ciencia o conocimiento y otros dones está en futuro y nadie, por razón de que se está manifestando una Iglesia con muchos aspectos por restaurar, debería atreverse a declarar y menos enseñar el cese de los dones del Espíritu Santo. Necesitamos el don de discernimiento de espíritus, porque está claro que demonios han ingresado en las iglesias e, inclusive, están predicando a través de ministros, ¡TRAYENDO DOCTRINAS DE DEMONIOS!; y ver, como en días del Apóstol Pedro, a otro Ananías y Safira caer muertos por ser irreverentes a Dios. Oro porque ello suceda.
Desee,
anhele, aspire, arda por la manifestación de Dios en usted mismo, en su hogar,
en su iglesia local, y que Su manifestación sea causa de santidad juntamente
con la Palabra impartida desde el púlpito o mientras la leemos en actitud de oración.
La gracia de
Jesucristo sea con todos ustedes. Amén.
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