sábado, 7 de enero de 2017

Jesucristo Mismo: la Principal Piedra del Ángulo

Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo (Efesios 2:20)

El Apóstol Pablo nos dice aquí que la principal Piedra del Ángulo, en el establecimiento del Fundamento sobre el cual se edifica el edificio de la Iglesia de Dios o los santos de Dios, es Jesucristo mismo. En el original griego no se dice la expresión “principal”, esa expresión no aparece, sin embargo los escribas la incorporaron como para magnificar la importancia de Jesucristo mismo en la elaboración de ese Fundamento, todo lo que Él implica en ese fundamento que, valga la redundancia, fundamenta el Evangelio de Dios, el Evangelio que predicó el Señor y, después, Sus discípulos, y hoy todo genuino hombre de Dios.

En aquellos tiempos el fundamento estaba establecido, como hoy, en cuadrado, para desde allí edificar una casa, un templo, un edificio y, por consiguiente, este fundamento llegaba a estar constituido por cuatro ángulos. En cada ángulo, el constructor o perito arquitecto incorporaba una piedra de gran dimensión que sirviera de apoyo a las otras piedras de fundamento que se irían apilando, una tras otra, hasta llegar al siguiente ángulo donde, igualmente, yacía otra Piedra de Ángulo o Piedra Angular. Finalmente, habían cuatro Piedras Angulares, y el apóstol nos dice Jesucristo mismo es esa Piedra Angular en cada ángulo del Fundamento o Base en la construcción del edificio; lo que no significa que hayan cuatro Jesucristos, no, pero sí cuatro Evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, los que sirvieron a los apóstoles para, buscando Luz en la Ley y los Profetas, en el Antiguo Testamento, cuidaran de que este Fundamento necesariamente estuviera establecido sobre Jesucristo mismo, el Autor y Consumador de la fe, de Quién justamente hablaron los profetas de la antigüedad inspirados por el Espíritu Santo, y de Quién los tipos y sombras contenidos a lo largo de TODO el Antiguo Testamento daban testimonio. Sin Jesucristo no hay sentido en el Evangelio que creemos y predicamos, sin Él realmente no hay Evangelio o Buena Noticia. El Evangelio está fundado en Jesucristo, y los apóstoles y profetas tuvieron cuidado, temor de Dios, por cuidar que Él fuera la Piedra Angular, la Piedra Confiable sobre Quién el resto de piedras encontraran apoyo y fundamento para establecer, valga la redundancia, un Fundamento confiable y estable, en cuadrado, sobre lo cual edificar el edificio de Dios, un edificio espiritual como lo dice el Apóstol Pedro.

Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
Vosotros también, como piedras vivas [observen que aquí se dice que los santos también son “piedras vivas”, tal como Él es “Piedra Viva” (v. 4)], sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
1 Pedro 2:4-5

Finalmente, cuando el apóstol escribe su primera carta a los Corintios y, a través de ello, a todos nosotros, a los santos de los últimos días, él hace esta necesaria y solemne declaración:

Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca [significando la calidad del material que se usa para sobre-edificar],
La obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego [pasará por la Gran Tribulación].
1 Corintios 3:11-15

Aquí, como podemos leerlo, no está en discusión el Fundamento (recordando que Apóstol Pablo fue el perito arquitecto quién tuvo el privilegio y encomienda de Dios para poner este fundamento, v. 10), pero se nos reclama cuidado en el momento de sobreedificar. Todo constructor sabe que, para que un edificio tenga consistencia, el material que sirve para sobre-edificar un edificio, debe ser del mismo material que el del fundamento. En efecto, el Apóstol Pedro nos lo recordó en su primera carta: “Vosotros también, como piedras vidas”, tal y como Él es “Piedra Vida” (1 Pedro 2:4-5); y si el Señor Jesucristo es el Verbo o Palabra, entonces nosotros igualmente debemos ser lo Mismo, Palabra desde principio a fin. Y pienso que allí radica el problema de muchos ministerios, en muchas iglesias de las así llamadas “Evangélicas”, “Cristianas”, “Protestantes”, y hoy “Carismáticas”, en que no necesariamente usan Palabra para sobre edificar, sino sus propios criterios, sus interpretaciones, incorporando cosas esplendorosas (oro, plata, piedras preciosas) o algo sencillo o modesto, como para significar “humildad” (madera, heno, hojarasca), cuando lo único que tenemos que utilizar es la sola Palabra de Dios, sin agregarle y restarle nada.

Así, cuando vemos que existen iglesias que pretender sobreedificar con enseñanzas que admiten a la mujer usurpando el ministerio de Efesios 4:11, como pastor y maestro, y hasta como profetas (no les gusta que las traten de “profetizas”), me pregunto si no están sobreedificando con una interpretación atrevida e irreverente que no les conducirá a nada sino a la Gran Tribulación y, lo que es peor, según las palabras del Señor mismo en Apocalipsis 22:18-19:

Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro [eso será durante la Gran Tribulación, durante la visitación de Dios a los Judíos, al Israel espiritual y, después, el derramamiento de las Copas de la Ira de Dios],
Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro [lo cual es peor].

Cuando vemos mujeres prácticamente vistiéndose mundanamente, prácticamente impías, mostrando la desnudes de sus cuerpos, con escotes mostrando los pechos desnudos; con el cabello corto como hombres, pintadas como una prostituta, y realmente ataviadas como prostitutas, con pantalones cada vez más ajustados al cuerpo mostrando o poniendo al descubierto sus partes íntimas, que ellas deberían cubrir para un solo hombre; me pregunto si no están sobreedificando sobre un mal concepto que se tiene del Fundamento, el Cual es Jesucristo, cuando Él es puro, apartado de la mundanalidad que nos rodea e intenta socavar la Iglesia del Dios vivo. Oh, sí, sé que las mujeres han logrados grandes logros en estos últimos tiempos y, primordialmente, que se las respete como bien nos lo enseña Dios en Su Palabra, tratándolas como a vasos más frágiles; dándoles el lugar y honor que ellas merecen; como también nos alegra que prosperen en lo intelectual; y también han llegado a ser presidentas en muchos países de Latinoamérica y, recientemente, en los EEUUA una mujer pudo llegar a ser su primera presidenta; sin embargo, ese no fue el plan de Dios para con la mujer, ni con Su pueblo; y hoy las iglesias están sobreedificando con fundamento mundano, invocando el Nombre que es sobre todo nombre, Jesús, cierto pero, a la vez, con tal torpe percepción de lo que ese Nombre implica que vienen contaminando la casa de Dios, tan igual como fue en días del Templo en medio de Jerusalén, cuando Dios reveló sobre esta contaminación a Su profeta Ezequiel (Ezequiel, capítulos 8, 9, 10 y 11). Sin embargo, la admonición sigue siendo la misma:

¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio.
Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos.
Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos.
Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro:
Sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro,
Y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.
1 Corintios 3:16-23

Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?
Mas espero que conoceréis que nosotros no estamos reprobados.
Y oramos a Dios que ninguna cosa mala hagáis; no para que nosotros aparezcamos aprobados, sino para que vosotros hagáis lo bueno, aunque nosotros seamos como reprobados.
Porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad.
2 Corintios 13:5-8

Esto es una reprensión para un genuino hijo e hija de Dios que aspira estar correcto con Dios, su Padre, su Redentor, y para pastores y maestros que parecen, en vez de vestir a la Iglesia que Él compró con Su propia Sangre, estar desvistiéndola, desnudándola para presentarla como una prostituta atractiva a un mundo que no quiere a Dios, sino religión, algo que manejar, manipular, ordenar y dominar, haciendo una imagen a aquella prostituta de Apocalipsis 17 y 18. De razón el apóstol escribió:

Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. (2 Pedro 2:1)

Y hoy vemos que esa profecía o declaración se está cumpliendo a cabalidad, a la luz de todos, para todos los gustos tal como el apóstol profetizó en 2 Timoteo 4:3-4:

Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
Y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.

¿Estamos, pues, sobreedificando con solo Palabra de Dios, en todo momento, o con interpretación privada, dogmas, concilios y sistemas humanos? Pero, gracias a Dios, Él tiene una Iglesia predestinada para ser santos y sin mancha delante de Él (Efesios 1:4-5; 5:26-27). ¿Cómo lo hará? Mediante el mismo Fundamento que nos confió a través de Su apóstol, maestro, predicador y profeta, el Apóstol Pablo. Y que Dios nos ayude a no fallar al leer las cartas o epístolas del apóstol, el perito arquitecto de este Fundamento, Jesucristo, la Palabra del incambiable Dios.


¡Shalom!

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