sábado, 7 de enero de 2017

Mirando el Fundamento, Cristo, la Gloria de Dios

10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.
11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
1 Corintios 3:10-11

Cuando un constructor está construyendo un edificio, una casa, él lo primero que debió haber establecido al principio de la construcción es un fundamento que permita continuar edificando con sentido o dirección, con visión de acabar el edificio. En días antiguos, el concepto de fundamento evidentemente fue muy primitivo, rudimentario pero, obstante que el avance de este concepto ha ido en aumento con los años, siglos y milenios, lo cierto es que el fundamento representó un principio indispensable sin lo cual no se podría estar construyendo una casa o edificio seguro. Hoy, por ejemplo en el Japón, un país frecuentemente afectado por sismos de alta intensidad, se usan técnicas antisísmicas para la construcción de las viviendas y edificios, de tal forma que, cuando hay un temblor de tierra o terremoto, es sintomático ver a los japoneses rara vez salir de sus viviendas: eso es porque están más seguros dentro de ella, que fuera. El fundamento es tan confiable que hace que las viviendas y edificios sean igualmente confiables. Así, el fundamento, que también se traduce como principio (porque es un elemento con que se inicia o principia la edificación de una vivienda o edificio), es importante para seguir edificando sobre éste.

En la cita que nos ocupa, el apóstol nos dice que él fue designado ser el perito arquitecto para la construcción del edificio o casa de Dios: Su Iglesia y que, cuando él colocó el fundamento o principio, él puso a Jesucristo: Jesucristo es el fundamento. En Efesios 2:20, el mismo apóstol inclusive describe al Señor Jesucristo, a la revelación de la Persona de Jesús como la Principal Piedra del Ángulo que, en tiempos antiguos, era una de las piedras del fundamento colocado al principio de toda edificación, colocada justamente en la esquina del área de fundamento. Era la piedra principal porque era una piedra bastante grande e importante que orientaría la colocación de las otras piedras de fundamento y, también, las piedras que se irían asentando encima del fundamento. Jesús es tan importante en la edificación de este edificio, tanto que el salmista dijo: “Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican;” (Salmo 127:1ª) y, paradójicamente, aun con esta admonición, cuando Jesús, la Principal Piedra del Ángulo, vino, los edificadores no le consideraron para edificar la casa que Dios les estaba demandando edificar.

Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras:
La piedra que desecharon los edificadores,
Ha venido a ser cabeza del ángulo.
El Señor ha hecho esto,
Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?
San Mateo 21:42

Cuando un constructor sigue sobreedificando, él lo hace considerando el fundamento; él lanza una plomada desde lo alto hacia el fundamento y, de esta manera, él se guía para no salirse del orden que le proyecta el fundamento. Eso es lo que el apóstol nos dice, para quienes están en las labores de sobreedificar la Casa de Dios, “y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica”. Como en lo natural no podemos sobreedificar como a nosotros nos place, o como mi teología lo dice, porque nada nos asegura que lo estemos haciendo bien a menos que sigamos la plomada que parte del fundamento (podríamos estar haciendo una pared inclinada, y eso colapsaría, etc.); igualmente en lo Espiritual, no podemos incorporar a la construcción de la Casa de Dios otro material sino de la misma naturaleza que el fundamento, Jesucristo, y Él es la Palabra: “En el principio era el Verbo [Palabra], y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” (San Juan 1:1).

En Colosenses 1:16, el apóstol nos dice:

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

Cuando Dios creó los cielos y la tierra, el universo, y todo cuanto en ellos hay, lo visible e invisible, Él lo hizo sobre el fundamento de Cristo y, cada día de la creación que fue transcurriendo, todo cuanto Él creó fue en Él, Cristo, el Ungido de Dios, la Imagen del Dios invisible (v. 15); y ese mismo patrón ahora Él espera se considere en la edificación de la Casa de Dios porque, temerariamente, hay quienes ponen otro fundamento que el que fue puesto por el perito arquitecto, el apóstol Pablo: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.” Con razón, los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de Sus manos, ¿por qué? Porque todo fue hecho en Cristo, el Plano, el Fundamento, la Imagen del Dios Viviente, la Gloria de Dios.

La Palabra de Dios expresa el carácter de Dios y, de la misma manera, el carácter de los Hijos e Hijas de Dios, que es lo que hace que exista comunión entre ellos.

20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
San Juan 17:20-23

Por consiguiente, la única forma que nos puede garantizar esta unidad entre hermanos y hermanas de una iglesia cristiana es que nuestro fundamento sea Su Palabra; y esa es la única forma para ser uno con Él mismo, así como Jesús fue UNO con Su Padre. ¿Por qué el Señor Jesús fue UNO con el Padre? Porque Él era la Palabra. La Palabra de Dios es la única forma de ser UNO con Dios; y así el Edificio, la Casa de Dios se va edificando armoniosamente con todas sus partes entrelazándose, apoyándose los unos sobre los otros, y todos sobre el Fundamento, Jesucristo, la Palabra, el carácter de Dios para imitar.

15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
Efesios 4:15-16

Comúnmente se suele decir que “Dios no comparte Su gloria con los hombres” (Isaías 42:8); pero la compartió con Jesucristo, Hombre; Él es “el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (Hebreos 1:3). Y esta generación verá la manifestación gloriosa de los Hijos de Dios (Romanos 8:19-21), manifestando a Dios en Cristo Jesús, la Imagen del Dios invisible, la gloria de Dios en Hombres y Mujeres predestinados para manifestarle como Él es, por razón de Su Palabra, por razón del Fundamento, Jesucristo. Amén.


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