sábado, 25 de marzo de 2017

Jesús del Nuevo Testamento es Jehová del Antiguo Testamento

E
l año pasado, como todos Uds. saben, lo cual está impreso y también el testimonio está en las cintas. Yo estaba sentado en un cierto lugar aquí en Indiana adonde el Señor Dios bajó y me habló, que, mi segundo ministerio estaba a punto de comenzar en el futuro cercano. Y allí fueron habladas a la existencia tres ardillas. Todos Uds. saben la historia, estoy seguro. De alguna manera, subiendo por el camino, mientras los demás muchachos se bajaron para cazar, tuve un sentir raro de volver a este lugar de nuevo. Era antes del amanecer, lluvioso, y ni aun sabía si podrían ellos cazar o no, pero yo deseaba llegar allí a ese campo. Ir de casería significa “salir solo para orar.” Y paré el carro y me bajé, crucé la carretera, y entré al bosque, y era antes del amanecer, y el alba era como gris.

Me había parado y había orado, como siempre, y le estaba diciendo a mi Padre que me proveyera lo necesario. Yo no creo en malgastar nada, ni en destruir; nunca en mi vida le he tirado a un pajarito ni a ninguna otra cosa no más para tirar al blanco. Lo que mato lo cómo, o se lo doy a alguien más que sí se lo come. Yo no creo en malgastar nada. Yo no creo en hacer esas cosas, porque no es correcto.
     Luego mientras di la vuelta y comencé a caminar por el caminito conocido al lado de un pasto y que cruza a un bosque en forma de una L, algo raro sucedió. En toda mi experiencia, nunca he tenido algo como esto. Miré hacia el pico del cerrito a mi izquierda de donde estaba parado, y allí, saliendo como de la copa del cerro, vi tres arcos iris. Y estaban como a la altura de treinta pies. Al principio miré y vi la luz y seguí caminando, porque pensé que era la salida del sol. Pero al pensar por segunda vez, no era hacia el sol, sino hacia el sur. Y otra cosa, el cielo estaba parejo, con nubes y lluvias, lloviendo por todos lugares. Y era el 25 de Agosto, el viernes pasado, Uds. saben cómo estaba lloviendo. Todo el cielo estaba nublado parejito.

Miré nuevamente, y allí estaban de nuevo, creciendo más alto y más alto, tres arco iris. Me quité el sombrero. Recosté mi rifle. Comencé a caminar hacia allá con mis manos en alto. Luego, como que algo me decía, “hasta allí no más.” Me iba a sentar para quitarme las botas, para ver si podía caminar un poco más cerca. Pero llegué hasta unas cuantas yardas de ello, entonces vi el color que tenía, como una neblina moviéndose, lloviznando. Me paré quieto por unos momentos porque esto estaba saliendo de la cumbre del cerrito. Me quedé viendo los tres arco iris (uno a la derecha, uno a la izquierda, y uno en el centro), se unían como en una olla. Sea lo que sea, pero tenía vida, estaba moviéndose y haciendo mociones. Me quedé parado mientras el alba estaba grisesito.

Volví y miraba otra vez, y clamé, “Oh Dios, ¿qué cosa quieres que Tu siervo conozca?” En ese instante el Espíritu de Dios bajó y dijo, “Jesús del Nuevo Testamento es Jehová del Antiguo Testamento; El únicamente cambió Su máscara de Espí­ritu a Hombre.” Eso fue confirmación ‘desde luego’ de mi mensaje de El; dándome a saber, asegurándome que estos treinta y un años no han sido en vano.

Al comenzar a acercarme, esto comenzó a menguar; entonces bajó y entró en esta cosa como una olla, y desapareció. Me acerqué más. Tenía miedo de llegar más cerca, porque El me había parado antes de llegar.

Volví y noté que la Luz, la manera que estaba brillando a mi favor, estaba exactamente en línea con el árbol adonde estaba sentado el año pasado, adonde aparecieron las ardillas. Como unos treinta y cinco o cuarenta minutos después bajé por el bosque y crucé por los arroyos y cosas, hasta llegar a este árbol que divide en cuatro direcciones (este, norte, oeste, y sur), cuatro ramas del árbol que salen. Me subí a esta rama y me senté en donde estaba sentado y me habló de la Escritura, “Más si a este monte dijeres, ‘Quítate.’” Y mientras estuve allí por un ratito, ya no pensando del arco iris, ya no lo tenía en mi mente. Estaba allí, y en este año ha sido muy malo para las ardillas, la caza de ardillas, todo está trazado, no hay ardillas.

Y pensé, “Aquí mismo es donde Dios me dio esas ardillas el año pasado, que los hablase a la existencia.” Nuevamente me quité el sombrero, y dije, “Señor Dios, Tú todavía eres el mismo Jesús. Todavía eres Dios.”
     Y algo me dijo, “¿Cuántas necesitas esta vez?”
     Yo dije, “Igual como la otra vez, el límite.” Entonces dije, “Tendré este límite antes de las diez hoy mismo.” Y tan raro como parezca, en ese momento yo estaba en un lugar muy infestado de mosquitos donde había muchos mosquitos, un pantano. Y un mosquito muy grande vino para picarme muy cerca del ojo y dije, “Ni un solo mosquito me molestará hoy,” yo no tenía ningún repelente ni nada. Y antes de pensarlo, dije, “El sol brillará dentro de treinta minutos.”

Y apenas había dicho eso, cuando detrás de mí, una ardilla exactamente como la del año pasado, joven, roja, saltó en una rama como a setenta metros y comenzó a ladrar. Di la media vuelta. A esa distancia tan larga, apenas podía ver su ojito por el telescopio. Simplemente le tiré, eso es todo. Ni estaba bien apuntado, cuando mucho estaba sobre la ardilla. Y la bala dio exactamente en todo el ojo, igualito como la otra vez.

Continué caminando por el bosque. Y exactamente faltando tres minutos para las diez, maté la tercera ardilla, exactamente como el año pasado, exactamente lo mismo, faltando tres minutos para las diez. Dios siendo mi Juez solemne, ni un solo mosquito aun me zumbó todo el día, y eso fue en un lugar donde hay toneladas, me supongo, si se pudieran pesar. Y yo ni vi ni oí uno solo. Estaba escuchando para ver si los oía. Y oí un zumbido y pensé, “Por allí está uno,” y me puse a oír y era un camión, allá muy lejos en la carretera. Y a exactamente treinta minutos de aquel tiempo, el sol salió fuerte y brillante.

Luego volví al lugar. Y yo había estado pensando, que cuando dije “límite,” que eso significaba cinco ardillas, lo cual es el límite en Indiana. Pero me acuerdo del año pasado, cuando El me pidió cuantas necesitaba para una comida, yo dije, “tres,” maté exactamente las tres. Entonces ayer fui otra vez, iba hacia el mismo lugar de nuevo, y algo me dijo, “No vayas a cruzar el camino.”

Y exactamente a las diez, perfectamente en punto, a las diez en mi reloj, yo maté el límite de Indiana, la quinta ardilla. Quiero que noten que hubo tres arco iris, y hubo tres cosas que se hablaron, tres ardillas obtenidas. Hubo tres cosas, tres ardillas para las diez, no hubo mosquitos, y el sol brillaría en treinta minutos. Y hubo tres para dar testimonio de eso. El Hermano Banks Wood, mi hijo Billy Paul, y su hijo David, para dar testimonio de esto.

Cuando vi esos tres arco iris, como lo ancho de esa columna de fuego, el Ángel del Señor, pero hubo tres que terminaban en Uno. ¡Oh, cuánto alentó eso a mi corazón! El saber que Dios, Jesús no es simplemente un hombre como la gente cree que Él es, simplemente un profeta, como la idea moderna de hoy piensa que Jesús es solamente un profeta. Él es Jehová del Antiguo Testamento hecho carne y habitó entre nosotros. Y aquello en verdad me alentó. Cuando pensando en ese tema, que Dios es buscado por tanta gente.

Ahora, hay gente que se llaman “La Unidad” o más bien, “Solo Jesús.” Yo no estoy de acuerdo con ellos en su teoría. Tampoco estoy de acuerdo con el grupo trinitario que dice que existen tres dioses distintos, los trinitarios extremos. Pero yo creo que los tres, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, son Uno, que son tres oficios de un solo Dios. Que Él vive en la Paternidad, en la Columna de Fuego; Él vivió en el Hijo, en Jesucristo; y ahora vive en el Espíritu Santo, en Su iglesia. El mismo Señor Jesús que fue hecho carne y habitó entre nosotros, está con nosotros hoy, entre nosotros, en la forma del Espíritu Santo.

¡De todas las experiencias! Cuando primeramente voltié y vi, pensando primero que podría ser el sol asomándose por una nube en alguna parte, pero era antes del tiempo del sol. Y cuando voltié de nuevo y vi que no era una luz, sino eran arco iris. Y luego cuando miré y vi eso, fui completamente entorpecido.
     Y alguien me dijo, “¿No sentiste como que querías gritar?” No, yo no sentí como gritar. Esas experiencias nunca dejan a uno como con ganas de gritar, simplemente lo hacen a uno sentir anclado, simplemente adonde uno sabe que hay algo que le dice, es un sentir satisfecho.

Ahora, esas cosas son la verdad. Yo sé que tenemos cosas que se dicen, y cosas muchas veces que la gente dice, “Oh, yo sentí esto y aquello.” Yo no creo en esas cosas. Yo no puedo responder por eso. Yo solamente puedo responder por las cosas que sé que son la verdad. Y Dios Todopoderoso, que conoce y escribió esta Biblia, yo soy Su siervo, Él sabe que eso es la verdad.
Piense de esto, que en el día en que estamos viviendo, un poco antes de la venida del Señor, Jesús dijo que “habrían señales en los cielos y en la tierra, cosas grandes, platillos voladores, proyectiles, confusión de tiempo, angustia entre las naciones, y espantosas cosas sobre la tierra.” Y estamos viviendo en ese día para ver esas cosas.


Porción tomada del mensaje titulado El Mensaje De Gracia, predicado por el Hermano William M. Branham, un domingo  27 de agosto de 1961, en el Tabernáculo Branham, en Jeffersonville, Indiana, EEUUA

No hay comentarios:

Publicar un comentario