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l año pasado,
como todos Uds. saben, lo cual está impreso y también el testimonio está en las
cintas. Yo estaba sentado en un cierto lugar aquí en Indiana adonde el Señor
Dios bajó y me habló, que, mi segundo ministerio estaba a punto de comenzar en
el futuro cercano. Y allí fueron habladas a la existencia tres ardillas. Todos
Uds. saben la historia, estoy seguro. De alguna manera, subiendo por el camino,
mientras los demás muchachos se bajaron para cazar, tuve un sentir raro de
volver a este lugar de nuevo. Era antes del amanecer, lluvioso, y ni aun sabía
si podrían ellos cazar o no, pero yo deseaba llegar allí a ese campo. Ir de casería
significa “salir solo para orar.” Y paré el carro y me bajé, crucé la
carretera, y entré al bosque, y era antes del amanecer, y el alba era como
gris.
Me había
parado y había orado, como siempre, y le estaba diciendo a mi Padre que me
proveyera lo necesario. Yo no creo en malgastar nada, ni en destruir; nunca en
mi vida le he tirado a un pajarito ni a ninguna otra cosa no más para tirar al
blanco. Lo que mato lo cómo, o se lo doy a alguien más que sí se lo come. Yo no
creo en malgastar nada. Yo no creo en hacer esas cosas, porque no es correcto.
Luego mientras di la vuelta y comencé a
caminar por el caminito conocido al lado de un pasto y que cruza a un bosque en
forma de una L, algo raro sucedió. En toda mi experiencia, nunca he tenido algo
como esto. Miré hacia el pico del cerrito a mi izquierda de donde estaba
parado, y allí, saliendo como de la copa del cerro, vi tres arcos iris. Y
estaban como a la altura de treinta pies. Al principio miré y vi la luz y seguí
caminando, porque pensé que era la salida del sol. Pero al pensar por segunda
vez, no era hacia el sol, sino hacia el sur. Y otra cosa, el cielo estaba
parejo, con nubes y lluvias, lloviendo por todos lugares. Y era el 25 de
Agosto, el viernes pasado, Uds. saben cómo estaba lloviendo. Todo el cielo
estaba nublado parejito.
Miré
nuevamente, y allí estaban de nuevo, creciendo más alto y más alto, tres arco
iris. Me quité el sombrero. Recosté mi rifle. Comencé a caminar hacia allá con
mis manos en alto. Luego, como que algo me decía, “hasta allí no más.” Me iba a
sentar para quitarme las botas, para ver si podía caminar un poco más cerca.
Pero llegué hasta unas cuantas yardas de ello, entonces vi el color que tenía,
como una neblina moviéndose, lloviznando. Me paré quieto por unos momentos
porque esto estaba saliendo de la cumbre del cerrito. Me quedé viendo los tres
arco iris (uno a la derecha, uno a la izquierda, y uno en el centro), se unían
como en una olla. Sea lo que sea, pero tenía vida, estaba moviéndose y haciendo
mociones. Me quedé parado mientras el alba estaba grisesito.
Volví y
miraba otra vez, y clamé, “Oh Dios, ¿qué cosa quieres que Tu siervo conozca?”
En ese instante el Espíritu de Dios bajó y dijo, “Jesús del Nuevo Testamento es
Jehová del Antiguo Testamento; El únicamente cambió Su máscara de Espíritu a
Hombre.” Eso fue confirmación ‘desde luego’ de mi mensaje de El;
dándome a saber, asegurándome que estos treinta y un años no han sido en vano.
Al comenzar a
acercarme, esto comenzó a menguar; entonces bajó y entró en esta cosa como una
olla, y desapareció. Me acerqué más. Tenía miedo de llegar más cerca, porque El
me había parado antes de llegar.
Volví y noté
que la Luz, la manera que estaba brillando a mi favor, estaba exactamente en
línea con el árbol adonde estaba sentado el año pasado, adonde aparecieron las
ardillas. Como unos treinta y cinco o cuarenta minutos después bajé por el
bosque y crucé por los arroyos y cosas, hasta llegar a este árbol que divide en
cuatro direcciones (este, norte, oeste, y sur), cuatro ramas del árbol que
salen. Me subí a esta rama y me senté en donde estaba sentado y me habló de la Escritura,
“Más si a este monte dijeres, ‘Quítate.’” Y mientras estuve allí por un ratito,
ya no pensando del arco iris, ya no lo tenía en mi mente. Estaba allí, y en
este año ha sido muy malo para las ardillas, la caza de ardillas, todo está trazado,
no hay ardillas.
Y pensé,
“Aquí mismo es donde Dios me dio esas ardillas el año pasado, que los hablase a
la existencia.” Nuevamente me quité el sombrero, y dije, “Señor Dios, Tú
todavía eres el mismo Jesús. Todavía eres Dios.”
Y algo me dijo, “¿Cuántas necesitas esta
vez?”
Yo dije, “Igual como la otra vez, el
límite.” Entonces dije, “Tendré este límite antes de las diez hoy mismo.” Y tan
raro como parezca, en ese momento yo estaba en un lugar muy infestado de
mosquitos donde había muchos mosquitos, un pantano. Y un mosquito muy grande
vino para picarme muy cerca del ojo y dije, “Ni un solo mosquito me molestará
hoy,” yo no tenía ningún repelente ni nada. Y antes de pensarlo, dije, “El sol
brillará dentro de treinta minutos.”
Y apenas había
dicho eso, cuando detrás de mí, una ardilla exactamente como la del año pasado,
joven, roja, saltó en una rama como a setenta metros y comenzó a ladrar. Di la
media vuelta. A esa distancia tan larga, apenas podía ver su ojito por el telescopio.
Simplemente le tiré, eso es todo. Ni estaba bien apuntado, cuando mucho estaba
sobre la ardilla. Y la bala dio exactamente en todo el ojo, igualito como la
otra vez.
Continué
caminando por el bosque. Y exactamente faltando tres minutos para las diez,
maté la tercera ardilla, exactamente como el año pasado, exactamente lo mismo,
faltando tres minutos para las diez. Dios siendo mi Juez solemne, ni un solo
mosquito aun me zumbó todo el día, y eso fue en un lugar donde hay toneladas,
me supongo, si se pudieran pesar. Y yo ni vi ni oí uno solo. Estaba escuchando
para ver si los oía. Y oí un zumbido y pensé, “Por allí está uno,” y me puse a oír
y era un camión, allá muy lejos en la carretera. Y a exactamente treinta
minutos de aquel tiempo, el sol salió fuerte y brillante.
Luego volví
al lugar. Y yo había estado pensando, que cuando dije “límite,” que eso
significaba cinco ardillas, lo cual es el límite en Indiana. Pero me acuerdo
del año pasado, cuando El me pidió cuantas necesitaba para una comida, yo dije,
“tres,” maté exactamente las tres. Entonces ayer fui otra vez, iba hacia el
mismo lugar de nuevo, y algo me dijo, “No vayas a cruzar el camino.”
Y exactamente
a las diez, perfectamente en punto, a las diez en mi reloj, yo maté el límite
de Indiana, la quinta ardilla. Quiero que noten que hubo tres arco iris, y hubo
tres cosas que se hablaron, tres ardillas obtenidas. Hubo tres cosas, tres
ardillas para las diez, no hubo mosquitos, y el sol brillaría en treinta
minutos. Y hubo tres para dar testimonio de eso. El Hermano Banks Wood, mi hijo
Billy Paul, y su hijo David, para dar testimonio de esto.
Cuando vi
esos tres arco iris, como lo ancho de esa columna de fuego, el Ángel del Señor,
pero hubo tres que terminaban en Uno. ¡Oh, cuánto alentó eso a mi corazón! El
saber que Dios, Jesús no es simplemente un hombre como la gente cree que Él es,
simplemente un profeta, como la idea moderna de hoy piensa que Jesús es
solamente un profeta. Él es Jehová del Antiguo Testamento hecho carne y habitó
entre nosotros. Y aquello en verdad me alentó. Cuando pensando en ese tema, que
Dios es buscado por tanta gente.
Ahora, hay
gente que se llaman “La Unidad” o más bien, “Solo Jesús.” Yo no estoy de
acuerdo con ellos en su teoría. Tampoco estoy de acuerdo con el grupo
trinitario que dice que existen tres dioses distintos, los trinitarios
extremos. Pero yo creo que los tres, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, son Uno, que
son tres oficios de un solo Dios. Que Él vive en la Paternidad, en la Columna
de Fuego; Él vivió en el Hijo, en Jesucristo; y ahora vive en el Espíritu
Santo, en Su iglesia. El mismo Señor Jesús que fue hecho carne y habitó entre
nosotros, está con nosotros hoy, entre nosotros, en la forma del Espíritu
Santo.
¡De todas las
experiencias! Cuando primeramente voltié y vi, pensando primero que podría ser
el sol asomándose por una nube en alguna parte, pero era antes del tiempo del
sol. Y cuando voltié de nuevo y vi que no era una luz, sino eran arco iris. Y
luego cuando miré y vi eso, fui completamente entorpecido.
Y alguien me dijo, “¿No sentiste como que
querías gritar?” No, yo no sentí como gritar. Esas experiencias nunca dejan a
uno como con ganas de gritar, simplemente lo hacen a uno sentir anclado,
simplemente adonde uno sabe que hay algo que le dice, es un sentir satisfecho.
Ahora, esas
cosas son la verdad. Yo sé que tenemos cosas que se dicen, y cosas muchas veces
que la gente dice, “Oh, yo sentí esto y aquello.” Yo no creo en esas cosas. Yo
no puedo responder por eso. Yo solamente puedo responder por las cosas que sé
que son la verdad. Y Dios Todopoderoso, que conoce y escribió esta Biblia, yo
soy Su siervo, Él sabe que eso es la verdad.
Piense de
esto, que en el día en que estamos viviendo, un poco antes de la venida del
Señor, Jesús dijo que “habrían señales en los cielos y en la tierra, cosas
grandes, platillos voladores, proyectiles, confusión de tiempo, angustia entre
las naciones, y espantosas cosas sobre la tierra.” Y estamos viviendo en ese
día para ver esas cosas.
Porción tomada del mensaje
titulado El Mensaje De Gracia, predicado por el Hermano William M. Branham, un
domingo 27 de agosto de 1961, en el
Tabernáculo Branham, en Jeffersonville, Indiana, EEUUA
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