No otra persona, ¡pero Dios mismo!
131 Ahora,
Dios no puede ser tres personas, tres Dioses. Tampoco puede Jesús ser Su propio
Padre, en uno. ¿Ven? Así que, ¿ven Uds.?, eso hace a ambos radicalmente
errados.
132 Ahora, y ahora
si Uds. tan sólo se fijan, no hay lugar...Si nosotros tenemos tres Dioses,
somos paganos. Ahora, nosotros sabemos eso.
133 Como el
Judío me dijo a mí en una ocasión, cuando yo estaba hablando con él, dijo:
“¿Cuál de ellos es su Dios? ¿Cuál es su Dios; el Padre, el Hijo, o el Espíritu
Santo? ¿Cuál es el suyo?”
Y yo dije:
“Pues, no hay tres Dioses”.
134 El dijo:
“Ud. no puede cortar—cortar a Dios en tres pedazos y dárselo a un Judío”.
Yo dije: “No,
señor”. Yo dije...
135 Cuando
John Rhyn había sido sanado de ceguera, allá en Fort Wayne, Uds. saben; y este
rabí aquí en Mishawa-...o a Fort...Benton Harbor. El dijo: “Ud. no puede cortar
a Dios en tres pedazos y dárselo a un Judío”.
136 Yo dije:
“Ciertamente que no. Yo no lo hago”. Yo dije: “¿Rabí, sería duro para Ud. creer
a los profetas?”
El dijo: “No”.
137 Yo dije:
“En Isaías 9:6, ¿de quién estaba él hablando: ‘Un Niño nos es nacido, un Hijo
es dado, será llamado Consejero, Dios Fuerte, Príncipe de Paz’?”
El dijo: “Ese
era el Mesías”.
Yo dije:
“Entonces, rabí, ¿qué relación tendrá el Mesías con Dios?”
El dijo: “El
será Dios”.
138 “Eso es lo
que pensé”. ¿Ven? Ahora, ¿ven Uds.?, eso es exactamente correcto. Eso es lo que
El es. Y así que yo dije: “Dígame ahora dónde falló Jesús en cumplir
exactamente lo que el profeta dijo que El haría”. Y él comenzó a llorar y a
caminar alrededor. Yo dije: “Por medio de Eso, John Rhyn tiene su vista”. ¿Ven?
Y él dijo:
“¡Lejos esté de Dios tener un hijo!”
139 Yo dije:
“El gran Jehová cubrió con Su sombra a una mujer, como el profeta dijo que El
lo haría, y creó una célula de Sangre. Y por medio de esa célula de Sangre es
de donde vino el cuerpo de Cristo”.
140 “Mire, en
el Antiguo Testamento, Rabí”, dije yo, “cuando un hombre iba a hacer una
ofrenda, él llevaba un cordero. El sabía que él había quebrantado los
mandamientos de Dios, así que él llevaba un cordero. El confesaba sus pecados,
y se mataba a este cordero. Mientras el...estando sus manos sobre el cordero;
su confesión de que él sabía que debería de morir por su pecado, pero el
cordero estaba tomando su lugar. Y la célula de sangre fue rota; y él sujetaba
al corderito con su mano hasta que él sentía que su pequeña vida salía de él, y
se ponía tieso. Luego el sacerdote, por supuesto, tiraba la sangre sobre
el—sobre el fuego, el altar de bronce de juicio”.
141 Entonces
dije yo: “Ese hombre, entonces, él salía de allí, sabiendo que el cordero había
tomado su lugar, pero él salía con el mismo deseo que él tenía cuando él entró,
¿ve?, porque eso no podía quitar el pecado. ¿Ve? Pero, entonces, en este caso:
‘El que tributa este culto, limpio una vez, no tiene más conciencia de pecado’.
Allí, había una ofrenda hecha cada año. Pero”, dije yo, “ahora está este
tiempo, ‘el que tributa este culto, limpio una vez, no tiene más conciencia de
pecado’. Porque...”
142 “Mire,
Rabí. En la hemoglobina, esa pequeña vida que empieza en la célula, la cual
viene del sexo del macho, a la hembra. Y ella produce el huevo; pero, una
gallina puede poner un huevo, pero si no ha estado con el ave macho, nunca va a
salir del cascarón”.
143 Y yo dije:
“Entonces Dios, el más grande que llenó todo tiempo y espacio, descendió a ser
un pequeño germen en el vientre de una mujer”. Y luego yo dije: “Cuando somos
salvos hoy...Jesús no era Judío ni Gentil, porque el huevo sólo produjo la carne.
La Sangre tenía la Vida. Así que nosotros—nosotros somos...La Biblia dice:
‘Somos salvos por la Sangre de Dios’. ¿Ve?, El no era Judío ni Gentil; El era
Dios. Por lo tanto, ¡cuando nosotros venimos al altar y ponemos nuestras manos,
por fe, sobre Su cabeza, y sentimos el quebrantamiento y agonía en el Calvario,
y confesamos nuestros pecados, que estamos errados, y que El murió en lugar de
nosotros!”
144 “Entonces,
¿ve Ud.?”, dije yo, “la sangre de ese cordero no podía regresar sobre éste, la
sangre que...La célula fue rota, y la vida que fue soltada, al romper esta
célula de sangre del cordero, no podía regresar sobre el adorador, porque era
una vida animal, y no coincidiría con la vida humana”.
145 “Pero esta
vez, cuando esa célula de Sangre fue rota, no era solamente un hombre. Esa era
la Vida de Dios, que fue soltada. Y cuando el adorador pone sus manos, por fe,
sobre el Hijo de Dios, y confiesa sus pecados; no la vida de otro hombre, sino
la Vida de Dios regresa a este hombre, la cual es Vida Eterna. La palabra Zoe,
la cual es traducida, la propia ‘Vida’ de Dios. Y El dijo que El nos daría Zoe,
Vida Eterna, y ahora nosotros somos hijos e hijas de Dios. Allí lo tiene”.
146 Yo dije:
“¿Ahora qué es? Es Dios, condescendiendo. El vino, primero; ‘ningún hombre
podía tocarlo a El’, porque el hombre había pecado. Entonces El descendió en un
cuerpo, ‘para poder probar el pecado...para tomar el pecado’. ¿Ven?, El, la
única cosa que Dios podía hacer, para ser justo, era hacerlo de esa manera”.
147 Por
ejemplo, ¿qué si yo tuviera la jurisdicción de esta audiencia esta mañana, como
la que Dios tenía sobre la raza humana, y yo dijera: “El primer hombre que mire
a ese poste, muere”, y Tommy Hicks lo mira? Ahora, por ejemplo, yo tomo a
Carl-...“Hermano Carlson, Ud. muera por él”. Eso no sería justo. Yo diría:
“Leo, Ud. es mi secretario; Ud. muera por él”. Eso no sería justo. “Billy Paul,
mi hijo, muere tú por él”. Eso no es justo. La única manera en que yo puedo ser
justo, es tomar su lugar yo mismo.
148 Y eso es
lo que Dios hizo. El, Dios, es un Espíritu. Y El creó...El, El cambió Su forma.
Debería ser impresionante, para la gente, el pensar en el pequeño Jehová. El
podía haber venido, como un hombre adulto, pero El vino a un pesebre, sobre un
montón de estiércol. El pequeño Jehová, llorando como un bebé. El pequeño
Jehová, jugando como un niño. El pequeño Jehová, carpintero, como un
trabajador. El pequeño Jehová, en la adolescencia. Jehová, colgado entre cielos
y tierra, con montones de babas de borrachos y escupidas de soldados sobre Su
rostro. Jehová, muriendo por Sus hijos. Jehová, muriendo, para redimir; no
otra persona, ¡sino Dios mismo! ¿Ven?, Dios, ese era Su oficio. ¿Por qué? El
está tratando de volver al corazón del hombre.
149 Ahora,
nosotros no lo podíamos tocar a El, Allá. Aquí, lo tocamos a El con nuestras
manos. ¿Ahora qué hizo El, por medio del ofrecimiento de ese cuerpo? El llegó a
ser Jehová en nosotros. Nosotros somos partes de El. En el Día de Pentecostés,
la Columna de Fuego misma se hizo estallar, y lenguas de Fuego se asentaron
sobre cada uno, mostrando que Dios estaba repartiéndose El mismo entre Su
Iglesia.
150 Entonces,
hermanos, si tan sólo podemos juntarnos, ¡y juntar Eso! Entonces tenemos a Jehová
en la plenitud, cuando nos reunimos. ¿Pero cómo podemos, cuando éste está
hablando en lenguas y recibió el bautismo, éste; y luego manteniendo esta
lengua de Fuego acá, y éste? Juntémoslo.
151 Cuando
Dios, en el Día de Pentecostés, descendió, y la Biblia dice: “Lenguas de Fuego
se asentaron sobre cada uno de ellos”. Y ellos...“Lenguas, como Fuego”,
lenguas. Era esa Columna de Fuego repartiéndose Ella misma y dividiéndose Ella
misma, entre la gente, para que fuéramos hermanos. “En aquel día vosotros
conoceréis que Yo estoy en el Padre, el Padre en Mí; Yo en Mí, y vosotros en
Mí”. Y, nosotros, nosotros somos uno. Nosotros somos uno, no divididos.
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Porción tomada
del sermón La Deidad Explicada, predicado por el Hermano Branham, en Chicago
IL, Martes 61-0425B
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