Y la Iglesia,
el Reloj para Israel
12 Y si su
transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los
gentiles, ¿cuánto más su plena restauración?
15 Porque si su
exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de
entre los muertos?
25 Porque no
quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en
cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte,
hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;
26 y luego todo
Israel será salvo, como está escrito:
Vendrá de Sion el Libertador,
Que apartará de Jacob la impiedad.
27 Y este será
mi pacto con ellos,
Cuando yo quite
sus pecados.
Romanos 11:12,
15, 25-27
M
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ediante estas citas Bíblicas, el apóstol
Pablo parece relacionar a ambos pueblos: Israel y la Iglesia, en el desarrollo
de lo que serían los últimos acontecimientos en este mundo, en relación con la
redención de ambos pueblos.
1 Corintios 15:51-58 y 1 Tesalonicenses
4:13-18 nos revelan el momento mismo de la resurrección de los muertos en
Cristo (los que duermen), y la transformación o glorificación () de nuestros
cuerpos -justamente con ellos- para ascender al cielo y encontrarnos con el
Señor Jesús en las nubes; “y así estaremos siempre con el Señor” (1
Tesalonicenses 4:17); pero Romanos 11 nos revela más información para entender
que los últimos acontecimientos de la Iglesia están, inevitablemente, en
gloriosa relación con el remanente de Israel, los 144,000 de Apocalipsis 7:1-8.
Aquí, en Romanos 11, el apóstol declara
que todo cuanto sucedió a Israel gravitó en beneficio de la Iglesia: “su
transgresión es la riqueza del mundo, … su defección [es] la riqueza de los
gentiles”; y, siguiendo esa misma dinámica de deducción, concluye preguntándose:
“¿cuánto más su plena [o total] restauración?”. Nótese que él no dice “cuánto
menos”, sino “cuánto más”, para significar que la restauración de Israel
redundará en aún mejores consecuencias en beneficio de la Iglesia en
comparación con la bendición que nos ha resultado -hasta ahora- la transgresión
y defección de Israel; para, y con esta misma dinámica deductiva, concluir en
el v. 15:
15 Porque si su
exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de
entre los muertos?
¿A qué se está refiriendo el apóstol? A
la resurrección de los muertos en Cristo.
Hoy, la Iglesia disfruta la
reconciliación por causa de la exclusión y defección de Israel; pero, pronto,
muy pronto, verá la resurrección de sus muertos cuando Israel sea admitida; y,
para entender esta mecánica de la admisión, el apóstol incluye la figura de un
Olivo, su raíz y ramas; donde Israel es el Olivo natural, mientras la Iglesia
Gentil el Olivo silvestre; ambos sostenidos por la misma Raíz, Dios.
17 Pues si algunas
de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido
injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la
rica savia del olivo,
18 no te jactes
contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la
raíz a ti.
19 Pues las
ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado.
20 Bien; por su
incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te
ensoberbezcas, sino teme.
21 Porque si
Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.
22 Mira, pues,
la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que
cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra
manera tú también serás cortado.
23 Y aun ellos,
si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios
para volverlos a injertar.
24 Porque si tú
fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza
fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas
naturales, serán injertados en su propio olivo?
Romanos 11:17-24
Esto me recuerda a la declaración del
apóstol en Gálatas 3:28: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre;
no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” ¿Verdad
que sí? Porque el anhelo de Dios siempre fue la unidad de Su pueblo, Israel e
Iglesia Gentil; todos en una única Iglesia constituida por Sus escogidos.
Finalmente, esta dramática relación
entre la Iglesia e Israel; que los hechos que le acontecen a Israel redundan en
beneficio de la Iglesia; ahora, y como en respuesta, lo que le acontece a la
Iglesia redundará en beneficio de Israel, el remanente, resto o restante, los
que faltan para la cumplir también la plenitud de Israel.
25 Porque no quiero,
hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a
vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que
haya entrado la plenitud de los gentiles;
26 y luego todo
Israel será salvo…
Romanos 11:25-26
Así, las experiencias finales de la
Iglesia e Israel parecen estar muy estrechamente afectadas, tanto así que el
desenlace de la una tendrá enorme significado e influencia para la otra y, en
particular para la Iglesia, no bien ésta vea a Israel siendo vuelta a ser
visitada por Dios, y admitida o injertada en el Olivo (el Reino de Dios), tal
como nos lo relata el apóstol en este capítulo 11 de Romanos, esto causará que
la Iglesia Verdadera, los escogidos, no bien haya entrado el último
predestinado (la plenitud de los gentiles), arda en profunda fe y regocijo, al
ver que su redención, tantas veces proclamada desde días del mismo Señor Jesús
(Lucas 21:28), está cerca, a las puertas; que es inminente; y, con corazones
plenamente santificados en fe viva, acontecerá la resurrección de los que
duermen o muertos en Cristo y, seguidamente, la transformación de nuestros
cuerpos, para dar lugar a la manifestación y libertad gloriosa de los hijos de
Dios (Romanos 8:18-23), poco antes de ascender (con cuerpos glorificados que
superarán la gravedad de la tierra) al cielo y encontrarnos con el Autor y
Consumador de esta preciosa fe, nuestro Señor Jesús, en las nubes, y para
siempre jamás.
Si este pequeño estudio es correcto (no
digo que lo sea, pero es lo mejor que percibo serán estos últimos
acontecimientos entre la Iglesia e Israel, conforme lo rescato de estas
Escrituras), y siendo que Israel pasará por la Gran Tribulación, entonces es
muy posible que la Iglesia también pase por lo mismo o, a lo sumo, lo vea muy
de cerca hasta ser levantada o arrebatada (el rapto) de la tierra al cielo.
Pero si lo expuesto aquí no es acertado, lo cierto es que todos estos
acontecimientos están muy cercanos, porque Israel está reverdeciendo (Mateo
24:32); de una u otra manera, Israel es respetada por un mundo que repudió al
judío inmigrante, y con la complicidad de la Iglesia Católica e, inclusive,
muchas iglesias denominacionales; y, en cualquier momento, Dios los visitará
mediante estos dos olivos o profetas (porque ellos solo reconocerán a sus
profetas, plenamente vindicados o probados ser profetas) de Apocalipsis
11:1-14, durante el Segundo Ay (v. 14), quienes conmocionarán el mundo con las
señales que manifestarán en el poder del Espíritu Santo.
6 Estos tienen
poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía;
y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la
tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.
Apocalipsis 11:6
2 Vi también a
otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y
clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de
hacer daño a la tierra y al mar,
3 diciendo: No
hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado
en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.
4 Y oí el número
de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de
los hijos de Israel.
Apocalipsis
7:2-4
Sí, es evidente que estos 144,000
israelitas, el remanente, resto o restante de Israel, reaccionará positivamente
a la prédica de sus dos profetas, y los reconocerán por las señales
sobrenaturales que harán, como en tiempos de Moisés y Elías; tras lo cual
creerán el mismo Evangelio que hoy disfruta la Iglesia de Jesucristo y,
arrepentidos, serán bautizados (sumergidos) en agua invocando el Nombre de
Jesús, para el perdón de sus pecados, y recibirán el Espíritu Santo de la
promesa, tal y como lo instruyó -por primera vez- el apóstol Pedro en Hechos
2:38. Así es como estos 144,000 israelitas serán sellados con el Espíritu
Santo; con lo cual, muy seguramente, estarán más que capacitados para soportar
la Gran Tribulación, antes que contaminarse con el mundo, el dominio de la
Bestia y la Imagen de la Bestia; antes de aceptar la abominable Marca de la Bestia,
el 666 (según lo enseña el Rev. Branham, es la doctrina de la trinidad; que los
genuinos judíos o israelitas jamás recibirán).
27 También
Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como
la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo;
28 porque el
Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud.
Romanos 9:27-28
Que así sea, Señor Jesús. Amén.
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