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oy me levanté y tuve un sueño. No acostumbro
tener sueños; los tuve en mis primeros años de cuando vine a Dios (de esto ya
38 años atrás, a mis 30 años de edad) pero, para ser honesto, pido sueños por
aquello de que “y vuestros ancianos soñarán sueños”, esperando ser instruido,
aclarado, corregido y reprendido; en definitiva, edificado a través de este
medio auxiliar de los sueños. El sueño fue así:
"Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo" (Romanos 6:4a) |
Íbamos con el Hermano Carlos Alva, pastor
en la iglesia local donde congrego, y otros hermanos y hermanas (estaba en el
grupo su esposa, Hermana Roxana); y como que íbamos buscando algo, quizá un
lugar en particular; y, al rato, ya nos encontrábamos dentro del local de una
iglesia y, sentados, al rato ya estaba entre nosotros una hermana y, por su
parloteo, al parecer de alguna denominación, criticando. Al rato, la hermana ya
estaba derramando agua sobre la cabeza de nuestro Hermano Carlos, ante la
mirada de todos, sin comprender el por qué, salvo que parecía ministrarle
mediante algún don (ustedes saben, mujer tipifica a una iglesia, según nos lo
enseñó el profeta); y, al rato, la hermana se dirigió hacia mí, mientras yo
tenía entre manos lo que parecía ser un compendio de sermones del Hermano
Branham, anillados en páginas tamaño A4; y, como quiera que me vio leyendo, me
dijo: “Estás leyendo a tu patrón, William Branham”; y, en mi sueño, respondí: “No,
cuando fui bautizado, yo fui bautizado invocando el Nombre del Señor Jesús; no el
Nombre de Padre, Hijo y Espíritu Santo; pero en el Nombre del Señor Jesús; y Él
es mi Patrón.” En efecto, el bautismo es una confesión de que aceptamos o
creemos la obra del Señor Jesús en el calvario; que creemos que Él murió, fue
enterrado y resucitado por nosotros; y que, por consiguiente, nosotros estamos
igualmente muertos, enterrados y resucitados en Él (Romanos 6:3-4); y que, por
cuanto Él pagó con Su preciosa Sangre para redimirnos (como reza el himno
Sublime Gracia: “Y me compró mi salvación allá en la cruz”), es por eso que
somos Su propiedad y responsabilidad; Él es nuestro dueño (Hechos 20:28; 1
Corintios 6:20; 7:23).
Mañana hay bautismo en nuestra iglesia,
hasta donde entiendo 3 candidatos que confesarán el Nombre de Jesús en el
bautismo; y, durante el servicio dominical, espero compartir este sueño para
alentarlos. Oren por ellos, por favor. Shalom.