lunes, 18 de noviembre de 2019

Él está Fuera de la Iglesia


Él está fuera de la iglesia

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré…y cenaré con él, y él conmigo.
Apocalipsis 3:20


222 Esta es una de las afirmaciones más sobresalientes que yo he visto en el Nuevo Testamento. Quiero que se fijen: “Yo estoy a la puerta y llamo”. Normalmente esto se usa como una cita para el llamado a pecadores. ¿Verdad que sí? Les decimos a los pecadores: “Jesús está a la puerta, llamando”. Pero aquí Él está llamando a la puerta de la iglesia porque Él una vez caminó con ellos, pero ellos (con su organización y mundanalidad y frialdad) Lo habían excluido. Él está fuera de la iglesia.

223 Ahora, recuerden, en las primeras edades de la iglesia, mientras terminamos, Él andaba entre los siete candeleros de oro (¿Es así?), las siete edades de la iglesia. Y al final aquí, lo encontramos a Él afuera ¿de qué iglesia? Laodicea, la iglesia de Laodicea. Afuera, lo habían exclu-… excluido. Pues, Él estaba parado afuera tratando de entrar de nuevo. ¡Qué cuadro más lamentable! El Salvador del mundo, parado afuera de la iglesia que Él compró con Su propia Sangre. ¡Qué vergüenza!

224 “Yo estoy a la puerta y llamo”. Después de haber sido empujado fuera o sacado, luego está tratando de entrar de nuevo, regresa arrastrándose y llama a la puerta. Este es el registro más impresionante en el Nuevo Testamento. Pienso que no hay nada que pudiera ser más triste que esto, el ver al Salvador del mundo sacado de Su Propia iglesia, la edad de Laodicea. Después de que Él les había dicho lo que habían hecho, sus riquezas y todo, y lo que eran, y cómo eran tibios y demás, y ellos—ellos tenían… ellos… Él no tuvo que vomitarlos, ellos lo habían vomitado a Él. Y aquí, con todo eso, aún está llamando a la puerta, tratando de entrar de nuevo. ¿Para qué? Para darles Vida Eterna. Los mismos que lo mataron en el Calvario, Él estaba tratando de salvar sus almas. Es el cuadro más patético que yo haya visto en mi vida, del que yo haya pensado.

225 ¡Excluido! ¿De qué fue excluido Él? Ahora escuchen, amigos. ¡Si esto no es impactante! Imagíneselo, permitan que penetre en su corazón. Nuestro Salvador, cuando estaba en la tierra, Él fue excluido de Su propia nación. Él fue rechazado, fue excluido. El mundo lo excluyó y lo crucificó. Y ahora, Él es excluido de Su propia iglesia. No Lo quieren en ninguna parte, no tenían necesidad de Él. Ellos tienen una denominación, no lo necesitaban a Él. Ellos tienen un papa, ¿para qué lo iban a necesitar a Él? Tienen un arzobispo y un supervisor general, ya no tenían necesidad del Espíritu Santo. Ya no necesitaban Eso. Cristo, el Espíritu Santo, ellos no lo necesitaban a Él. Así que sus…

226 Yo no creo que de repente lo hayan sacado a Él, porque ellos no Lo habían extrañado. No Lo habían extrañado porque todavía Le estaban cantando himnos a Él. El predicador aún seguía hablando de Él, así que ellos no lo habían extrañado. Pero fue su propia mundanalidad y su organización, organizando, diciendo: “Los días de los milagros ya pasaron y no existe esto y aquello”.

227 Yo les pregunto. Cada avivamiento que vino (a cualquiera de Uds. los historiadores), ahora, a través de esto, de estas iglesias, cada avivamiento que haya venido, la… siempre fue producido afuera de una organización. Cualquier hombre que haya comenzado un avivamiento, estaba afuera de las organizaciones. Y cada vez que comenzó un—un avivamiento, ellos tuvieron señales y milagros de hablar en lenguas y sanidades, y así por el estilo, aconteciendo. Tan pronto como moría ese fundador, entonces ellos lo organizaban y hacían una organización de aquello, y se “murieron” y Dios nunca más tuvo que ver con eso. Seguro que sí.

228 Y aquí está Él en la última edad de la iglesia, parado afuera de la puerta, el Dios Todopoderoso. Eso—eso me parte el corazón, al pensarlo. Mi Señor parado afuera de la puerta de Su Propia iglesia, después de haber sido sacado por la mundanalidad y frialdad y denominación e indiferencia, parado por fuera de la puerta, llamando, tratando de entrar de nuevo. Cuando pensé en eso, hace un rato, solo me recargué sobre mi mesa y comencé a llorar.

[60-1211E, La Edad de la Iglesia de Laodicea, Rev. William M. Branham]

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