Y TODO AQUEL QUE INVOCARE EL NOMBRE DEL SEÑOR, SERÁ SALVO
16 Mas
esto es lo dicho por el profeta Joel:
17 Y en
los postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños;
18 Y de
cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
19 Y daré
prodigios arriba en el cielo,
Y señales abajo en la tierra,
Sangre y fuego y vapor de humo;
20 El sol
se convertirá en tinieblas,
Y la luna en sangre,
Antes que venga el día del Señor,
Grande y manifiesto;
21 Y todo
aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
(Hechos 2:16-21)
E |
stas
palabras fueron citadas por el Apóstol Pedro en la ocasión que, por primera
vez, el Espíritu Santo descendió sobre la Iglesia; y que, evidentemente, para
todos aquellos que hoy disfrutan de tener la promesa de Dios por los méritos de
Jesucristo o Yeshúa el Cristo, la declaración del apóstol: “Y todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo.”, es garantía del cuidado de Yehováh
Dios.
Hoy
tenemos noticias que crean incertidumbre, turbación y angustia entre las
gentes; y, seguramente, inclusive entre muchos de nosotros los cristianos
profesantes; sin embargo, la promesa de Yehováh Dios sigue en pie, porque Él no
cambia; y hoy, como aquel Día de Pentecostés o Shavuot (Chag Ha-Katzir, la Fiesta de la Cosecha (Exodus 23:16) y Yom Ha-Bikurim, Día de los primeros frutos (Numbers 28:26), podemos decir,
con total confianza, “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será
salvo.”
El apóstol citó al Profeta, en Joel 2:28-32 y,
cuando leemos allí la cita Bíblica, allí sí que se menciona el nombre “del
Señor” que se dice en Hechos 2:21:
32 Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá
salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.
(Joel 2:32)
Este versículo lo vuelve a recordar el Apóstol Pablo, en su
carta a los romanos:
11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será
avergonzado.
12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que
es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;
13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
(Romanos 10:11-13)
Y,
como ustedes lo podrán notar, tanto aquí como en Hechos 2:21, el apóstol solo
dice: “el nombre del Señor”, sin mencionar realmente Su nombre: Jehová o
Yehováh (así figura en los manuscritos más antiguos de que se tiene
conocimiento); y, muy posiblemente, y a la usanza de la tradición de los
rabinos de la antigüedad hasta hoy, tanto el nombre del Padre como de Su hijo
fueron ocultados para, en todo momento, reemplazarlos por el título honorífico
de “Señor” cuando, en Joel 2:32, la promesa es para quienes invocamos o
llamamos a Yehováh, llamándolo por Su nombre, no por un título. Y, lo que es
más relevante aquí es que, cuando el Apóstol Pablo se refiere al “Señor”,
haciendo referencia a Joel 2:32, claramente Él está dando a entender que
Yehováh y Yeshúa son la misma persona, lo que descarta la doctrina de una
supuesta trinidad.
Con
esa confianza, y porque ahora Yehováh llegó a ser Yeshúa, que traducido es “Yehováh
salva”, porque no hay otro salvador sino Yehováh Dios, para Él rescatarnos de
nuestros pecados llegó a ser Yeshúa, Emanuel, Dios [está] con nosotros (Juan
1:14; Mateo 1:21), es importante que usted y yo lo invoquemos o llamemos por Su
nombre, no solo por Su título honorífico de “Señor”.
En
el versículo 14 de Romanos 10, el apóstol dice: ¿Y cómo creerán en aquel de
quien no han oído?”; por consiguiente, conocer Su nombre es importante,
necesario para invocarle o llamar, y más hoy cuando la muerte quiere herirnos
en la forma de un covid-19.
El
apóstol escribió en Romanos 8:31: “¿Qué, pues,
diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”; de manera que, confiadamente, podemos decir que, por
causa de Yeshúa, tenemos a un Dios comprometido en cuidarnos, inclusive, de
esta pandemia, del covid-19 o el nombre que quieran ponerle.
El
Señor Yeshúa dijo:
17 Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán
fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no
les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
(Marcos 16:17-18)
Y
este covid-19 es un demonio, es un mensajero de satanás para abofetearnos o zarandearnos,
como el Señor Yeshúa mismo lo profetizó que sucedería; y, es más, Él dijo que
era necesario que esta peste, plaga o pandemia sucediera (Mateo 24:6), ¿por
qué? Yo creo que para probar nuestros corazones y, reconociendo que no hay
salvación sino en Yehováh, invoquemos Su bendito nombre, Yehováh de los
Ejércitos o, por el nombre de Su hijo, Yeshúa que, traducido, es “Yehováh salva”.
¡Aleluya!
32 Y todo aquel que invocare el nombre de Yehováh será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá
salvación, como ha dicho Yehováh, y entre el remanente al cual él habrá llamado.
(Joel 2:32)
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