jueves, 21 de enero de 2021

 Y TODO AQUEL QUE INVOCARE EL NOMBRE DEL SEÑOR, SERÁ SALVO

 

16 Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:

17 Y en los postreros días, dice Dios,

Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,

Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;

Vuestros jóvenes verán visiones,

Y vuestros ancianos soñarán sueños;

18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días

Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

19 Y daré prodigios arriba en el cielo,

Y señales abajo en la tierra,

Sangre y fuego y vapor de humo;

20 El sol se convertirá en tinieblas,

Y la luna en sangre,

Antes que venga el día del Señor,

Grande y manifiesto;

21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

(Hechos 2:16-21)

 


E

stas palabras fueron citadas por el Apóstol Pedro en la ocasión que, por primera vez, el Espíritu Santo descendió sobre la Iglesia; y que, evidentemente, para todos aquellos que hoy disfrutan de tener la promesa de Dios por los méritos de Jesucristo o Yeshúa el Cristo, la declaración del apóstol: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”, es garantía del cuidado de Yehováh Dios.

 

Hoy tenemos noticias que crean incertidumbre, turbación y angustia entre las gentes; y, seguramente, inclusive entre muchos de nosotros los cristianos profesantes; sin embargo, la promesa de Yehováh Dios sigue en pie, porque Él no cambia; y hoy, como aquel Día de Pentecostés o Shavuot (Chag Ha-Katzir, la Fiesta de la Cosecha (Exodus 23:16) y Yom Ha-Bikurim, Día de los primeros frutos (Numbers 28:26), podemos decir, con total confianza, “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”

 

El apóstol citó al Profeta, en Joel 2:28-32 y, cuando leemos allí la cita Bíblica, allí sí que se menciona el nombre “del Señor” que se dice en Hechos 2:21:

 

32 Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.

(Joel 2:32)

 

Este versículo lo vuelve a recordar el Apóstol Pablo, en su carta a los romanos:

 

11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.

12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;

13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

(Romanos 10:11-13)

 

Y, como ustedes lo podrán notar, tanto aquí como en Hechos 2:21, el apóstol solo dice: “el nombre del Señor”, sin mencionar realmente Su nombre: Jehová o Yehováh (así figura en los manuscritos más antiguos de que se tiene conocimiento); y, muy posiblemente, y a la usanza de la tradición de los rabinos de la antigüedad hasta hoy, tanto el nombre del Padre como de Su hijo fueron ocultados para, en todo momento, reemplazarlos por el título honorífico de “Señor” cuando, en Joel 2:32, la promesa es para quienes invocamos o llamamos a Yehováh, llamándolo por Su nombre, no por un título. Y, lo que es más relevante aquí es que, cuando el Apóstol Pablo se refiere al “Señor”, haciendo referencia a Joel 2:32, claramente Él está dando a entender que Yehováh y Yeshúa son la misma persona, lo que descarta la doctrina de una supuesta trinidad.

 

Con esa confianza, y porque ahora Yehováh llegó a ser Yeshúa, que traducido es “Yehováh salva”, porque no hay otro salvador sino Yehováh Dios, para Él rescatarnos de nuestros pecados llegó a ser Yeshúa, Emanuel, Dios [está] con nosotros (Juan 1:14; Mateo 1:21), es importante que usted y yo lo invoquemos o llamemos por Su nombre, no solo por Su título honorífico de “Señor”.

 

En el versículo 14 de Romanos 10, el apóstol dice: ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído?”; por consiguiente, conocer Su nombre es importante, necesario para invocarle o llamar, y más hoy cuando la muerte quiere herirnos en la forma de un covid-19.

 

El apóstol escribió en Romanos 8:31: “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?; de manera que, confiadamente, podemos decir que, por causa de Yeshúa, tenemos a un Dios comprometido en cuidarnos, inclusive, de esta pandemia, del covid-19 o el nombre que quieran ponerle.

 

El Señor Yeshúa dijo:

 

17 Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;

18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.

(Marcos 16:17-18)

 

Y este covid-19 es un demonio, es un mensajero de satanás para abofetearnos o zarandearnos, como el Señor Yeshúa mismo lo profetizó que sucedería; y, es más, Él dijo que era necesario que esta peste, plaga o pandemia sucediera (Mateo 24:6), ¿por qué? Yo creo que para probar nuestros corazones y, reconociendo que no hay salvación sino en Yehováh, invoquemos Su bendito nombre, Yehováh de los Ejércitos o, por el nombre de Su hijo, Yeshúa que, traducido, es “Yehováh salva”. ¡Aleluya!

 

32 Y todo aquel que invocare el nombre de Yehováh será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Yehováh, y entre el remanente al cual él habrá llamado.

(Joel 2:32)

 


 

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