¡Un próspero año 2021!
2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas
las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.
3 Juan 1:2
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róximos para ingresar a un nuevo año de nuestro
común calendario (porque los budistas, chinos, hebreos y/o judíos, musulmanes y
persas usan de otro calendario), este 1 de enero de 2021, quisiera compartir mi
personal reflexión que, muy posible, tenga mucho en relación con la de muchos
de ustedes.
Trabajé para una empresa dedicada a la logística
y, concretamente, como auxiliar de almacén; y, de mi experiencia todo el tiempo
que trabajé como almacenero, supe de un práctica que, año a año, cada seis
meses o a-cíclicamente (por alguna emergencia), fue parte importante del
control que hay en todo almacén, por pequeño que éste sea: El Inventario; y,
cuantas veces participé de un inventario, principalmente los de fin de año, esto
nos dejaba lecciones para, en el año que venía, asumiéramos las acciones que
convenían a la empresa para que, si por allí habían errores que causaron daño a
la empresa, a su activo (que era enorme), en el próximo año asumiéramos las
acciones y correcciones para que tales errores no volvieran a suceder. De esta
manera, podríamos decir que nos asegurábamos que, en el próximo año, tendríamos
prosperidad respecto los casos que en el año que terminábamos nos eran objeto
de observación, crítica y corrección. Esto me dejó una lección de vida; para,
al igual que toda empresa, proponerme un año nuevo mejor no sin antes aceptar,
con humildad, las observaciones y correcciones que me dejaba el inventario de
mi vida a lo largo del año que terminaba.
Estamos próximos para entrar al año 2021; y, como
bien nos “bombardean” día a día las noticias, por razón de una pandemia que aún
sigue siendo nuestro más incómodo compañero, se nos vaticina una “segunda ola”
o el brote de un cuadro pandémico con mayor estrago que el habido hasta hoy; y
que, para que esto lo consideremos como cierto, este cuadro ya lo estamos
viendo en la experiencia de los países de Europa; donde, por ejemplo en
Inglaterra, se registraron poco más de 900 fallecidos en un solo día, lo que
volvió a alarmar a toda Europa; y, por supuesto, a todo el mundo.
Como muchos de ustedes que frecuentamos diversos
medios de comunicación o redes sociales como el Facebook, Messenger, WhatsApp y
otros, a diario nos llegan buenas noticias, notas que tienen la intención de
animarnos en el día presente; por ejemplo, con un “¡Que tengas un lindo día!”,
¿verdad?; pero, igualmente, o hasta quizá con mayor frecuencia, recibimos malas
noticias relativos a la pandemia y cómo nuestros científicos y autoridades lo
están afrontando; y, a esto, con el agregado nada grato de críticas contra los
protocolos que se han ido desarrollando para controlar el covid-19 y,
finalmente, contra las vacunas que se estarían elaborando con mucha crítica. A veces
termino el día y, no sabiendo a quién creer (obstante las críticas parecen
estar algo significativamente fundadas y expuestas por profesionales de la
salud), quisiera eliminar mi cuenta de Facebook, Messenger o WhatsApp; pero, al
rato, con algo de aliento decido entregar esta y toda carga a Aquel que sabe
cómo confortarnos y darnos aliento para un día próspero, a nuestro Señor y
Padre Yehováh (nombre hebreo para Dios).
El Señor Jesús (Yeshúa en hebreo) dijo: “Venid a
mí todos los que estáis cargados y cansados, y Yo os haré descansar…” (Mateo
11:28-30); y, ciertamente, estoy aprendiendo a depositar mis cargas y buscar
reposo y recuperación para un nuevo día, en Cristo Yeshúa; porque Él es Aquel a
Quién Dios ha designado para ser nuestro Propiciatorio, Aquel Quién puede
compadecerse de nuestros errores y fallas en la vida.
¿Qué balance nos merece este año 2020 que estamos
próximos a despedir? En lo personal, puedo calificar mi año 2020 como positivo;
porque, aún y cuando no he logrado aquello que es motivo de mi llamamiento en
Cristo Yeshúa, aun así he aprendido para afirmarme aún más en Sus promesas, Sus
mandamientos, Su verdad absoluta; creyendo, un poco más que ayer y en palabras
del apóstol, que Él es poderoso para cumplir lo que ha prometido (Romanos
4:21).
Éste año 2020 ha sido uno de los más duros por
los que hombre alguno haya pasado; y, para todo cristiano, que aspira adorar a
Yehováh Dios en toda circunstancia, no importando las vicisitudes por las que
uno atraviese, éste año ha significado una de las más claras pruebas para
nuestra fe: en lo personal, fui sacudido y turbado hasta la angustia (Mateo
24:6; Marcos 13:7) que, de no haber sido por esta pequeña medida de fe que
confío haber recibido de Dios, seguramente habría reaccionado en la anarquía
como muchos están obrando, revelándose contra nuestras autoridades.
El Dios que dijo que estas cosas iban a suceder
(Mateo 24), tiene la gracia para sostenernos en todo momento y ayudarnos para
mostrar un testimonio que diga de una fe que agrade a Dios; y que, seguramente,
nos dará parte y suerte con todos los bendecidos en Cristo Jesús o Yeshúa.
Así, cuando muchos vaticinan un año 2021 sombrío
para este 2021; yo espero, con Su ayuda, Su gracia o favor, vivir por encima de
todo ello, porque “Sobre una roca me pondrá en alto.” (Salmo 27:5).
¿Qué deberíamos hacer para
asegurarnos un próspero año 2021? ¿Vestirnos con prendas de color amarillo,
comer pasas, un baño personal u otro ritual; o, como algunos seguramente lo
harán, consultar con el tarot, las cartas, la huija o ouija? Por qué no mejor
invocar o llamar al Dios que tiene control del futuro; y, tanto así que, en el
libro del Apocalipsis o Revelación, ya están escritos los sucesos que
acontecerán en los próximos años para alegría de los justos y tristeza y
angustia del pecador. Si Dios hasta aquí ha cumplido casi todas Sus profecías,
siendo la principal de todas éstas el advenimiento de Su Mesías o Cristo,
nuestro Señor Jesús o Yeshúa; y, con Él, toda promesa que por Su causa es dada
a la Iglesia; entonces, ¿cómo no creer en las promesas que están por suceder en
adelante? Está prometido el arrebatamiento de la Iglesia (los santos en Cristo
Yeshúa), juntamente con la resurrección de los muertos en Cristo (la primera
resurrección); y, según lo enseñó el Rev. William M. Branham, Él quitará a Su
Iglesia de la tierra para, después, desatar toda la ira de Sus juicios contra
un mundo pecador que se complació en el pecado, que nunca procedió al
arrepentimiento. Vienen Sus juicios, amigos, familia, hermanos en Cristo (1
Tesalonicenses 5:1-11; 2 Tesalonicenses 2:1-17; 2 Pedro 3:1-18; Apocalipsis
16:1-21); y, en aquel día, el Día del Señor, no prosperará nada sino Su ira, Su
enojo.
¿Qué deberíamos hacer para
tener parte y suerte con Sus promesas de bien, de paz y prosperidad, para
proveernos un año 2021 promisorio, con la promesa de Sus promesas que Él
siempre cumple? Respuesta: solo creer en Aquel a Quién Dios envió, en
Jesucristo, Yeshúa el Cristo; porque Él llevó la ira y el castigo de Dios por
nosotros; para que nosotros, siendo justificados por la fe en la obra vicaria
del bendito Yeshúa, tengamos paz y prosperidad, no solo este año 2021 sino por
toda la eternidad.
El apóstol Juan hizo esta
declaración a Gayo, un anciano y condiscípulo suyo de aquel tiempo: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado
en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3
Juan 1:2); y, cuando leemos la expresión “deseo”, ésta contiene las mismas
raíces para la expresión “orar”; por lo que, igualmente podríamos leer: “Amado,
yo oro que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como
prospera tu alma.” Yo podría desear muchas cosas; pero, si no son la voluntad
de Dios, quedarán como deseos incumplidos; pero, si reconozco que el alma de
una persona está prosperando en fe, virtud, conocimiento, dominio propio
(templanza), paciencia, piedad, afecto fraternal y amor (2 Pedro 1:5-7), mi
deseo es más que un simple deseo; para, en oración, pedir porque tal persona
sea prosperada en todo lo demás, en su salud, tanto como su alma, lo más
profundo de su ser ya está prosperando por la ministración de la bendita
Palabra de Dios.
Este año 2021 es mi oración, más que mi deseo, es
un deseo puesto en acción mediante la oración al Dios que escucha, porque tú
conozcas a Dios, Yehováh es Su nombre; y que, conociéndole, sepas cómo
conducirte delante de Él hoy y siempre, agradándole, para una vida próspera y
confiable para el porvenir. ¿Y cómo Le conocemos? Sencillo: mientras lecturamos
Su bendita Palabra, en oración, clamando porque Él nos ayude a entenderlas.
17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la
voluntad de Dios permanece para siempre.
1 Juan 2:17
¡Un Próspero Año 2021, en Cristo Yeshúa. Amén!
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