martes, 29 de diciembre de 2020

 ¡Un próspero año 2021!

 

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.

3 Juan 1:2

 

P

róximos para ingresar a un nuevo año de nuestro común calendario (porque los budistas, chinos, hebreos y/o judíos, musulmanes y persas usan de otro calendario), este 1 de enero de 2021, quisiera compartir mi personal reflexión que, muy posible, tenga mucho en relación con la de muchos de ustedes.

 

Trabajé para una empresa dedicada a la logística y, concretamente, como auxiliar de almacén; y, de mi experiencia todo el tiempo que trabajé como almacenero, supe de un práctica que, año a año, cada seis meses o a-cíclicamente (por alguna emergencia), fue parte importante del control que hay en todo almacén, por pequeño que éste sea: El Inventario; y, cuantas veces participé de un inventario, principalmente los de fin de año, esto nos dejaba lecciones para, en el año que venía, asumiéramos las acciones que convenían a la empresa para que, si por allí habían errores que causaron daño a la empresa, a su activo (que era enorme), en el próximo año asumiéramos las acciones y correcciones para que tales errores no volvieran a suceder. De esta manera, podríamos decir que nos asegurábamos que, en el próximo año, tendríamos prosperidad respecto los casos que en el año que terminábamos nos eran objeto de observación, crítica y corrección. Esto me dejó una lección de vida; para, al igual que toda empresa, proponerme un año nuevo mejor no sin antes aceptar, con humildad, las observaciones y correcciones que me dejaba el inventario de mi vida a lo largo del año que terminaba.

 

Estamos próximos para entrar al año 2021; y, como bien nos “bombardean” día a día las noticias, por razón de una pandemia que aún sigue siendo nuestro más incómodo compañero, se nos vaticina una “segunda ola” o el brote de un cuadro pandémico con mayor estrago que el habido hasta hoy; y que, para que esto lo consideremos como cierto, este cuadro ya lo estamos viendo en la experiencia de los países de Europa; donde, por ejemplo en Inglaterra, se registraron poco más de 900 fallecidos en un solo día, lo que volvió a alarmar a toda Europa; y, por supuesto, a todo el mundo.

 

Como muchos de ustedes que frecuentamos diversos medios de comunicación o redes sociales como el Facebook, Messenger, WhatsApp y otros, a diario nos llegan buenas noticias, notas que tienen la intención de animarnos en el día presente; por ejemplo, con un “¡Que tengas un lindo día!”, ¿verdad?; pero, igualmente, o hasta quizá con mayor frecuencia, recibimos malas noticias relativos a la pandemia y cómo nuestros científicos y autoridades lo están afrontando; y, a esto, con el agregado nada grato de críticas contra los protocolos que se han ido desarrollando para controlar el covid-19 y, finalmente, contra las vacunas que se estarían elaborando con mucha crítica. A veces termino el día y, no sabiendo a quién creer (obstante las críticas parecen estar algo significativamente fundadas y expuestas por profesionales de la salud), quisiera eliminar mi cuenta de Facebook, Messenger o WhatsApp; pero, al rato, con algo de aliento decido entregar esta y toda carga a Aquel que sabe cómo confortarnos y darnos aliento para un día próspero, a nuestro Señor y Padre Yehováh (nombre hebreo para Dios).

 

El Señor Jesús (Yeshúa en hebreo) dijo: “Venid a mí todos los que estáis cargados y cansados, y Yo os haré descansar…” (Mateo 11:28-30); y, ciertamente, estoy aprendiendo a depositar mis cargas y buscar reposo y recuperación para un nuevo día, en Cristo Yeshúa; porque Él es Aquel a Quién Dios ha designado para ser nuestro Propiciatorio, Aquel Quién puede compadecerse de nuestros errores y fallas en la vida.

 

¿Qué balance nos merece este año 2020 que estamos próximos a despedir? En lo personal, puedo calificar mi año 2020 como positivo; porque, aún y cuando no he logrado aquello que es motivo de mi llamamiento en Cristo Yeshúa, aun así he aprendido para afirmarme aún más en Sus promesas, Sus mandamientos, Su verdad absoluta; creyendo, un poco más que ayer y en palabras del apóstol, que Él es poderoso para cumplir lo que ha prometido (Romanos 4:21).

 

Éste año 2020 ha sido uno de los más duros por los que hombre alguno haya pasado; y, para todo cristiano, que aspira adorar a Yehováh Dios en toda circunstancia, no importando las vicisitudes por las que uno atraviese, éste año ha significado una de las más claras pruebas para nuestra fe: en lo personal, fui sacudido y turbado hasta la angustia (Mateo 24:6; Marcos 13:7) que, de no haber sido por esta pequeña medida de fe que confío haber recibido de Dios, seguramente habría reaccionado en la anarquía como muchos están obrando, revelándose contra nuestras autoridades.

 

El Dios que dijo que estas cosas iban a suceder (Mateo 24), tiene la gracia para sostenernos en todo momento y ayudarnos para mostrar un testimonio que diga de una fe que agrade a Dios; y que, seguramente, nos dará parte y suerte con todos los bendecidos en Cristo Jesús o Yeshúa.

 

Así, cuando muchos vaticinan un año 2021 sombrío para este 2021; yo espero, con Su ayuda, Su gracia o favor, vivir por encima de todo ello, porque “Sobre una roca me pondrá en alto.” (Salmo 27:5).

 

¿Qué deberíamos hacer para asegurarnos un próspero año 2021? ¿Vestirnos con prendas de color amarillo, comer pasas, un baño personal u otro ritual; o, como algunos seguramente lo harán, consultar con el tarot, las cartas, la huija o ouija? Por qué no mejor invocar o llamar al Dios que tiene control del futuro; y, tanto así que, en el libro del Apocalipsis o Revelación, ya están escritos los sucesos que acontecerán en los próximos años para alegría de los justos y tristeza y angustia del pecador. Si Dios hasta aquí ha cumplido casi todas Sus profecías, siendo la principal de todas éstas el advenimiento de Su Mesías o Cristo, nuestro Señor Jesús o Yeshúa; y, con Él, toda promesa que por Su causa es dada a la Iglesia; entonces, ¿cómo no creer en las promesas que están por suceder en adelante? Está prometido el arrebatamiento de la Iglesia (los santos en Cristo Yeshúa), juntamente con la resurrección de los muertos en Cristo (la primera resurrección); y, según lo enseñó el Rev. William M. Branham, Él quitará a Su Iglesia de la tierra para, después, desatar toda la ira de Sus juicios contra un mundo pecador que se complació en el pecado, que nunca procedió al arrepentimiento. Vienen Sus juicios, amigos, familia, hermanos en Cristo (1 Tesalonicenses 5:1-11; 2 Tesalonicenses 2:1-17; 2 Pedro 3:1-18; Apocalipsis 16:1-21); y, en aquel día, el Día del Señor, no prosperará nada sino Su ira, Su enojo.

 

¿Qué deberíamos hacer para tener parte y suerte con Sus promesas de bien, de paz y prosperidad, para proveernos un año 2021 promisorio, con la promesa de Sus promesas que Él siempre cumple? Respuesta: solo creer en Aquel a Quién Dios envió, en Jesucristo, Yeshúa el Cristo; porque Él llevó la ira y el castigo de Dios por nosotros; para que nosotros, siendo justificados por la fe en la obra vicaria del bendito Yeshúa, tengamos paz y prosperidad, no solo este año 2021 sino por toda la eternidad.

 

El apóstol Juan hizo esta declaración a Gayo, un anciano y condiscípulo suyo de aquel tiempo: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3 Juan 1:2); y, cuando leemos la expresión “deseo”, ésta contiene las mismas raíces para la expresión “orar”; por lo que, igualmente podríamos leer: “Amado, yo oro que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” Yo podría desear muchas cosas; pero, si no son la voluntad de Dios, quedarán como deseos incumplidos; pero, si reconozco que el alma de una persona está prosperando en fe, virtud, conocimiento, dominio propio (templanza), paciencia, piedad, afecto fraternal y amor (2 Pedro 1:5-7), mi deseo es más que un simple deseo; para, en oración, pedir porque tal persona sea prosperada en todo lo demás, en su salud, tanto como su alma, lo más profundo de su ser ya está prosperando por la ministración de la bendita Palabra de Dios.

 

Este año 2021 es mi oración, más que mi deseo, es un deseo puesto en acción mediante la oración al Dios que escucha, porque tú conozcas a Dios, Yehováh es Su nombre; y que, conociéndole, sepas cómo conducirte delante de Él hoy y siempre, agradándole, para una vida próspera y confiable para el porvenir. ¿Y cómo Le conocemos? Sencillo: mientras lecturamos Su bendita Palabra, en oración, clamando porque Él nos ayude a entenderlas.

 

17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

1 Juan 2:17

 

¡Un Próspero Año 2021, en Cristo Yeshúa. Amén!

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