viernes, 6 de septiembre de 2024

Cuando la respuesta es no

El Señor puede no darnos lo que le pedimos cuando tiene un propósito más elevado en mente para nuestras vidas.

P

ienso en la espina en la carne de Pablo. Él dijo: “Tres veces rogué al Señor que la quitara de mí”. Pero Dios no lo libró. ¿Por qué? Dios le había dado a Pablo una abundancia de revelaciones, y esa espina en la carne era necesaria para mantenerlo humilde. “Me fue dado un aguijón en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca desmedidamente”. Pablo dijo: “Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:7-10). En realidad, Pablo aprendió a regocijarse por esa espina podrida, porque experimentó el gran poder de Dios como resultado de la debilidad.


Considere la oración de Jesús que no fue respondida. Aunque oró tres veces: “Padre, si es posible, pase de mí esta copa” (Mateo 26:39), bebió la copa. ¿Por qué? Porque Dios quería traer salvación a cada uno de nosotros. Cabe señalar que Jesús, aunque ofreció su oración al Padre, agregó lo que es tan importante para cada oración: “Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Esa es la clave de la obediencia y la oración.

“Señor, esto es lo que quiero. Este es mi deseo. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. ¡No se puede mejorar eso! Porque el verdadero propósito de la oración nunca es que se haga mi voluntad, sino la de Él.


Tomado del ministerio PrayerRequest.com

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