Porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados
21 Y dará a luz un
hijo, y llamarás Su nombre Jesús [Yeshúa, en hebreo], porque Él salvará a Su
pueblo de sus pecados.
Mateo 1:21
Estamos cerca de la Navidad y, como años
anteriores, quisiéramos rememorar que, un día 25 de diciembre, nació el
Salvador del mundo; aunque, ciertísimamente, hay pruebas suficientes como para
desestimar que el Salvador naciera en esta fecha; sin embargo, y porque tal
parece que ésta sería el pretexto o excusa única para rememorar con sentido de
festividad Su nacimiento, quisiéramos festejarlo o celebrarlo con toda la
alegría y acción de gracias que el hecho amerita, motiva.
En el versículo que hemos copiado aquí,
se dice que la orden del ángel (posiblemente el mismo ángel que visitó a María,
en San Lucas 1:26-38), que debían llamar al niño por el nombre de Jesús; y,
seguidamente, el ángel da la explicación del porqué de este nombre: “porque Él
salvará a Su pueblo de sus pecados.” No hay mensaje más consolador que éste,
que Dios nos envíe un Salvador para salvarnos de nuestros pecados.
En Romanos 3:9-18, el apóstol detalla la
condición de todo hombre (o mujer), que “No hay justo, ni aún uno”; y, en el
capítulo 6 y versículo 23 de este mismo libro, que “la paga del pecado es
muerte”, por lo que todos estaríamos condenados a muerte de no mediar un
Salvador, Alguien que nos salve de la muerte producto de nuestro pecado.
La pregunta sería, ¿por qué Dios querría
matarnos, por causa del pecado?
Romanos 3:23 sería la respuesta a esta
interrogante: “por cuanto TODOS pecaron, y están destituidos [faltos] de la
gloria de Dios [no nos parecemos a Él].”
En el principio, Dios creó los cielos y
la tierra, y todo lo que lo habita; y, cuando Él había concluido la obra de la
creación, las Escrituras afirman que Él estaba complacido de Su trabajo, de Su
obra:
31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí
que era bueno en gran manera.
(Génesis 1:31)
Pero, tan pronto como nuestros primeros padres
pecaron, la muerte entró en el mundo; y, tanto así que, por causa de este
pecado, toda la creación fue contaminada en corrupción:
17 Y al hombre dijo: Por cuanto
obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo:
No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de
ella todos los días de tu vida.
18 Espinos y cardos te
producirá, y comerás plantas del campo.
Así, toda la creación, juntamente con los
hombres, estábamos condenados a morir; y, según Apocalipsis 20:15, para morir
por toda una eternidad. Pero Dios, que es rico en misericordia, es evidente
que, desde aquella vez que nuestros padres pecaron trayendo, con ello,
maldición a toda su descendencia o generación, también proveyó la manera para
salvar a Su hijo de su pecado; cuando, en Génesis 3:21, Él cubrió a Adán y Eva
con túnicas de pieles, tipificando desde ese preciso instante la muerte de un
Sustituto o Vicario por Su hijo, por nosotros.
18 Así que, como por la transgresión
de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la
justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
19 Porque así como por la
desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así
también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos
Romanos 5:18-19
Por esto mismo apareció Jesús, nuestro
Salvador, para todos los que le reciben y confiesan como tal, creyendo en Su
obra sustitutoria o vicaria por nosotros en la cruz. El apóstol escribió:
6 Porque Cristo, cuando aún éramos
débiles, a su tiempo murió por los impíos.
7 Ciertamente, apenas morirá alguno
por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.
8 Mas Dios muestra su amor para con
nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
9 Pues mucho más, estando ya
justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.
Romanos 5:6-9
Si nuestra religión no tiene el poder
para proveernos el Espíritu Santo, que es la señal de Su aprobación, que Él nos
ha justificado por la fe en Jesucristo, entonces nuestra religión es vana, es
otro delantal de hojas de higuera (Génesis 3:7), porque “sin derramamiento de sangre no se hace
remisión”
(Hebreos 9:22); y las hojas de higuera, por más que parecieron cubrir la
aparente desnudez de Adán y Eva, no pudieron cubrir su pecado. Y, desde
entonces, TODOS nacemos pecadores; por consiguiente, TODOS necesitamos de un
Salvador, de Uno que nos salve de nuestros pecados que nos califican que somos
incompetentes para vivir, honrar y glorificar a un Dios justo y santo. El hecho
de que pecamos, eso demuestra de que somos pecadores.
23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de
la gloria de Dios,
Romanos 3:23
El Rev. William Branham dijo lo siguiente:
239
Por
eso es que nuestra religión es
por Sangre,
la Sangre.
La Vida está en la Sangre que
cubre la Palabra. Y la Vida es la… Está en la Sangre. La Sangre es religión [la
palabra religión proviene del latín religare o volver a atar],
y la Vida en la Sangre es
lo que produce los resultados. ¡Oh!, ¿lo ven? ¿Ven?
240 No
es cubrirse con hojas de higuera; Adán y Eva intentaron eso una vez. Caín hizo
lo mismo. ¿Notaron eso Uds.? Caín
también trajo de la vida botánica (¿ven?); pero no funcionó. Eso no les funcionó a Adán y a Eva, y
eso no funcionará hoy. Cuando Dios lo rehusó en el principio, queda rehusado por la
Eternidad. Credos hechos por hombres y pensamientos jamás la substituirán.
62-0422 - La
Restauración Del Árbol Novia
53 Por eso fue que las manzanas y
melocotones y demás cosas de Caín, no funcionaron. Tenía que ser una vida que
tuviera sangre, y la vida había salido del sacrificio, y ahora la sangre era la señal de que el mandato de Dios había sido
llevado a cabo. Ahora, ¿qué requirió Dios? La vida; y la sangre mostraba que una vida había tenido que desaparecer. Así que
la sangre era la señal que la vida había sido sacrificada, que algo había
muerto (el requerimiento de Dios); que una vida había sido sacrificada, y que
la sangre había sido derramada. Y la sangre representaba la señal, de que una
vida había desaparecido. La vida del animal la cual Dios había dicho debía
ser tomada, era la sangre representando la señal. ¿Ven?
63-0901m - La Señal
56 Ahora, en aquel tiempo, la señal debía
estar en la puerta. Debía estar allí, a pesar de lo religiosa que fuera la
casa, de cuán religiosa era la gente, o lo bien que habían criado a sus hijos;
de lo bien que habían asistido a la iglesia, o lo bien que ellos habían
desplegado todas las cosas que Dios había dicho. Sin embargo, en esa hora
final, donde era un reto entre la muerte y la vida, la sangre tenía que estar
desplegada. Y la sangre mostraba que un
sustituto inocente había sido tomado en lugar del adorador. Y la química de la
sangre, la misma sangre roja, era una señal sobre la puerta de que esta casa
estaba a salvo, bajo la sangre. Ahora, eso fue un tipo.
63-1028 - Perdón
De manera que, aquel día, tarde o noche
(las Escrituras no lo precisa), cuando nació nuestro bendito Señor Jesús, nació
nuestra salvación: “porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados.” (Mateo
1:21). ¡Qué noticia más dichosa para compartir! Y que, por lo mismo, es que el
ángel dijo a los pastores: “No temáis; porque he aquí os doy nuevas [del griego
euangelizō, traducido como evangelio]
de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad
de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.” (Lucas 2:10-11)
Que la dicha que reinó en el corazón de
aquellos pastores; como, después, en Simeón, un hombre piadoso que espera la consolación
de Israel, y Ana, la profetisa (Lucas 2:21-38), reine en nuestros corazones;
cuando, este 25 de diciembre, hagamos remembranza y meditemos sobre el inmenso
significado del nacimiento, natividad o navidad de nuestro Señor Jesús; que,
desde Su concepción en el vientre de María, Él ya estaba ordenado para ser
nuestro Salvador; y, tanto así que, para recordárnoslo todo el tiempo, Dios
puso por nombre a Su Hijo, Jesús. Cierto, el nombre Jesús es un nombre
latinizado que, realmente, no tiene etimología, origen o procedencia; que
pareciera que, al no poder o querer usar Su nombre en hebreo, Yeshúa, se
trasliteró del hebreo al griego, del griego al latín y, desde allí, a nuestro
idioma el español; con lo que, y sin darse cuenta en el daño que se estaba
causando, perderse el sentido que todo nombre en hebreo está construido; y, en
el caso de nuestro Salvador, Su nombre Yeshúa significa Yehováh es nuestro
salvador o salva.
¿Celebrarán el nacimiento de Jesús, el
Salvador o, como los paganos desde tiempos inmemorables, celebrarán el
nacimiento del sol, adorando a la creación antes que al Creador (Romanos 1:25)?
¿Aceptaremos el regalo de Dios en la persona de Jesucristo o, por el contrario,
cederemos a la fuerte tradición de un ficticio e inventado Papá Noel trayendo
regalo para nuestros niños; cultivando en ellos, con esta falsedad, a convivir
con la mentira?
¡Feliz Navidad, para todos aquellos que celebren el nacimiento,
natividad o navidad de Jesús, nuestro Salvador!
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