miércoles, 23 de diciembre de 2020

Porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados

 Porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados

21 Y dará a luz un hijo, y llamarás Su nombre Jesús [Yeshúa, en hebreo], porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados.

Mateo 1:21

 

Estamos cerca de la Navidad y, como años anteriores, quisiéramos rememorar que, un día 25 de diciembre, nació el Salvador del mundo; aunque, ciertísimamente, hay pruebas suficientes como para desestimar que el Salvador naciera en esta fecha; sin embargo, y porque tal parece que ésta sería el pretexto o excusa única para rememorar con sentido de festividad Su nacimiento, quisiéramos festejarlo o celebrarlo con toda la alegría y acción de gracias que el hecho amerita, motiva.

 

En el versículo que hemos copiado aquí, se dice que la orden del ángel (posiblemente el mismo ángel que visitó a María, en San Lucas 1:26-38), que debían llamar al niño por el nombre de Jesús; y, seguidamente, el ángel da la explicación del porqué de este nombre: “porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados.” No hay mensaje más consolador que éste, que Dios nos envíe un Salvador para salvarnos de nuestros pecados.

 

En Romanos 3:9-18, el apóstol detalla la condición de todo hombre (o mujer), que “No hay justo, ni aún uno”; y, en el capítulo 6 y versículo 23 de este mismo libro, que “la paga del pecado es muerte”, por lo que todos estaríamos condenados a muerte de no mediar un Salvador, Alguien que nos salve de la muerte producto de nuestro pecado.

 

La pregunta sería, ¿por qué Dios querría matarnos, por causa del pecado?

 

Romanos 3:23 sería la respuesta a esta interrogante: “por cuanto TODOS pecaron, y están destituidos [faltos] de la gloria de Dios [no nos parecemos a Él].”

 

En el principio, Dios creó los cielos y la tierra, y todo lo que lo habita; y, cuando Él había concluido la obra de la creación, las Escrituras afirman que Él estaba complacido de Su trabajo, de Su obra:

 

31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.

(Génesis 1:31)

 

Pero, tan pronto como nuestros primeros padres pecaron, la muerte entró en el mundo; y, tanto así que, por causa de este pecado, toda la creación fue contaminada en corrupción:

 

17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.

18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.

 

Así, toda la creación, juntamente con los hombres, estábamos condenados a morir; y, según Apocalipsis 20:15, para morir por toda una eternidad. Pero Dios, que es rico en misericordia, es evidente que, desde aquella vez que nuestros padres pecaron trayendo, con ello, maldición a toda su descendencia o generación, también proveyó la manera para salvar a Su hijo de su pecado; cuando, en Génesis 3:21, Él cubrió a Adán y Eva con túnicas de pieles, tipificando desde ese preciso instante la muerte de un Sustituto o Vicario por Su hijo, por nosotros.

 

18 Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.

19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos

Romanos 5:18-19

 

Por esto mismo apareció Jesús, nuestro Salvador, para todos los que le reciben y confiesan como tal, creyendo en Su obra sustitutoria o vicaria por nosotros en la cruz. El apóstol escribió:

 

Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.

Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

Romanos 5:6-9

 

Si nuestra religión no tiene el poder para proveernos el Espíritu Santo, que es la señal de Su aprobación, que Él nos ha justificado por la fe en Jesucristo, entonces nuestra religión es vana, es otro delantal de hojas de higuera (Génesis 3:7), porque “sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22); y las hojas de higuera, por más que parecieron cubrir la aparente desnudez de Adán y Eva, no pudieron cubrir su pecado. Y, desde entonces, TODOS nacemos pecadores; por consiguiente, TODOS necesitamos de un Salvador, de Uno que nos salve de nuestros pecados que nos califican que somos incompetentes para vivir, honrar y glorificar a un Dios justo y santo. El hecho de que pecamos, eso demuestra de que somos pecadores.

 

23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,

Romanos 3:23

 

El Rev. William Branham dijo lo siguiente:

 

239 Por eso es que nuestra religión es por Sangre, la Sangre. La Vida está en la Sangre que cubre la Palabra. Y la Vida es la… Está en la Sangre. La Sangre es religión [la palabra religión proviene del latín religare o volver a atar], y la Vida en la Sangre es lo que produce los resultados. ¡Oh!, ¿lo ven? ¿Ven?

240 No es cubrirse con hojas de higuera; Adán y Eva intentaron eso una vez. Caín hizo lo mismo. ¿Notaron eso Uds.? Caín también trajo de la vida botánica (¿ven?); pero no funcionó. Eso no les funcionó a Adán y a Eva, y eso no funcionará hoy. Cuando Dios lo rehusó en el principio, queda rehusado por la Eternidad. Credos hechos por hombres y pensamientos jamás la substituirán.

62-0422 - La Restauración Del Árbol Novia

 

53 Por eso fue que las manzanas y melocotones y demás cosas de Caín, no funcionaron. Tenía que ser una vida que tuviera sangre, y la vida había salido del sacrificio, y ahora la sangre era la señal de que el mandato de Dios había sido llevado a cabo. Ahora, ¿qué requirió Dios? La vida; y la sangre mostraba que una vida había tenido que desaparecer. Así que la sangre era la señal que la vida había sido sacrificada, que algo había muerto (el requerimiento de Dios); que una vida había sido sacrificada, y que la sangre había sido derramada. Y la sangre representaba la señal, de que una vida había desaparecido. La vida del animal la cual Dios había dicho debía ser tomada, era la sangre representando la señal. ¿Ven?

63-0901m - La Señal

 

56 Ahora, en aquel tiempo, la señal debía estar en la puerta. Debía estar allí, a pesar de lo religiosa que fuera la casa, de cuán religiosa era la gente, o lo bien que habían criado a sus hijos; de lo bien que habían asistido a la iglesia, o lo bien que ellos habían desplegado todas las cosas que Dios había dicho. Sin embargo, en esa hora final, donde era un reto entre la muerte y la vida, la sangre tenía que estar desplegada. Y la sangre mostraba que un sustituto inocente había sido tomado en lugar del adorador. Y la química de la sangre, la misma sangre roja, era una señal sobre la puerta de que esta casa estaba a salvo, bajo la sangre. Ahora, eso fue un tipo.

63-1028 - Perdón

 

De manera que, aquel día, tarde o noche (las Escrituras no lo precisa), cuando nació nuestro bendito Señor Jesús, nació nuestra salvación: “porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados.” (Mateo 1:21). ¡Qué noticia más dichosa para compartir! Y que, por lo mismo, es que el ángel dijo a los pastores: “No temáis; porque he aquí os doy nuevas [del griego euangelizō, traducido como evangelio] de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.” (Lucas 2:10-11)

 

Que la dicha que reinó en el corazón de aquellos pastores; como, después, en Simeón, un hombre piadoso que espera la consolación de Israel, y Ana, la profetisa (Lucas 2:21-38), reine en nuestros corazones; cuando, este 25 de diciembre, hagamos remembranza y meditemos sobre el inmenso significado del nacimiento, natividad o navidad de nuestro Señor Jesús; que, desde Su concepción en el vientre de María, Él ya estaba ordenado para ser nuestro Salvador; y, tanto así que, para recordárnoslo todo el tiempo, Dios puso por nombre a Su Hijo, Jesús. Cierto, el nombre Jesús es un nombre latinizado que, realmente, no tiene etimología, origen o procedencia; que pareciera que, al no poder o querer usar Su nombre en hebreo, Yeshúa, se trasliteró del hebreo al griego, del griego al latín y, desde allí, a nuestro idioma el español; con lo que, y sin darse cuenta en el daño que se estaba causando, perderse el sentido que todo nombre en hebreo está construido; y, en el caso de nuestro Salvador, Su nombre Yeshúa significa Yehováh es nuestro salvador o salva.

 

¿Celebrarán el nacimiento de Jesús, el Salvador o, como los paganos desde tiempos inmemorables, celebrarán el nacimiento del sol, adorando a la creación antes que al Creador (Romanos 1:25)? ¿Aceptaremos el regalo de Dios en la persona de Jesucristo o, por el contrario, cederemos a la fuerte tradición de un ficticio e inventado Papá Noel trayendo regalo para nuestros niños; cultivando en ellos, con esta falsedad, a convivir con la mentira?

 

¡Feliz Navidad, para todos aquellos que celebren el nacimiento, natividad o navidad de Jesús, nuestro Salvador!

 

                      

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