domingo, 29 de diciembre de 2024

LA CENA DEL SEÑOR


¿Qué Se Requiere Para Tomar La Santa Cena?

Nuestro estimado hermano, si usted ha sido bautizado en el Nombre del Señor Jesucristo y está viviendo una vida que le conviene a un Cristiano, entonces puede tomar parte de la Cena del Señor. El Hermano Branham dijo:

253 Ningún hombre, ninguna persona, ninguna mujer, muchacho, muchacha, no me importa quién sea él, está capacitado de pasar al púlpito, o aun afirmar ser Cristiano, sin estar lleno con el Espíritu Santo. Uds. no tienen derecho a la cena del Señor, o a la comunión, el lavamiento de pies, o a nada, hasta que Uds. hayan sido limpiados por el Fuego Santo de Dios.

64-0802 — El Futuro Hogar Del Novio Celestial Y La Novia Terrenal

 ¿Puedo Tomar La Santa Cena En Mi Hogar Sin Un Ministro?

Usted no necesita un ministro o una iglesia para tomarla, pues es algo entre usted y el Señor. En Julio de 1964, un hermano llamado Gagnon le escribió al Hermano Branham preguntándole si estaba bien que él sirviera la Comunión en su hogar, pues él no era un ministro. El Hermano Branham le contestó y le dijo: “Sí, puede hacerlo, usted no tiene que ser un ministro para hacerlo”. Hay una copia de esta carta en este link:

https://branhamtabernacle.org/es/articles/view/1212021_BrotherBranhamsLetter

¿Quién Está Calificado Para Preparar El Pan Y El Vino?

Nuestro estimado amigo, la Palabra nos enseña que el pan debiera ser preparado por gente que se ha dedicado y consagrado a sí misma para Dios. Solo un creyente lleno del Espíritu Santo debería preparar el Pan para un servicio de Comunión. El Hermano Branham dijo:

151 Escuchando allá en Jeffersonville ahora mismo, hay una familia llamada Wright. El Hermano Wood y yo fuimos allá para verlos. Ellos hacen el vino de la comunión para la iglesia.
65-1127E — Yo Había Escuchado Mas Ahora Veo

77 Mientras sostengo esta pequeña bandeja aquí en esta noche, este es el pan que representa la carne de nuestro Señor, como ha sido hecho un pan kosher por manos Cristianas. Y ahora viene a nosotros, como una señal del cuerpo quebrantado de nuestro Señor.
62-1104E — Ordenación

¿Cómo Hago El Pan?

Las instrucciones para hornear el pan kosher, hacer el vino, y las respuestas a muchas de las preguntas relacionadas a la Santa Cena se encuentran en este link: 

https://branhamtabernacle.org/es/articles/view/1212021_InstructionsForBakingBreadMakingWine

¿Y Acerca Del Vino?

Una de las preguntas comunes que recibimos es si es mejor hacer el vino o comprarlo, y aquí está lo que el Hermano Joseph nos instruyó a responder con las siguientes opciones, en el siguiente orden:

1.        Hacer su propio vino

2.        Conseguir vino kosher en un mercado local u otra tienda

3.        Acercarse a una iglesia del Mensaje y preguntar si tienen vino kosher que usted pueda usar

4.        Acercarse a otras iglesias, sinagogas judías, entre otros, para obtener vino kosher

5.        Vino rojo (no kosher)


 

lunes, 23 de diciembre de 2024

NAVIDAD VS ABSURDA TRADICIÓN

P

róximos a la celebración de la Navidad o Nacimiento de Jesús, es necesario considerar la importancia de los símbolos con los que ya se anuncia tan importante fiesta y celebración, e igualmente importantes para sabernos si, realmente o no, estaríamos celebrando el Nacimiento o Navidad de Jesús.


En principio, no hay referencia bíblica donde se lea que Dios ordena que celebremos el nacimiento del Salvador; sin embargo, desde que la iglesia instituyó esta celebración para diciembre 25 de cada año, aún si es cuestionable la fecha de Su nacimiento; por lo menos, y toda esta polémica de por medio, bien podemos celebrar Su nacimiento porque, definitivamente, hay registro de este hecho en los evangelios de Mateo y Lucas, referencias en algunas cartas del apóstol Pablo y, por último, hay crónicas de historiadores confiables que bien argumentan para creer y sostener que el Salvador del mundo, Jesús, nació en Belén de Judá.

¿Pero, estamos realmente celebrando la Navidad o Nacimiento de Jesús?




Si realmente esto fuera cierto, y todo Perú -llegado el 25 de diciembre, a la media noche- celebrara este importante hecho en la historia de nuestra humanidad, no habría un solo pecador sobre la tierra y, por lo menos en nuestro país, no tendríamos la tasa de delincuentes que -prácticamente- han superado las capacidades de nuestra policía, no habrían violadores, proxenetas, extorsionadores ni sicarios, no tendríamos corrupción en el gobierno y puestos de confianza públicos y, aún si continuamos luchando con todo el ardor que se necesita contra el pecado, nuestro mundo hasta parecería un paraíso pero, porque esa no es nuestra realidad, es evidente que no todos hemos sido conmovidos con la verdad del acontecimiento que, definitivamente, trajo gracia o favor abundante para llevarnos de vuelta a Dios, justificados o declarados justos por la fe en la persona de nuestro Señor Jesucristo.

Sin embargo, y toda esta angustiante realidad que nos toca vivir; lo cierto es que, en medio de tanta pecaminosidad o inmoralidad, hay un pueblo que, por gracia, ha creído en Jesús y, por lo mismo, está provisto de la gracia suficiente como para vivir vidas justas hasta cuando Él retorne en gloria por Su iglesia.




Pero, la pregunta sigue en pie, ¿estaremos celebrando Su nacimiento o navidad, o no? Pues, los símbolos con que ya muchas familias vienen decorando sus hogares contestaría a esa pregunta. Por ejemplo, si alguno arma o edifica -lo que llamamos- un nacimiento en la sala de su casa, ese nacimiento con las esculturas que simbolizan a José y María, y al Niño Jesús sobre un pesebre declararía que realmente creemos en ese evento y que, felices o gozosos, nos aprestamos para llegar a ese día o medianoche para, en familia, celebrar, alegrarnos, vitorear, orar y cantar a Jehová Dios por Su visitación en la forma de un Niño, el Hijo de Dios, Jesús; pero, si por el contrario, la decoración que tenemos en casa es la de ‘un árbol navideño’, ‘un papá Noel o santa Claus’, una media o conejo, ‘luces navideñas’ y hasta fuegos artificiales como que nuestra Selección de Fútbol clasificó para el Mundial 2026, es evidente que no estaremos celebrando o alegrándonos porque un día nació Jesús, el Salvador.

Estimados, el nombre Jesús es la traducción que tenemos del Señor traducido del hebreo יֵשׁוּעַ en que, originalmente, Su nombre fue dado por el ángel a José (Mateo 1:21). De allí, el nombre fue traducido al griego ησος, que se pronuncia como Iesous, al latín Iesus, de donde se ha traducido al español Jesús; pero, cuando el judío de aquel entonces escuchaba el nombre de Jesús, pero en el idioma hebreo, Yeshúa (יֵשׁוּעַ), éste entendía el significado el nombre del Señor, que Su nombre estaba en estrecha relación con el nombre de Dios: Yehováh Yoshía o Yehováh Salva y que, llegado a ser traducido hasta el español, prácticamente el significado etimológico o sus raíces se han perdido; motivo por lo cual, cuando el apóstol Pablo llevó el nombre de Jesús entre los gentiles, además de usar una traducción de Su nombre que -prácticamente- perdió significado, tuvo que dar mayor explicación entre los gentiles, mayormente de habla griego, de la gracia contenida en el nombre de Jesús a fin de que, al oírlo, reconocieran la importancia y alcances del nombre ‘Jesús’, que todos o, por lo menos, los que creyeran pudieran disfrutar de la gracia o favor de Dios por la fe en Jesucristo.

Así, cuando pretendemos celebrar la Navidad o Natividad o Nacimiento, y en nuestros hogares damos más cabida a esos símbolos, arreglos u ornamentos que en nada se vinculan con ese glorioso acontecimiento, en nada nos trasladan a aquel momento cuando la Palabra hecha carne (Juan 1:14) en el vientre de María nació, eso nos está diciendo que no hemos entendido el consolador significado de ese Nacimiento y, triste o desgraciadamente, estaríamos celebrando a los demonios quienes, en algún momento de la historia, inspiraron tanta tradición que en nada nos permite apropiarnos del favor de Dios en Cristo Jesús. En muchos hogares, y tal como lo veo en vídeos de esta tradición -por ejemplo- en los EEUU, hay ‘un árbol navideño’, muy bien adornado con ornamento luminoso, filacterias, en su parte superior una estrella, igualmente luminosa y, al pie, regalos para los niños y, en ninguna parte, para nada, algo que represente a Jesús o Su nacimiento, ni en lo mínimo.

¿Es ese un hogar cristiano? -Evidentemente, que no.

Un cristiano, porque es guiado por el Espíritu Santo, cuidará porque, en las paredes de su casa, hayan cuadros o recuadros con citas bíblicas, inspiradoras y, si hay alguna imagen alusiva a la persona de Jesús (recordemos, a Dios nadie ha visto, Él es invisible, pero Jesús nos lo “ha dado a conocer.”, según Juan 1:18), éste será con el objeto de ilustrar algún aspecto del Señor. Por ejemplo, el hermano Branham, profeta y evangelista de los EEUU, tuvo la gracia de ver al Señor Jesús hasta en tres ocasiones y, según lo comentó, en cada ocasión era el mismo rostro, y que Él se parece al rostro de Jesús pintado por Heinrich Hofmann. Y, llegada la Navidad, es de esperar que un cristiano, por lo menos o cuanto mucho, solo arme ‘un Nacimiento’ testificando, con eso, que cree en el acontecimiento de Su bendito nacimiento, y todo lo que ello implica para la redención o salvación del creyente, del hijo e hija de Dios.


Así, y sin ánimo de ser incómodo, menos irrespetuoso con la fe, creencia o actitud que usted asuma de cara a esta Navidad, le animo a que, si quiere disfrutar del favor de Dios, que Él se agrade de usted y hogar, en suficiente piedad o consideración a tan solo lo santo o sagrado, adorne la sala de su hogar con ‘un Nacimiento’ que, como lo hacíamos en mi casa, cuando niño y adolescente, lo constituían pequeñas esculturas representativas de José, María y el Niño Jesús y, si hay espacio para ello, con animales domésticos que, a tales horas de la noche en que evidentemente nació el Salvador, también habrían sido guarecidos dentro, como dichosos testigos de aquel acontecimiento y, definitivamente, el Regalo de Dios para todos nosotros, mayormente para los que creemos.

¿Y qué hago con mi ‘arbol navideño’, mi ‘papá Noel o santa Claus’, las medias y el conejo y demás? -Sencillamente, desármelo, empáquelo y quémelos, creo que eso agradará a Dios; pero, naturalmente, haga usted según su fe o convicciones, su conciencia. A mi entender, toda esa tradición es sinónimo de maldición, y hay mucho aún en que los mismos cristianos, iglesias cristianas, deberíamos ser lavados porque, escrito está, “es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?” (1 Pedro 4:17).

¡Gozosa Navidad! ¡Amén!

domingo, 22 de diciembre de 2024

ACOSTADO EN UN PESEBRE

Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 

Lucas 2:7 y 12


Por el registro en este pasaje de Lucas, capítulo 2, podemos concluir que el Señor -efectivamente- nació en horas de la noche. ¿Por qué? En Lucas 2:11, se dice: “os ha nacido hoy”; así, siendo que el ángel del Señor visitó a los pastores durante “las vigilias de la noche”, y siendo que en tiempos bíblicos el día empezaba con la noche, tras el ocultamiento del sol, ese “hoy” nos establece durante esa noche que empezaría, según nuestro horario, aproximadamente a partir de las 6 o 6:30 pm. Ahora, no se dice en qué hora habría sido el nacimiento, natividad o navidad pero, si Él nació a la media noche, como tradicionalmente se reconoce, eso habría significado, sin lugar a dudas, que Él nació en el momento más oscuro de nuestra corrompida humanidad, y bendigo a Jehová Dios por eso.

Recordemos que, tanto María como José, ambos tuvieron que trasladarse de Nazareth hasta Belén, la ciudad de David; no porque ellos lo quisieran pero, y tal como lo leemos al comienzo de este capítulo, porque fueron obligados por edicto o decreto de Augusto César para, como suelen hacerse en los censos de hoy, saber la cantidad de habitantes en la región dominada por Roma para efectos de los tributos y otras acciones de estado. Así, aun cuando ellos hubieran preferido permanecer cómodos en Nazareth, donde ellos residían para un alumbramiento sin mayores apremios o complicaciones, este decreto o edicto los obligó a trasladarse hasta Belén de Judá para, y de esta manera, cumplir con el decreto de Jehová Dios porque, cientos de años antes, Él había decretado que el Cristo nacería en Belén, como Mateo lo recuerda en Mateo 2:6:

Y tú, Belén, de la tierra de Judá,

No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;

Porque de ti saldrá un guiador,

Que apacentará a mi pueblo Israel.

Así, no se desalienten si son perturbados en alguna manera, si algo llegara a afectar vuestra tranquilidad o paz porque, muy probablemente, es Jehová Dios quién está obrando para Sus eternos propósitos, Su gloria y, sin lugar a dudas, para nuestro bien.

En el v. 7 de este evangelio según Lucas 2, se nos dice:

Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

¿Por qué lo acostó en un pesebre? –“Porque no había lugar para ellos en el mesón.”

En el evangelio según Mateo, capítulo 2, cuando magos vinieron desde el oriente para adorar y servir al Niño, ellos preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?” Y, paradójicamente, aquí en Lucas 2 se registra que ni hubo lugar para este Rey de los judíos, el Rey del mundo, en el mesón, posada u hospedería; y que, no habiendo otro lugar conveniente dónde acostar al Rey recién nacido, María y José resolvieron en acostarlo en un pesebre; comúnmente, un comedero de los animales domésticos.

Y ya en horas de la noche de ese mismo día [recuerden que, en el horario bíblico, el día empieza con noche u obscuridad y termina con día o claridad], se narra que un ángel se apareció a unos pastores que, en medio de las vigilias de la noche, cuidaban a sus rebaños. Ellos, ante tal inusual manifestación, rodeados del resplandor de la gloria de Jehová Dios, como es natural temieron pero, y acto seguido, el ángel los tranquilizó declarándoles:

No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.

Saben, éste es el sentido del ‘evangelio de Dios’. La expresión ‘evangelio’ proviene del griego εαγγέλιον que se traduce como euangelión y que, fundamentalmente, significa ‘Buena noticia’ o ‘Nuevas’ como reza en la cita bíblica. Así, todas las veces que ustedes lean en la sección de la Biblia llamada ‘Nuevo Testamento, la expresión ‘evangelio’, entiendan por evangelio una ‘buena noticia’, y que Jehová Dios nos ha dado una buena noticia con el advenimiento de Jesucristo. En definitiva, y en palabras del apóstol Pablo, Jesús es el Evangelio, la buena noticia de parte de nuestro bendito Dios (Romanos 1:1-3).

Y, seguidamente, el ángel les dio instrucción para reconocer al nacido Salvador:

Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 

Lucas 2:12

¿Ahora, por qué el niño “acostado en un pesebre” sería señal para los pastores?

En principio, se dice que el niño estaba envuelto en pañales, pero eso no sería una señal, porque natural o normal es que un niño, tan luego nace, sea envuelto en pañales. Estudiosos concluyen que el Señor bien pudo haber nacido entre setiembre y octubre de ese año (hasta hoy sigue en misterio el día de Su nacimiento) y, aún cuando todavía no era invierno, temporada de lluvias y nevada, que es durante el mes de diciembre, es probable que el tiempo exigía abrigar igualmente a un niño y, más, a un recién nacido pero, en definitiva, esa no sería la señal para los pastores, sino que hallarían al niño acostado en un pesebre.

Aquí también surge una interrogante, cuando nos referimos al ‘pesebre’ porque, en el evangelio según Lucas 2, se entiende por ‘pesebre’ el comedero de los animales domésticos; mientras que, en citas del Antiguo Testamento, como un ámbito o ambiente dentro de la casa de un propietario destinado para el cuidado de los animales domésticos. Por ejemplo, tenemos una tía en Cajabamba, y ella cría cuyes y, a diferencia de otros que teniendo mejores o mayores recursos destinan otro ambiente, y hasta independiente, para cuidar allí sus animales, tía Genoveva los tiene en el ambiente de su cocina, por debajo de su cocina a leña donde, tan pronto ella ingresa para la preparación de sus alimentos, a leña (aunque entiendo que, a su edad, lo hace una empleada), ella atiende igualmente a sus cuyes.

Así, por cuanto José y María no hallaron lugar en el mesón u hospicio para hospedarse, probable fueron orientados para ir a una de las casas, a una de las familias que, aún en su pobreza, les ofreció la parte trasera de su vivienda, el pesebre o establo, donde nació nuestro bendito Señor Jesús, nuestro Salvador y Rey.

Así, para los pastores esta sería una señal importante porque, siendo pastores, ellos estaban familiarizados con el cuidado de -inclusive- ovejas; y, que el Niño naciera y fuera acostado en un pesebre o establo, les permitía a ellos a reconocer que el Niño era el Cordero de Dios, provisto por Dios para nuestra salvación.

En efecto, Belén está al sur-este de Jerusalén y, muy probable, desde aquí se proveía al templo en Jerusalén los corderos que, diariamente, eran sacrificados en el llamado ‘Sacrificio continuo’, a las 9 am y 3 pm, y días de fiestas solemnes y, como la ley exigía que los corderos a sacrificarse (igualmente cabras y vacas alazanas) deberían ser sin defecto, fieles a este requisito, muy seguramente cuidaban de alimentar debida y cuidadosamente a sus rebaños, que nada afectara su desarrollo, porque de ello dependía -inclusive- que el Sumo Sacerdote entrara con éxito al llamado ‘Lugar Santísimo’ en representación del pueblo.

¿Saben? Hoy el Sumo Sacerdote es nuestro Señor Jesús; y Él no solo ha entrado al ‘Lugar Santísimo’ por nosotros, a la presencia del Padre, sino que allí permanece para siempre para interceder por nosotros, por nuestras oraciones y total cuidado.

Así, cuando los pastores vieron que el Niño, el Salvador del mundo estaba acostado en el pesebre de esta casa o vivienda, muy seguramente ellos asociaron a este Niño, el Salvador, con el Cordero de quién Jehová Dios da cuenta en Isaías 53:7:

Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

Sin duda, ellos vieron la Salvación de Israel, y del mundo, en la persona de Jesús, Yeshúa, Yehováh Yoshía o Yehováh Salva, porque Él, y solo Él, estaba capacitado para llevar con éxito nuestros pecados, volvernos a Dios y darnos vida eterna.

Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían.

Lucas 2:17

Yo también estoy maravillado de esta bendita gracia que Jehová Dios nos ha concedido en la persona de Su Hijo, Su unigénito Hijo, Jesús.

Y si tú has creído este evangelio o buena noticia, eres bienaventurado o bendito y, a no dudarlo, celebrarás, con todos los que ya hemos aceptado el Regalo de Dios, la Navidad, Natividad o Nacimiento de Jesús, el Salvador del mundo.

¡Halleluyah! 

sábado, 7 de diciembre de 2024

¿Y QUÉ DE USTED?

La palabra de ciencia o conocimiento en acción

La palabra de ciencia o conocimiento es la revelación sobrenatural por el Espíritu Santo de ciertos hechos, presentes o pasados, sobre una persona o situación, que no fueron aprendidos a través de la mente natural. Este don proporciona información que viene de Dios, la cual no podría ser conocida naturalmente.

Iglesia Cristiana PAI

En el A.T., por ejemplo, vemos la manifestación de este don a través del vidente o profeta Samuel cuando, por conocimiento del Espíritu Santo, él informó a Saúl de la aparición de las asnas de su padre e, inclusive, de cómo él se encontraría con Saúl para revelarle que sería rey sobre Israel (1 Samuel 9 y 10).

Luego, en el N.T., vemos la manifestación de este don en el ministerio de nuestro Señor Jesús y los apóstoles, por ejemplo:

En Mateo 21, Marcos 11 y Lucas 19, el Señor encomendó a Sus discípulos ir “a la aldea de enfrente” para desatar y traer un pollino (un asno tierno) y que, cuando ellos intentarían desatar el pollino para traerlo, los dueños dirían “¿Por qué desatáis el pollino? Ellos [los discípulos] dijeron: Porque el Señor lo necesita.” Ciertamente, este conocimiento animó a los discípulos para proseguir con la encomienda para llevarse el pollino.


En Juan 4, el Señor se encontró con una mujer samaritana y, mediante palabra de ciencia o conocimiento, “Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.” (vv. 16-19). Así, por este conocimiento, que la mujer reconoció era solo posible a través de un profeta, ella abrió su corazón para seguir oyendo del Señor palabras de vida y ser salva.

Y, Hechos 5, el apóstol Pedro supo por revelación, ciencia o conocimiento del Espíritu Santo que, tanto Ananías y Safira, habían mentido al Espíritu Santo sustrayendo parte del dinero de la venta de una heredad y que, aparentando traer todo para entregarlo a los apóstoles, pensaron que nadie más sabría de ese embuste para parecer, a los ojos de los demás, como grandes colaboradores con la causa. La revelación de esta mentira por palabra de ciencia o conocimiento mostró la falta de sinceridad de estas personas, por las que murieron en el acto.

¿Y qué de esta bendita manifestación en el tiempo presente? Pues, en días del Rev. Branham, profeta de Dios, esta manifestación fue muy usual durante su ministerio ministrando sanidad divina a los que se congregaron en sus reuniones. Seguidamente, citas de sermones de estos gloriosos hechos:

El hermano Branham en una cruzada en Chicago, EEUU 1953

146 ¿Qué de Ud., la dama sentada allí? ¿Cree Ud. De todo corazón, la dama allí en la esquina? Pues, cualquiera de Uds., no importa. ¿Qué piensa, Ud. Allí sentada al lado de ella? ¿Cree Ud. De todo corazón, la madre sentada allí, mirándome? ¿Qué piensa Ud. Al respecto? ¿Cree Ud. Que el Señor Jesús la sanará de las varices que Ud. Tiene? ¿Lo cree? Quizás Ud. Pensaría esto, Ud. Creería más si yo le dijera que su esposo tiene problemas del oído. Ud. Quería que se orara por él. Eso es exactamente correcto. ¿Ahora me cree? Ud. No lo estaba captado al principio. Eso como que la despertó a pensar, porque allí Ud. Recibió su sanidad.

58-0108 — La Escritura En La Pared

99 ¿Qué de Ud. Allá atrás, el pequeño hombre que se levantó, que tenía el bigote? ¿Cree Ud. Con todo su corazón? ¿Cree Ud. Que Dios puede decirme sus problemas? ¿Cree Ud. Que su hijo se pondrá bien? ¿Lo cree? Ud. Tiene un niño, el tiene parálisis cerebral. Eso es correcto. Ud. No es…Es de Kentucky. Si eso es correcto, levante su mano. Yo no lo conozco, ¿verdad? Si lo conozco…Levante sus manos así, no nos conocemos el uno al otro. Eso es correcto. Confiando en dios. ¿Cree Ud.? Como Ud. cree, encuentre a su muchacho de la manera en que Ud. cree. Sólo póngalo en su corazón.

59-0628M — Una Iglesia Engañada Por El Mundo

260 Alguien por allá atrás levantó la mano, bien atrás, en la parte de atrás, por acá atrás. Ud. ¿qué de Ud.? ¿Levanta Ud. La mano, que es desconocido para mí? Este hombre sentado aquí mirándome, yo no lo conozco. ¿Me cree Ud. Ser el profeta de Dios, el siervo de Dios? ¿Cree Ud. Que el Espíritu Santo, que lo que he dicho es la Verdad? ¿Lo cree Ud.? [El hermano dice: “Sí”.—Ed.] Si Ud. Cree, Ud. Ha… eso es lo único que Ud. Tiene, pues Ud. Está sufriendo de cáncer. Correcto. Ud. No es de esta ciudad. Ud. Es de New Albany. Correcto. Y Ud. tiene cáncer. Si cree con todo su corazón, Ud. sanará. ¿Lo acepta? Levante la mano. Bendito sea el Señor.

60-0221 — Escuchando, Reconociendo, Actuando Según La Palabra De Dios

¿Qué de Ud.? Somos extraños el uno para el otro. Ud. Sólo es un joven. Yo nunca lo he visto a Ud. En mi vida. ¿Cree Ud. Que Dios puede decirme cuál es su problema? Si Él lo hace, ¿lo ayudará? Seguro.

Ahora, sólo sigan creyendo allá afuera. ¿Ven?

261 El problema está en su cuello. Ud. Sufrió un accidente de carro. Ud. Viene del norte. Ud. Está en los alrededores de Bedford, Indiana. Eso es cierto. ¿Es cierto eso? Entonces ¿Ud.—Ud. Cree que su cuello sanará? Como Ud. Crea, así le sea hecho. Regrese a casa y dé la gloria a Dios. Sea sanado.

60-1002 — El Pariente Redentor

139 ¿Qué de Ud. Allá, orando por su sobrino con un problema de los nervios? ¿Cree que Dios lo sanará? Señora, sentada allí, si lo cree Ud., puede recibirlo.

140 ¿Creerán todos Uds.?

61-0319 — La Religión de Jezabel

358 ¿Qué de Ud., señora? ¿Cree Ud. Que ese problema de la columna la dejó, desde que ha estado parada aquí? Bueno, entonces siga adelante. Eso es todo lo que tiene que hacer. [La hermana dice: “Gracias, Jesús”.—Ed.] Crea con todo lo que hay en Ud.

359 Ud. Tenía lo mismo. Entonces si cree, sólo siga adelante, diga: “Gracias, Señor. Sáname de eso”. Crea con todo su corazón.

360 Ud. Tiene miedo que quedará lisiada por la artritis, ¿verdad? Entonces si cree, crea de corazón, siga. Crea de todo corazón y sea sana. Eso es lo único que tiene que hacer, es creer.

361 ¿Uds. Creen? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.]

¿Qué de algunos de Uds. Aquí? ¿Están creyendo en fe?

362 ¿Qué si le digo a Ud. Que Jesús la sanó, parada allí, lo creería? [La hermana dice: “Amén”.—Ed.] Simplemente comience a caminar (¿ve?), creyendo de todo corazón.

363 ¿Quiere irse a casa a comer su cena? ¿Cree que ese nerviosismo del estómago le ha dejado? Adelante, coma si quiere. Crea.

¿Creen Uds.? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.]

364 ¿Qué de esa mujer sentada por allá, orando por ese pequeño… ese niño que tiene el problema de la sangre? ¿Cree Ud. Que Dios sanará al niño? Muy bien, Ud. Puede recibirlo.

365 Eso impactó a esa señora allí—allí al lado suyo. Ella está sentada allí orando por una condición nerviosa; es correcto, al lado suyo. También, Ud. Tiene un hermano que sufre de una condición mental. Eso es correcto. Tiene una madre que sufre de un ojo. Crea Ud. De todo corazón, Dios los sanará. Amén.

366 ¿Le creen Uds.? [La congregación dice: “Amén”, y se regocija.—Ed.]

367 ¿Qué de Ud. Por acá en la silla de ruedas? ¿Cree Ud.? Ése es su hijo sentado allí, que dijo eso en ese momento. Ése es su hijo. Ud. Tiene cáncer en el rostro. Ud. Tiene dificultad para oír. Ud. Está buscando el bautismo del Espíritu Santo. Eso es correcto. ¡Sí Ud. Lo cree con todo su corazón! Hijo, ¿lo crees por él? ¿Lo crees de todo corazón? Díselo en su oído. Pon tu mano sobre él, y que él reciba el bautismo del Espíritu Santo.

368 ¿Cree Ud. Que Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos? [La congregación se regocija.—Ed.]

369 ¿Creen Uds. Que el Mesías, el gran Mesías de Dios, se mueve entre Su pueblo? [La congregación se regocija.—Ed.]

370 ¿Están Uds. Dispuestos a dejarlo todo y seguirlo a Él? [La congregación se regocija.—Ed.] Si es así, levanten las manos a Él y digan: “Yo lo seguiré, yo lo seguiré. Yo le creeré a Él. Toda Palabra que Él ha dicho, yo le creeré. Yo enderezaré mi vida. Yo trabajaré para Él”. ¡Dios, sé misericordioso! Dios los bendiga.

371 ¿Ahora cuántos creyentes hay aquí? Levanten la mano. [La congregación se regocija.—Ed.]

372 ¿Cuántos quieren allegarse a Él? Levanten la mano. [La congregación se regocija.—Ed.] Todos los que quieran allegarse a Él y aceptarlo ahora mismo, Él está aquí; ésta es Su Presencia.

373 Ese hombre allá atrás con problema de la próstata, eso ha terminado, hermano. Dios lo sanó a Ud. En ese momento.

374 Pues, anda de esa manera por todos lados, en la Luz, dando vueltas por todo el edificio. Cualquier cosa puede suceder ahora mismo. Pudiéramos tener otro Pentecostés, si Uds. Tan sólo lo creen. [La congregación se regocija.—Ed.]

375 Pónganse de pie, todos Uds. Levanten las manos a Dios. Alábenlo. [La congregación se regocija grandemente y ora.—Ed.]

62-0123 — Dejándolo Todo

423 ¿Qué de Ud. Que está aquí en este catre? Ud. Es el único hombre inválido, u hombre en un catre. Yo soy un desconocido para Ud. Yo no lo conozco. Dios lo conoce. Pero, yo digo ahora, la sombra de la muerte está sobre Ud. Ud. Tiene cáncer. Ud. Viene de muy lejos. Ud. Vino aquí de Cincinnati. Su nombre es Sr. Hawk. Crea con todo su corazón. Si Ud. Se queda allí, morirá. Acepte a Jesucristo y sea sanado. ¿Le cree a El? Entonces salga de esa camilla, póngase de pie, y acepte a Jesucristo.

63-1229E — Apartando La Mirada Hacia Jesús

294 ¿Qué de Ud. Que apenas se sentó allí, subió con un niñito y se sentó? ¿Cree Ud., que ese problema del ojo, que Dios curará su problema del ojo y la sanará? ¿Lo cree? Muy bien, Ud. Puede recibir su sanidad, también. Muy bien. Ud. Apenas se sentó en el momento correcto. Amén. Siga adelante. Eso está bien. Eso es bueno. Muy bien. Amén. Muy bien.

64-0305 — Perseverante

318 ¿Qué de Ud., señor? ¿Este hombre de edad sentado en este asiento? ¿Cree Ud.? ¿Cree Ud. Que Dios lo puede sanar? Artritis, y Ud. Tiene bronquitis. ¿Cree Ud. Que Dios sanará eso? ¿Lo cree? Muy bien, reciba lo que ha pedido. “¡Si podéis creer”!

64-0321E — La Voz De La Señal

194 Eso es correcto. No se apoye en lo que Ud. Piensa, o en lo que alguien más piensa. Por fe acepte la promesa de Dios. ¿Lo harán? Ahora no se trata de que si alguien más lo hizo, o si no lo hicieron, ¿pero qué de Ud. Mismo? ¿Qué harán Uds. Con este Jesús llamado el Cristo, que se da a conocer en este día, igual como El lo hizo en aquel día? ¿Le creen a El? [La congregación dice: “Amén”.]

Oremos.

195 Señor Jesús, Rey de reyes, Señor de señores, Dios de dioses, Dios de todos los potentados; el Primero, el Ultimo; el Alfa, la Omega; el Principio y el Fin; la Estrella Resplandeciente de la Mañana, la Rosa de Sarón, Lirio del Valle, Raíz y Linaje de David; ven, Señor Dios, ¡el mismo ayer, y hoy, y por los siglos!

196 Bendice esta multitud de gente, Señor. Esta…[cinta en blanco] que apenas se está iniciando mañana. Hemos tenido una pequeña reunión aquí, y allí Tú nos has bendecido. Tú mismo te has dado a conocer a nosotros. Yo ruego Dios, que Tú mismo continúes dándote a conocer entre nosotros. Bendícenos esta noche. Ayúdanos ahora. Somos un pueblo necesitado.

197 Y, Señor, Tú sabes que a mí no me gusta regañar a la gente, pero ¿cómo puedo silenciar ese ardor santo? A mí no me gusta hacer eso, Señor. Tú conoces mi vida, mi corazón. Yo tengo que hacerlo. Y yo ruego, Dios, que Tú me ayudes a hacerlo. Sólo dame gracia, y nunca me permitas apoyarme en mi propia prudencia, mas permite apoyarme en Tu promesa. En el Nombre de Jesús. Amén.

65-0120 — No Te Apoyes En Tu Propia Prudencia

¿Y qué de hoy?

Bueno, es cosa de que cada creyente o miembro del Cuerpo de Cristo crea su posición, y crea las promesas, que Dios ha provisto que, por el Espíritu, todos los miembros del Cuerpo de Cristo tengan una manifestación del Espíritu (1 Corintios 12:7), como Él lo quiera (v. 11); pero, y a la vez, estamos autorizados a pedir por la manifestación del Espíritu que nos sea de mayor provecho, de mayor utilidad para el Cuerpo (v. 31), la Iglesia del Dios Viviente.

________________________________________

viernes, 6 de diciembre de 2024

LES OIMOS HABLAR EN NUESTRA LENGUA

(Testimonio)

5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. 7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. 12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?

Hechos 2:5-12

A

quel memorable Día de Pentecostés, el Espíritu Santo cayó -por primera vez- sobre la Iglesia y, desde entonces, permanece para dar testimonio de Jesucristo, consolar, guiar a toda verdad, fortalecer y seguir manifestándose a la Iglesia de cara al fin de los tiempos, la redención de la posesión adquirida, la restauración del Reino cuando, con Su Iglesia, Jesús reine por la eternidad.


Ese Día de Pentecostés, registrado en el capítulo 2 del libro de Hechos, el Espíritu Santo se manifestó de manera extraordinaria y, tanto así, que impresionó a los que habían venido a celebrar Pentecostés en Jerusalén, de diferentes países o naciones, porque Éste descendió del cielo acompañado de “un estruendo, como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados”; y, acto seguido, “se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” Aquello debió ser impresionante, por lo inusual, y como todo acto milagroso que Dios haya hecho alguna vez en favor de Su pueblo; y, a la vez, causó admiración entre los presentes quienes, porque provenían de diversos países o naciones, llamó la atención de todos ellos que estos 120 galileos hablasen sus lenguas o idiomas; y proclamando, a través de estas lenguas, las maravillas de Dios. Ellos, atónitos y perplejos, solo atinaron a preguntarse “¿Qué quiere decir esto?”

Acto seguido, el apóstol Pedro explicó el significado de esta manifestación y, cuando él les dio a entender que esto era el cumplimiento de profecía, y que este cumplimiento era por causa de Jesucristo, a Quién ellos habían matado crucificándole, eso los convenció de pecado para creer en el nombre de Jesús, y todas las bendiciones que, mediante Su nombre, son concedidas a todo aquel que cree.

Y esto me recuerda cuando, en mi segundo año de convertido a la fe en Cristo (vine a Dios a los 30 años, por el año 1981), Dios igualmente llamó mi atención mediante lenguas o un don de lenguas.

Congregaba, entonces, en una iglesia pentecostal en el distrito del Rímac y, por gracia de Dios, una iglesia que aún era visitada por el Espíritu Santo con manifestaciones de lenguas, profecías y visiones. El primer año, a raíz de mi ignorancia, no supe cómo lidiar con un espíritu de incredulidad que, prácticamente, me pareció verlo que se aproximaba hacia mí, y entró en mí y, desde entonces, sentí como que hacía el ridículo creyendo en Dios, creyendo en Jesucristo y, muy perturbado como estaba, dejé de congregar.

Por aquel tiempo, decidí estudiar el inglés porque, a la sazón, trabajaba en una oficina en el aeropuerto y, como quiera que traté con algunos clientes de habla inglesa, me resultaba incómodo atenderlos sin entender lo que ellos decían, a lo que accedía prácticamente por señas que hacían y algunas pocas palabras en el idioma inglés que había memorizado. Así, estudié el inglés básico, y parte del curso ‘Avanzado’ y, como quiera que por entonces volví a frecuentar el licor, los cigarrillos y otras prácticas pecaminosas, temiendo ir de mal en peor, sentí una profunda necesidad de buscar a Dios en Quién, ahora, no parecía creer. No fue nada fácil pero, urgido por la situación por la que pasaba, ‘mandé a rodar’ todos mis prejuicios y, aunque muy nervioso, volví al templo de esta iglesia -casi un año después- y, en mi angustia, me propuse no hablar con nadie sino, solamente, dirigirme hacia el ambiente que llamaban ‘Cuarto de oración’, que conocía.

Esa noche, ingresé al Cuarto de oración y, casi de inmediato, caminé hacia el frente donde habían dos reclinatorios para orar, y me arrodillé.

Estaba algo oscuro, como se acostumbraba para evitar que, quienes frecuentaban este ambiente, no se distrajeran mirando a otros sino, por el contrario, nos concentráramos en tan solo buscar Su rostro en oración.

Cuando, intentando orar, me resultó difícil porque, como lo digo líneas arriba, ya no parecía creer en Dios y, es más, sentía como que era ridícula la idea de un Dios. Sin embargo, y porque pasaba por momentos muy angustiantes para mí, temiendo volver al pecado como lo hice en mi pasado, y peor aún, hice mi mejor esfuerzo y oré más o menos de esta manera:

Dios, yo no se si existes pero, si existes, por favor atiende mi ruego, ayúdame porque temo volver al pecado, temo hacer cosas peores.

Dejé de orar, y esperé un rato; y, mientras ya no oraba, empecé a escuchar a un hermano que estaba en el reclinatorio al lado de mí, como a unos 4 o 5 metros de mí y, porque hablaba con el mote de un serrano, llamó mi atención; porque, además de hablar con su mote, casi sin expresar bien el idioma español, lo hacía con un inmenso cariño por Dios, y con una voz casi natural, como quién habla con otro, con un conocido. A lo que dije a Dios, aún sin creer que Él me estaba escuchando, “¿Ves, Dios? Ese sí que te conoce, porque te habla con afecto, lo que yo no puedo hacer.”

Y, al instante, este hermano empezó a hablar en inglés, y lo hacía tan perfectamente que yo lo podía reconocer. Como digo líneas arriba, en esta iglesia era común oír hablar en lenguas y, en mi contacto con algunos hermanos, escuché hablar muchos idiomas que, aún sin ser perito en idiomas, podía reconocer lo fidedigno de las expresiones en tales idiomas. Por ejemplo, conocí a un hermano por nombre Antonio que, reunidos en una ocasión, visitando a otro hermano para saber de él y reconfortarlo, habló -bajo el Espíritu Santo- tantos idiomas que no podían ser -definitivamente- idiomas aprendidos sino genuinas manifestación del Espíritu Santo; pero, aún y cuando he oído hablar lenguas en esta iglesia, y otras de fe pentecostal e, inclusive, mi esposa también habla en lenguas, nunca en mi vida había oído hablar en el idioma inglés.

Y en esta ocasión, además de entenderle a este hermano que empezaba a hablar el[EEL1]  inglés; lo que es más, su voz cambió, no era su misma voz, la de un iletrado, tímido o apocado sino, por el contrario, era como la voz como de un locutor, vigoroso, firme; y, realmente, fue como un trueno para mí. Y le entendí decir: “Papito lindo, ¡Cómo te amo, Señor”, entre otras expresiones que ya no las recuerdo y que, aún y mi básico entendimiento del idioma, sabía lo que este hermano decía en lengua inglesa, el idioma que yo había estudiado.

Impresionado como estaba, busqué en mi memoria aturdida explicación a este acontecimiento y, sin pretender ser presumido, creo reconocer que el Espíritu mismo me guió para reconocer esta experiencia que, tan igual como aquella mañana de Pentecostés, en Hechos 2, impactó el corazón de quienes habían venido de diversas naciones a celebrar a Yehováh Dios, yo también fui impactado como ellos porque, como ellos, igualmente entendí lo que las lenguas decían y, al rato, sentí como una explosión del interior de mi pecho, como que explotó hacia afuera, tras lo cual pude exclamar con total libertad: “¡Halleluyah, alabado seas Tú, bendito Dios!”, y cosas similares. Ese espíritu de incredulidad y confusión se fue.

Así, ¡qué importante es tener entre nosotros la manifestación del Espíritu Santo! Sí, yo también le doy la preeminencia a la Palabra, al ‘Escrito está’, a la ‘Sola Scriptura’ y, por lo mismo, cuando hay profecía en la congregación de los santos, por ejemplo, con el recurso de la Palabra es que juzgamos esa profecía para reconocer si es o no es de Dios (1 Corintios 14:29).

Y, desde esa ocasión en que el Espíritu Santo se manifestó para restaurarme la fe, vivo adorándole y bendiciéndole con toda gratitud creyendo, racionalmente, que las manifestaciones del Espíritu aún están vigentes y disponibles para todo el que las anhela, como bien nos lo dejó instruido el apóstol Pablo en 1 Corintios 12:31:

Procurad, pues, los dones mejores…

Y, lo mismo al comienzo del capítulo 14, versículo 1:

Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.

El hecho de que el apóstol hace preeminencia del amor, en el capítulo 13 de 1 Corintios, no indica -en absoluto- que los dones o manifestaciones del Espíritu Santo hayan terminado o cesado (no hay Escritura que de por sentado tal afirmación, sino la torpe interpretación de malos teólogos de este tiempo) sino, únicamente que, en la manifestación de estos carismas, debemos manifestar siempre el amor, que el amor gobierne nuestra administración de estos carismas o manifestaciones del Espíritu Santo.

Así, si usted, hermano o hermana, anhela la manifestación del Espíritu para provecho (1 Corintios 12:7) propio (14:4) o de toda la iglesia local (14:12), pídalos en oración, y nuestro bendito Yehováh Dios los dará. ¿Cómo no necesitar de Su manifestación a través de estos dones o carismas? Pues, como en días del Señor, necesitamos la manifestación de ‘Palabra de Ciencia o Conocimiento’, como cuando el Señor dijo a Natanael: “Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.” (Juan 1:48) o, cuando Ananías y Safira mintieron al Espíritu Santo, y creían que nadie lo iba a saber, el Espíritu se manifestó y reveló a Pedro que ellos habían mentido a Yehováh Dios, y fueron muertos. ¡Cuánto necesitamos de Su manifestación en nuestras iglesias, que lo irreverentes e impío no siga enseñoreándose de nuestras iglesias locales; y, lo mismo, necesitamos de otras de las 9 manifestaciones como lenguas, interpretación, sanidad y milagros, y toda manifestación prometida para beneficio del Cuerpo de Cristo, Su Iglesia.

En días del hermano Branham, profeta de Dios, él contó un testimonio de cómo, cuando ministraba a una señora, por sanidad, él dijo a esta hermana, por el Espíritu, que se arrepintiera de un pecado de adulterio, lo que su esposo -sentado en la concurrencia- escuchó y, de inmediato, el esposo le reclamó a su esposa, públicamente, por cómo le había sido infiel pero, casi de inmediato, el hermano Branham volvió a intervenir para decir por el Espíritu, y esta vez al esposo sentado entre la concurrencia, que él también le había sido infiel a su esposa con una extraña, para exhortarles a ambos a proceder al arrepentimiento. ¿Cómo no necesitar de la manifestación del Espíritu Santo, de Dios mismo en nuestras iglesias para limpiarla de tanta inmundicia, de tanto abuso por parte muchos hombres que, reclamando ser ministros de Dios, se enseñorean de las iglesias locales para abusar de ellas en diezmos y ofrendas y otras abominaciones. ¿Cómo no anhelar la manifestación de Dios mismo, que Él se enseñoree en Su Iglesia, como es justo que sea.

Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia.

1 Corintios 14:12


 [EEL1] 

martes, 3 de diciembre de 2024

LOS MEJORES DONES

Procurad, pues, los dones mejores…

1 Corintios 12:31


La expresión “mejores” en este versículo proviene del griego κρεττων que también se traduce como:

Más útil, más servicial, más ventajoso, y más excelente.

Por ejemplo, en Hechos 2, cuando los 120 discípulos recibieron el Espíritu Santo, el Espíritu consideró manifestarse en lenguas porque, a la sazón, en esa ocasión estaban reunidos en Jerusalén, celebrando la fiesta santa del Pentecostés, “judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.” Y, como quiera que todos ellos hablaban (además del hebreo) diversidad de idiomas según el lugar de donde procedían, el Espíritu consideró manifestarse en esos idiomas o lenguas; no solo para impactarlos, expresando perfectamente un idioma que solo ellos conocían, y no exactamente los discípulos de quienes sabían eran gente del vulgo, del pueblo, prácticamente ignorantes; pero, igualmente, porque fue el cumplimiento de una profecía con lo que ellos estaban muy familiarizados:

porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo, a los cuales él dijo: Este es el reposo [El Espíritu Santo]; dad reposo al cansado; y este es el refrigerio; mas no quisieron oír.

Isaías 28:11-12

Y, efectivamente, eso fue lo que el apóstol Pedro dijo en su discurso:

Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.

Hechos 2:33

Sí, aquella vez, en Hechos 2, y en otras ocasiones, el Espíritu Santo manifestó lenguas pero, como bien lo podemos entender en los pasajes de Hechos capítulos 10 y 19, el Espíritu no solo habló lenguas porque, y como bien lo explica el apóstol Pablo en 1 Corintios 14, a veces no es necesario que se manifiesten las lenguas; pero, tanto en Hechos 2, 8, 10 y 19, cuando el Espíritu fue derramado sobre los creyentes, hubo una manifestación del Espíritu según Él lo quiso y, conforme a 1 Corintios 12:31, lo que era más útil o necesario en ese momento.

Así, muchas veces las lenguas no serán necesarias en una reunión de iglesia porque, al ser misterios, nadie lo entiende (ni el que las habla); y, por lo tanto, el apóstol instruyó a callar en la iglesia, a hablarlos calladamente, salvo que haya quién las traduzca con el don de interpretación.

Y lo mismo en relación a los otros dones, carismas o regalos del Espíritu Santo: Si hay alguno que está enfermo, seguramente el Espíritu anhelará sanar al enfermo y, así, glorificar el nombre de Jesucristo, como Él lo dijo (Juan 16:14); y, si hay la necesidad de un milagro, seguramente eso es lo que el Espíritu Santo querrá hacer.

Así, y si estamos en sintonía con el sentir de Dios, el Espíritu Santo, bien haremos en procurar o anhelar los dones o carismas o regalos o manifestaciones del Espíritu Santo que sean los más necesarios, los más útiles para la consolación y edificación del Cuerpo de Cristo, la Iglesia del Dios viviente.

No hay Escritura que haya proscrito o puesto fin a la manifestación del Espíritu de Dios o Jehová, no la hay; y, cuando muchos leen 1 Corintios 13, sobre la preminencia del amor, ellos mal concluyen que allí se dice de la terminación y cesación, por ejemplo, de los dones de profecía, ciencia (conocimiento) y lenguas, pero el pasaje de esta Escritura no dice tal cosa para mal concluir que hoy ya no están vigentes tales manifestaciones de Dios, no; y, tanto es así que, en 1 Corintios 14:1, el apóstol insiste en que debemos proceder, por sobre todo, en amor pero, seguidamente, exhorta “y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.” Que, si los dones del Espíritu ya no fueran importantes y necesarios para la edificación de Su Iglesia, el apóstol no insistiría en encomiarnos a procurar o anhelar la manifestación del Espíritu.

En los vv. 39 y 40 de este capítulo, el apóstol termina diciendo:

Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; pero hágase todo decentemente y con orden.

Así, procuren o anhelen la manifestación del Espíritu Santo que crean útiles o necesarios para la edificación y consolación de vuestra iglesia local, crean a la promesa que, por esto mismo, es que el Señor Jesús murió por nosotros para, mediando ante el Padre, enviarnos la promesa del Espíritu Santo, Su bendita presencia entre nosotros a través de estos dones, carismas o manifestaciones de Su Espíritu: El Consolador. Solo que hagamos todas estas cosas decentemente y con orden, que el apóstol -felizmente- dejó instrucciones al respecto en este capítulo 14 para considerarlas.

La gracia de Jesucristo sea con todos ustedes. Amén.


jueves, 28 de noviembre de 2024

JEHOVÁ ES JESÚS

C

uando Jehová Dios se manifestó a Moisés, en Éxodo capítulo 3, Él le reveló Su nombre para dárselo a conocer a Su pueblo, Israel.  

Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?

Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.

Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos.

Éxodo 3.13-15

Cuando Dios dijo en la zarza ardiente “Yo soy el que soy”, estaba explicando el significado de Su propio nombre. La palabra hebrea para “Yo soy” es Ejeyé, derivada de la raíz hebrea que significa “ser”. En hebreo bíblico, “Yo soy” realmente significa algo como “Yo existo”. Al decir “Yo soy el que soy”, Dios está declarando que Él es el que [Él] es, el que realmente existe. Él es diferente de los demás dioses quienes solo existen en la imaginación de los hombres.

El nombre de Dios, יהוה o YHVH, se deriva exactamente de la misma raíz hebrea de “Yo soy”. Hablando estrictamente, este nombre es una combinación de tres formas de esta raíz hebrea: Jayá, Jové, y Yijiyé, como sigue:

Hey ה: Tiene que ver con el pasado del verbo “ser”, es decir, “haya”. Por tanto significa "Él fue".

Hey ה + Vav ו: Corresponde al acróstico de la palabra “hove” (ser o estar en presente) y, por tanto, significa "Él es".

Yud י: Corresponde a la tercera persona del singular del verbo “ser” en futuro, es decir "Él será".

Que, correlativamente, significan: “El fue”, “Él es”, y “Él será”.

Cuando lo llamamos por Su nombre estamos esencialmente diciendo, “Él ha existido siempre, Él existe ahora, y Él continuará existiendo para siempre”. Dios dice “Yo soy” acerca de sí mismo, pero nosotros habremos de llamarlo “Él fue, Él es y Él será”. Lo que esto significa es que “Yo soy” no es el nombre de Dios, es la explicación de Su nombre.


Y, cuando llegamos al Nuevo Testamento, allí también encontramos esta declaración que es la explicación del nombre ‘Jehová’ (literalmente se pronuncia Yehováh) cuando, en Apocalipsis 1:8-18, el apóstol Juan, como escriba de este libro de profecía, declara haberse encontrado con el Señor Jesús y, en este contexto, Él dice de sí mismo: “Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.” Esto es, aquí Jesús declara ser Jehová o Yehováh que, como lo entendemos en este breve estudio, consta del verbo “ser” en sus tres tiempos: “el que es y que era y que ha de venir” o, literalmente, “el que será.”

El problema, probablemente, se originó al momento que los apóstoles llevaron el nombre de Jesucristo al pueblo e iglesia gentil (fuera de Israel), habiendo dificultad para traducir correctamente Su nombre y toda palabra hebrea al idioma griego en que -mayormente- el Nuevo Testamento fue escrito (se usó el sistema de transliteración, buscando la letra griega que correspondía a la letra hebrea) y que, al hacerse esta transliteración, lamentablemente se perdieron las raíces o composición etimológica de, especialmente, los nombre propios. Así, el nombre del Señor que, en el idioma hebreo se escribe ישוע y pronuncia Yeshúa, se transliteró al nombre griego ησος que se pronuncia como Iesous; de donde se tradujo al latín Iesus y, de allí, al español Jesús.

Sí, hemos invocado al Señor por el nombre de “Jesús”, que es la traducción transliterada desde Su nombre en el idioma hebreo: ישוע o Yeshúa, lo que no está mal pero, en esta traducción o transliteración, perdimos la composición de Su nombre en hebreo que, como todo nombre propio en hebreo, siempre tiene un significado y, muchas de las veces, está en relación con la deidad o el nombre Yehováh. Así, el nombre de nuestro Señor Jesús, en el idioma hebreo: ישוע o Yeshúa está compuesto de dos expresiones o palabras: El nombre de Dios, Yehováh, y el verbo “salvar” por lo que, juntos, se traducen como “Yehováh salva”. Así, todo el tiempo que el Señor Jesús anduvo por Israel, Él pregonó el nombre de Su Padre, Yehováh, y que Él salvaba. Por ello, y a la luz de este pequeño estudio, bien podemos entender, concluir o reconocer que fue Jehová o Yehováh, y no otro (no una segunda persona de una supuesta ‘Santísima Trinidad’), Quién fue a la cruz por nosotros. ¡Halleluyah!

Jehová o Yehováh, “el que es y que era y que ha de venir” o, literalmente, “el que será.”, no es otro sino el Señor Jesucristo, la misma persona.

Con razón el profeta Zacarías profetizó:

Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.

Zacarías 14:9


Este breve estudio contiene una porción del libro ‘Rompiendo la Conspiración del Silencio’, capítulo 6, ‘La Zarza Ardiente’, del Dr. Nehemia Gordon.