5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en
Cristo Jesús, 6 el
cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, 7 sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se
humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo
sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble
toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la
tierra; 11 y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Filipenses 2:5-11
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atrás, cometí la torpeza de decir, y lo compartí por escrito, que el nombre
“Jesús” era, inclusive, superior al nombre “Jehová”, sin entender bien lo que
el apóstol quiso decir con “y le dio un nombre que es sobre todo nombre” (v.
9). Tiempo después, recientemente, entiendo que el nombre “Jesús”, en el idioma
hebreo en que originalmente se pronunció y escribió, es “Yeshúa” que, según lo
explica un doctor judío, experto en el idioma hebreo, y por los descubrimientos
que él tuvo revisando las copias de los manuscritos -en el idioma hebreo- más antiguos
que existen, significa “Yehováh yoshía” o “Yehováh salva”; por lo que, como
podemos ver, el nombre de nuestro Señor Jesús o Yeshúa contiene el nombre de
Dios, el Padre y, por lo mismo, Su nombre no podría ser superior al nombre de
Su Padre, Yehováh; a Quién, en Juan 17:6, Él dice haberlo “manifestado” o dado
a conocer.
La
expresión “nombre” proviene del griego, en el que parece ser el idioma en que
originalmente se escribió el evangelio o buena noticia según el apóstol Juan,
“ónama”, que se traduce como “nombre”, significando “autoridad” y “carácter”;
porque, tanto la expresión “nombre” tiene la connotación de “autoridad” cuando,
y como es natural, declara el carácter de un nombre en particular. Por ejemplo,
cuando nos dirigimos a Dios en oración, para que Él nos escuche y, aún más,
responda a nuestra oración, hemos sido instruidos por Él mismo a dirigirnos a
Él en Su nombre; esto es que, cuando decimos “en el nombre de Jesús (o Yeshúa,
en el hebreo), estamos declarando a Dios que no venimos ante Él por nuestros
propios méritos o virtudes (aunque es menester ser santos como Él lo es) sino
con la autoridad de Jesús; tan igual como, cuando un embajador peruano ingresa
-por ejemplo- a los EEUUA, éste tiene que llevar consigo las credenciales de
que fue autorizado por el gobierno peruano para representar a nuestro país.
Pero,
también, la expresión “nombre” tiene la connotación o, sencillamente, declara
el carácter de la persona que lleva consigo un nombre en particular; y, así, el
nombre “Jesús” o “Yeshúa” expresa la cualidad de Yehováh Dios para ser propicio
o favorable con nosotros como salvador.
Entonces,
cuando el apóstol Pablo escribió “y le dio un nombre que es sobre todo nombre”
(Filipenses 2:9); lo que él quiso decir es que, el nombre “Jesús” o “Yeshúa”,
tiene tal autoridad para, por encima de todo nombre compuesto en que Yehováh es
conocido o nombrado (por ejemplo: Yehováh yiré, Yehováh nici, Yehováh shalom,
Yehováh raah, etc.), el nombre “Jesús” o “Yeshúa” expresa la disposición de la gracia
o favor de Dios en esta dispensación -justamente- de Su gracia para salvar a
todo el que cree en este nombre: Jesús o Yeshúa.
El
apóstol Pedro dijo:
12 Y en ningún otro hay
salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que
podamos ser salvos.
Hechos 4:12
Y, en Hechos 10:43:
43 De este dan testimonio
todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados
por su nombre.
Y esta es la razón porqué, cada vez que un
creyente fue bautizado, arrepentido de sus pecados, éste fue bautizado en el
nombre de Jesús o Yeshúa, como siempre fue así a lo largo del libro de los
Hechos:
38 Pedro les dijo:
Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para
perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Hechos 2:38
16 porque aún no había
descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en
el nombre de Jesús.
Hechos 8:16
48 Y mandó bautizarles en el
nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.
Hechos 10:48, y
5 Cuando oyeron esto, fueron
bautizados en el nombre del Señor Jesús.
Hechos 19:5
Lo que los identificó a ellos (como beneficiarios
o bendecidos) con la obra vicaria o sustitutoria del Señor Jesucristo en la
cruz a nuestro favor. Vale decir que, cuando somos bautizados en las aguas en
el nombre de Jesús o Yeshúa, lo que estamos haciendo y declarando es que
creemos que Jesús o Yeshúa ocupó nuestro lugar en la cruz, ¡Él se hizo pecado
por nosotros!, como lo declara el apóstol Pablo en 2 Corintios 5:21:
21 Al que no conoció pecado,
por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios
en él.
Y, en Romanos 6:3-4, el apóstol explica el
significado del bautismo en las aguas:
3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en
Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él
para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
Por eso
es que el nombre de Jesús está, hoy, por sobre todo nombre; Su nombre prima y
manifiesta la dispensación de Yehováh Dios en busca de nuestra salvación;
porque, como lo hemos dicho, el nombre “Jesús” o “Yeshúa” significa “Yehováh
yoshía”, “Yehováh salva”, que es su disposición en este día presente hasta que,
por última vez, Su nombre sea invocado sobre el último arrepentido y bautizado
en las aguas en el nombre de Jesús o Yeshúa, para perdón de sus pecados porque,
después de esta dispensación o tiempo de Su gracia, viene el día en el que Él
manifestará Su ira con todos los pecadores impenitentes:
1 Porque he aquí, viene el día ardiente como un
horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel
día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará
ni raíz ni rama.
Malaquías 4:1
30 y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser
salvo? 31 Ellos
dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.
Hechos
16:30-31
¡Amén!
¡Shalom
alehem!
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