jueves, 26 de diciembre de 2019

Jesús no es el arcángel Miguel

Jesús no es el arcángel Miguel

El Señor Jesús a los 33, por Hoffman
Los “Testigos de Jehová” (en comillas porque, definitivamente, no son testigos Suyo), enseñan que Jesús es el arcángel Miguel y, mal usando las Escrituras, llegan a esta equívoca deducción o conclusión. Tomando una de los artículos que ellos publican en su web, trataremos de mostrar el error que ellos cometen al pretender rebajar la majestad y plenitud del Señor Jesús.

En este estudio de los “testigos” de Jehová en su página web titulado “¿Es Jesús el arcángel Miguel”, citan Daniel 10:13 donde se lee que Miguel es “uno de los principales príncipes” y, en el v. 21, que éste es “vuestro príncipe”, príncipe para el pueblo de Israel; y, seguidamente, citando el capítulo 12, verso 1, para reconocer que este principal príncipe, “uno de los principales príncipes” (lo que nos da a entender que hay otros más; inclusive, más principales o prominentes príncipes), “está de parte [o a favor] de los hijos de tu pueblo”, Israel.

Arcángel Miguel
Seguidamente, en este estudio, ellos citan Apocalipsis (Revelación) 12:7, “donde se dice que “Miguel y sus ángeles combatieron” en la guerra que finalizó con la expulsión de Satanás y sus demonios del cielo.” Seguidamente, copio en comillas porciones de este estudio de ellos.

“Note que en cada uno de los casos anteriores se representa a Miguel como un ángel guerrero que lucha por el pueblo de Dios y lo protege, incluso frente a Satanás, el mayor enemigo de Jehová.”

“En el versículo 9 de Judas también se menciona a Miguel y dice que él es “el arcángel”. El prefijo arc- significa “principal” o “jefe”, y la palabra arcángel jamás se usa en plural en la Biblia. Solo hay otro pasaje en las Escrituras donde se utiliza este término, y es en 1 Tesalonicenses 4:16, donde Pablo se refiere a Jesús ya resucitado de la siguiente manera: “El Señor [Jesús] mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios”. De modo que aquí se identifica a Jesucristo como el arcángel, o jefe de los ángeles.

“En vista de lo anterior, ¿a qué conclusión llegamos? Que Jesús es Miguel el arcángel.”

Craso error, cuando ellos afirman que “la palabra arcángel jamás se usa en plural en la Biblia”, con la sola intención de concluir que, cuando el apóstol declara que el Señor Jesús descenderá con “voz de arcángel”, singular, entonces éste, Jesús, es el Miguel de Daniel 12:1; porque, aun cuando en el Antiguo Testamento no se presenta explícitamente a Miguel como un arcángel, que se traduce como “mensajero principal”, singular; en el v. 13 de Daniel 10 que ellos usan, justamente allí se dice, textualmente, “principales príncipes”, para entender que Miguel es uno de tantos y prominentes príncipes y, en relación con Judas 9, para concluir que él, Miguel, es uno de los principales o prominentes ángeles (mensajeros) en favor del pueblo de Daniel, esto es Israel. Por lo que, en definitiva, cuando ellos argumentan que “arcángel” está siempre en singular, por Daniel 10:13 entendemos, con total claridad, que allí se menciona a estos príncipes o jefes de ángeles (principados) en plural, no en singular; por lo que la deducción que ellos fuerzan, con el único objetivo de rebajar la plenitud de la majestad del Señor Jesús, es torpe, incorrecta.

Los falsos testigos de Jehová dan por sentado que no hay más de un arcángel porque, según ellos, siendo que textualmente así se lee en 1 Tesalonicenses 4:16, para concluir que el Señor Jesús es un arcángel o ángel o mensajero principal (lo cual lo es también); sin embargo, ellos no reconocen a Gabriel como otro ángel principal (que en el griego se traduce como “arc” o “archi”) y prominente y, tanto así, que no solo trajo claridad al profeta Daniel; sino que, cientos de años después, él fue comisionado para venir a la doncella María, para revelarle que ella concebiría y daría a luz a Jesús, el Salvador del mundo. Miren que calidad de mensaje le fue comisionado a Gabriel; lo que, definitivamente, lo coloca o reconoce como uno de esos tantos “principales o prominentes príncipes” de Daniel 10:13 o, si lo leyéramos del griego en que fue escrito originalmente Judas 9, arcángel o principal ángel o mensajero. No, la expresión arcángel cierto no está en plural pero, por la sola y suficiente referencia en Daniel 10:13, sabemos que hubieron más de un solo príncipe o jefe de otros ángeles. Gabriel estaba (y aún lo está) delante de Dios, lo que lo hace un ser espiritual de mucho privilegio o responsabilidad ante Dios (Lucas 1:19); y, porque él fue enviado para hablarle a María, y para traerle “buenas nuevas” o noticias, eso lo hace un mensajero o ángel y, por consiguiente, un arcángel o mensajero principal. Tanto Gabriel como Miguel son ángeles principales o arcángeles o mensajeros principales, con lo que se desbarata que el cargo u oficio de arcángel, por el hecho de estar en singular en 1 Tesalonicenses 4:16, se refiera a la misma persona espiritual del arcángel Miguel de Judas 9.

Por el contrario, en Efesios 1:20-21 leemos que el Señor Jesús está sentado a la diestra de Dios; esto es, que Él tiene TODA la autoridad de Dios, siendo Dios mismo; y que Él está “sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero.” Por consiguiente, el Señor Jesús está sobre Gabriel y, aún, sobre el mismo Miguel que los falsos testigos de Jehová pretenden reconocerle como el Señor Jesús. La palabra “sobre” tiene una connotación de gobierno, autoridad; que el Señor Jesús gobierna sobre todos estos principados o jefes de legiones de ángeles como lo son Gabriel y Miguel.

“En 1 Tesalonicenses 4:16 se dice que la voz del resucitado Señor Jesucristo es la de un arcángel, lo que da a entender que él mismo es, en realidad, el arcángel. Si la denominación “arcángel” no aplicara a Jesucristo, sino a otros ángeles, la referencia a una “voz de arcángel” no sería apropiada, pues designaría una voz de menor autoridad que la del Hijo de Dios.”

Cierto, el Señor Jesús vino como un ángel o mensajero; nadie puede negar que Él trajo el Mensaje que consumó todos los otros mensajes que le antecedieron, y que Él mismo fue y sigue siendo el Mensaje por excelencia y lo que da sustancia y sentido al Evangelio de Dios, del Reino de los Cielos; y que, por consiguiente, Él es arcángel o ángel principal por razón de que Él cumplió toda profecía, y por razón de cómo Él se identifica como un Mensajero para con Dios, el Padre. Por ejemplo, en los Evangelios leemos:

·        Yo he venido en nombre de mi Padre (Juan 5:43)
·        y no he venido de mí mismo, pero el que me envió es verdadero (Juan 7:28)
·        porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió (Juan 8:42)
·        Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre. (Juan 16:28)
·        y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz (Juan 18:38)

Todas estas declaraciones en el Evangelio según Juan colocan al Señor como un ángel o mensajero y, definitivamente, por la trascendencia de Su Mensaje, el príncipe o principal, el Señor de todo principado o jefatura en los cielos; es más, antes de ascender al Cielo, dijo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18); y “todo” es todo, sin que nada quede exceptuado; Él es el Todopoderoso de Israel, y que hoy igualmente ha extendido Su brazo de poder y misericordia a favor del pueblo gentil, nosotros.

Hoy llegaron unas damas “Testigos de Jehová” para abordar algunas doctrinas con mi esposa y, usando Isaías 9:6, resaltando que el Señor Jesús es el “Príncipe de Paz” de Quién se dice allí en profecía (y lo es); ellas concluyeron, atando con las otras Escrituras que utilizaron, que el Señor Jesús es Miguel, el “príncipe” de quién se dice en Daniel 10:13, 21; y 12:1; sin embargo, y como ustedes lo podrán leer, no reconocieron que, además que se dice que Él es el “Príncipe de Paz”, también se dice de Él, en ese mismísimo versículo, que Él, Jesús es “Dios Fuerte, Padre Eterno”; el Señor Jesucristo es el mismísimo Dios Todopoderoso, el Padre Eterno; ¿por qué no reconocen esa parte del mismo versículo?

El Hermano Branham enseñó que Jesús estuvo en la eternidad solo en forma de un pensamiento y que, después, en el cumplimiento de los tiempos (Gálatas 4:4), tales pensamientos se manifestaron en la forma del Hijo de Dios, el Señor Jesucristo, Dios hecho carne.

67 Así estaba Él. En el principio Él estaba solo. Dios habitaba a solas con Sus pensamientos. Él jamás volverá a hacer eso, porque Sus pensamientos se están manifestando. Y por eso es que nosotros estamos aquí mismo, este día… es Dios teniendo compañerismo con Sus pensamientos, siendo manifestado. ¿Ven? Allí estamos. Así que, Ud., preocupándose, no puede añadir un codo a su estatura. Ud. no puede hacer esto, aquello o lo otro. Es Dios que muestra misericordia; es Dios. “Todo lo que el Padre Me da, vendrá a Mí; y ninguno puede venir a Mí, si el Padre que Me envió no le trajere”. Eso lo deja establecido.
    64-1227 - ¿Quién Dicen Ustedes Que Es Este?

46 Ahora, en el principio Dios habitaba solo, con Sus atributos, como hablé de ello esta mañana. Esos son Sus pensamientos. No había nada, solamente Dios solo, pero El tenía pensamientos.
    65-0221e - ¿Quién Es Este Melquisedec?

Por eso aquellos que están en Cristo estaban en Cristo en el principio, quienes eran Sus pensamientos, y Sus pensamientos son Sus atributos.
    65-0429b - La Simiente No Heredará Con La Cáscara

Y, cuando Él dijo a los judíos: “Antes que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8:58), Él les estaba diciendo “Yo soy Jehová, el Yo Soy que habló con Abraham vuestro padre; y, por consiguiente, soy antes que Abraham”. Juan el Bautista dijo: “El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.” (Juan 1:15 y 27); ¿cómo Juan podía decir algo así cuando el Señor Jesús, según la carne, nació 6 meses después?; éste es el misterio del que el apóstol nos habla en Colosenses 2:2: “para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo”; no dos personas de una santísima trinidad, pero Dios mismo, el Jehová que, allá, habló con Abraham, haciéndose visible y que, en el Nuevo Testamento, por amor de Su pueblo, asumió un Cuerpo aún desde concebido en el vientre de María para traer redención, pagando por nuestros pecados en Su carne (lo que no podía hacerse en Su condición o estado de Espíritu).

¿Es usted un “Testigo de Jehová”? La única manera de serlo es recibiendo el Espíritu Santo: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos…” (Hechos 1:8), para ser testigo del Señor Jesucristo, el Rey de reyes, y Señor de señores; y, para recibir el Espíritu Santo, el apóstol Pedro declaró en Hechos 2:38 y 39:

38 …Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

¿Ha sido usted bautizado en este Nombre, el Nombre del Señor Jesús? ¿No? Entonces, ¿qué espera, qué le impide? Porque no hay otro Nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos (Hechos 4:12); “De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre. Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso.” (Hechos 10:43-44).

Amén.

sábado, 30 de noviembre de 2019

EL SEÑOR JESÚS ES MI PATRÓN [testimonio de un sueño]


H
oy me levanté y tuve un sueño. No acostumbro tener sueños; los tuve en mis primeros años de cuando vine a Dios (de esto ya 38 años atrás, a mis 30 años de edad) pero, para ser honesto, pido sueños por aquello de que “y vuestros ancianos soñarán sueños”, esperando ser instruido, aclarado, corregido y reprendido; en definitiva, edificado a través de este medio auxiliar de los sueños. El sueño fue así:

"Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo" (Romanos 6:4a)
Íbamos con el Hermano Carlos Alva, pastor en la iglesia local donde congrego, y otros hermanos y hermanas (estaba en el grupo su esposa, Hermana Roxana); y como que íbamos buscando algo, quizá un lugar en particular; y, al rato, ya nos encontrábamos dentro del local de una iglesia y, sentados, al rato ya estaba entre nosotros una hermana y, por su parloteo, al parecer de alguna denominación, criticando. Al rato, la hermana ya estaba derramando agua sobre la cabeza de nuestro Hermano Carlos, ante la mirada de todos, sin comprender el por qué, salvo que parecía ministrarle mediante algún don (ustedes saben, mujer tipifica a una iglesia, según nos lo enseñó el profeta); y, al rato, la hermana se dirigió hacia mí, mientras yo tenía entre manos lo que parecía ser un compendio de sermones del Hermano Branham, anillados en páginas tamaño A4; y, como quiera que me vio leyendo, me dijo: “Estás leyendo a tu patrón, William Branham”; y, en mi sueño, respondí: “No, cuando fui bautizado, yo fui bautizado invocando el Nombre del Señor Jesús; no el Nombre de Padre, Hijo y Espíritu Santo; pero en el Nombre del Señor Jesús; y Él es mi Patrón.” En efecto, el bautismo es una confesión de que aceptamos o creemos la obra del Señor Jesús en el calvario; que creemos que Él murió, fue enterrado y resucitado por nosotros; y que, por consiguiente, nosotros estamos igualmente muertos, enterrados y resucitados en Él (Romanos 6:3-4); y que, por cuanto Él pagó con Su preciosa Sangre para redimirnos (como reza el himno Sublime Gracia: “Y me compró mi salvación allá en la cruz”), es por eso que somos Su propiedad y responsabilidad; Él es nuestro dueño (Hechos 20:28; 1 Corintios 6:20; 7:23).

Mañana hay bautismo en nuestra iglesia, hasta donde entiendo 3 candidatos que confesarán el Nombre de Jesús en el bautismo; y, durante el servicio dominical, espero compartir este sueño para alentarlos. Oren por ellos, por favor. Shalom.

lunes, 18 de noviembre de 2019

Él está Fuera de la Iglesia


Él está fuera de la iglesia

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré…y cenaré con él, y él conmigo.
Apocalipsis 3:20


222 Esta es una de las afirmaciones más sobresalientes que yo he visto en el Nuevo Testamento. Quiero que se fijen: “Yo estoy a la puerta y llamo”. Normalmente esto se usa como una cita para el llamado a pecadores. ¿Verdad que sí? Les decimos a los pecadores: “Jesús está a la puerta, llamando”. Pero aquí Él está llamando a la puerta de la iglesia porque Él una vez caminó con ellos, pero ellos (con su organización y mundanalidad y frialdad) Lo habían excluido. Él está fuera de la iglesia.

223 Ahora, recuerden, en las primeras edades de la iglesia, mientras terminamos, Él andaba entre los siete candeleros de oro (¿Es así?), las siete edades de la iglesia. Y al final aquí, lo encontramos a Él afuera ¿de qué iglesia? Laodicea, la iglesia de Laodicea. Afuera, lo habían exclu-… excluido. Pues, Él estaba parado afuera tratando de entrar de nuevo. ¡Qué cuadro más lamentable! El Salvador del mundo, parado afuera de la iglesia que Él compró con Su propia Sangre. ¡Qué vergüenza!

224 “Yo estoy a la puerta y llamo”. Después de haber sido empujado fuera o sacado, luego está tratando de entrar de nuevo, regresa arrastrándose y llama a la puerta. Este es el registro más impresionante en el Nuevo Testamento. Pienso que no hay nada que pudiera ser más triste que esto, el ver al Salvador del mundo sacado de Su Propia iglesia, la edad de Laodicea. Después de que Él les había dicho lo que habían hecho, sus riquezas y todo, y lo que eran, y cómo eran tibios y demás, y ellos—ellos tenían… ellos… Él no tuvo que vomitarlos, ellos lo habían vomitado a Él. Y aquí, con todo eso, aún está llamando a la puerta, tratando de entrar de nuevo. ¿Para qué? Para darles Vida Eterna. Los mismos que lo mataron en el Calvario, Él estaba tratando de salvar sus almas. Es el cuadro más patético que yo haya visto en mi vida, del que yo haya pensado.

225 ¡Excluido! ¿De qué fue excluido Él? Ahora escuchen, amigos. ¡Si esto no es impactante! Imagíneselo, permitan que penetre en su corazón. Nuestro Salvador, cuando estaba en la tierra, Él fue excluido de Su propia nación. Él fue rechazado, fue excluido. El mundo lo excluyó y lo crucificó. Y ahora, Él es excluido de Su propia iglesia. No Lo quieren en ninguna parte, no tenían necesidad de Él. Ellos tienen una denominación, no lo necesitaban a Él. Ellos tienen un papa, ¿para qué lo iban a necesitar a Él? Tienen un arzobispo y un supervisor general, ya no tenían necesidad del Espíritu Santo. Ya no necesitaban Eso. Cristo, el Espíritu Santo, ellos no lo necesitaban a Él. Así que sus…

226 Yo no creo que de repente lo hayan sacado a Él, porque ellos no Lo habían extrañado. No Lo habían extrañado porque todavía Le estaban cantando himnos a Él. El predicador aún seguía hablando de Él, así que ellos no lo habían extrañado. Pero fue su propia mundanalidad y su organización, organizando, diciendo: “Los días de los milagros ya pasaron y no existe esto y aquello”.

227 Yo les pregunto. Cada avivamiento que vino (a cualquiera de Uds. los historiadores), ahora, a través de esto, de estas iglesias, cada avivamiento que haya venido, la… siempre fue producido afuera de una organización. Cualquier hombre que haya comenzado un avivamiento, estaba afuera de las organizaciones. Y cada vez que comenzó un—un avivamiento, ellos tuvieron señales y milagros de hablar en lenguas y sanidades, y así por el estilo, aconteciendo. Tan pronto como moría ese fundador, entonces ellos lo organizaban y hacían una organización de aquello, y se “murieron” y Dios nunca más tuvo que ver con eso. Seguro que sí.

228 Y aquí está Él en la última edad de la iglesia, parado afuera de la puerta, el Dios Todopoderoso. Eso—eso me parte el corazón, al pensarlo. Mi Señor parado afuera de la puerta de Su Propia iglesia, después de haber sido sacado por la mundanalidad y frialdad y denominación e indiferencia, parado por fuera de la puerta, llamando, tratando de entrar de nuevo. Cuando pensé en eso, hace un rato, solo me recargué sobre mi mesa y comencé a llorar.

[60-1211E, La Edad de la Iglesia de Laodicea, Rev. William M. Branham]

viernes, 15 de noviembre de 2019

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
(Apocalipsis 3:20)

E
sta es la condición de la iglesia de Laodicea al llegar el fin. No es un mensaje individual para una sola persona; es más bien el Espíritu diciéndonos dónde se encuentra Jesús. CRISTO HA DEJADO A LA IGLESIA. ¿No es este el resultado lógico si la Palabra es puesta a un lado para aceptar credos; si el Espíritu Santo es destronado para admitir papas, obispos, consejeros, etc., y el Salvador puesto a un lado para dar lugar a un programa de obras, o el unirse a una iglesia, o a alguna clase de conformidad o a un sistema eclesiástico? ¿Qué más se puede hacer en contra de El? ¡Esto es la apostasía! Esta es la puerta abierta para el anticristo, porque si Uno (Jesús) vino en el Nombre de Su Padre y no fue recibido, sino rechazado; entonces vendrá otro en su propio nombre (mentiroso, jactancioso) y a él recibirán (San Juan 5:43). El hombre de pecado, el hijo de perdición se apoderará.

160 En Mateo 24, menciona señales en los cielos tocante a estos últimos días antes de la venida de Jesús. ¿Vio Ud. tal señal recientemente, la cual vino a cumplimiento en representación de esta misma verdad que hemos estado estudiando? Esa verdad es que Jesús constantemente ha sido puesto a un lado hasta que en esta última edad ha sido puesto fuera de la iglesia.

161 Recuerde Ud. que en la primera edad vimos a una iglesia casi completamente llena de verdad. Sin embargo hubo una manchita de error conocida como los hechos de los nicolaítas, la cual impidió que el círculo de luz fuera completamente lleno. Luego en la próxima edad entró más oscuridad y el círculo de luz brilló menos. En la tercera edad fue cubierta aun más por la oscuridad, y en la cuarta edad, o sea la edad del Oscurantismo, la luz estaba casi aniquilada.

162 Ahora, piense en esto: La iglesia brilla en la luz reflejada de Cristo. El es el SOL y la iglesia es la LUNA. Entonces este círculo de luz es la luna y había disminuido de una luna llena en la primera edad hasta apenas un rayito de luz en la cuarta edad. Pero empezó a crecer en la quinta edad. En la sexta edad tomó un gran paso de avance, y en la séptima edad todavía estaba creciendo cuando de repente la obra cesó y la luz disminuyó a casi nada. Y en vez de luz, estaba presente más bien la oscuridad de la apostasía, y al fin de la edad la luz ya no brillaba porque la oscuridad había tomado posesión completa. Cristo ahora estaba fuera de la iglesia. Aquí está la señal que apareció en los cielos.
163 La última etapa [la séptima etapa – editor] del eclipse de la luna fue un eclipse total [por eso es que no se ve, la luna o iglesia no refleja la Luz – Editor]. La luz disminuyó a una oscuridad completa en una serie de siete etapas. La oscuridad se completó en la séptima etapa, al mismo tiempo que el Papa de Roma (Paulo VI) fue a la Palestina en un plan de turismo a Jerusalén. Este fue el primer Papa que haya ido a Jerusalén. Él se llama Pablo VI. San Pablo fue el primer mensajero, y este hombre ahora lleva ese nombre. Note Ud. que es el número seis, o sea el número de hombre. Todo esto es más que una simple coincidencia. Cuando él fue a Jerusalén, la luna (la iglesia) entró en una oscuridad completa. Este es el fin. Esta generación no pasará sin que todo sea cumplido. “Amén, sea así. Ven, Señor Jesús”.

164 Ahora podemos ver porqué hubo dos viñas, una verdadera y una falsa. También podemos ver porqué Abraham tuvo dos hijos, uno según la carne (el cual persiguió a Isaac) y el otro según la promesa. También podemos ver cómo de los mismos padres nacieron dos hijos gemelos, el uno conociendo y amando las cosas de Dios, y el otro conociendo muchas de las mismas verdades pero no siendo del mismo Espíritu, y por consiguiente, persiguiendo al hijo elegido. Dios no reprobó simplemente por el hecho de reprobar. El reprobó por causa del elegido. Un ELEGIDO NO PUEDE perseguir a otro elegido. Un ELEGIDO NO PUEDE dañar a otro elegido. Son los réprobos quienes persiguen y destruyen a los elegidos. Y aquellos réprobos son muy religiosos, son muy inteligentes. Vienen de la línea de Caín, la simiente de la serpiente. Edifican sus torres de Babel y sus ciudades y sus imperios y a la vez orando y alabando a Dios. Odian la simiente verdadera y harán todo lo posible (aun en el Nombre del Señor) para destruir a los elegidos de Dios. Pero ellos tienen su lugar, son necesarios. “¿Qué tiene que ver la paja con el trigo”? (Jeremías 23:28). Si no hay paja, no hay trigo. Pero en el fin, ¿qué pasa con la paja? Es quemada con un fuego inextinguible. ¿Y el trigo? El trigo es juntado en el alfolí, donde está el Señor.

165 Oh, elegido de Dios, guárdese, estudie bien, tenga mucho cuidado. Ocúpese en su salvación con temor y temblor (Filipenses 2:12). Confíe en Dios y sea Ud. fortalecido en Su poder. El adversario, que es el diablo, anda ahora mismo como un león rugiente, buscando a quién devorar. Persevere en oración y sea firme. Este es el tiempo del fin. La viña falsa y la verdadera están llegando a madurez, pero antes de que madure el trigo la cizaña madura tiene que ser juntada para el fuego inextinguible. Fíjese: todos están uniéndose al Concilio Mundial de Iglesias. Allí es donde se juntan. Dentro de poco se llevará a cabo el almacenamiento del trigo. Pero por ahora los dos espíritus están obrando en las dos viñas. ¡Salga Ud. de entre la cizaña! Empiece a vencer para que así sea considerado digno de la alabanza de su Señor y listo para reinar y gobernar con El.

PORCIÓN DEL LIBRO LAS EDADES DE LA IGLESIA, EDAD DE LAODICEA, PÁRRAFOS 159 AL 165.

Jesús hoy espera entrar en tu ser (Himno)



sábado, 19 de octubre de 2019

¿Cambió Dios el nombre de Saulo por Pablo?

¿Cambió Dios el nombre de Saulo por Pablo?

El Apóstol Pablo (Saulo) camino a Damasco...
A menudo, hemos escuchado a predicadores afirmar que el nombre de Saulo fue cambiado por el de Pablo, en alusión al cambio de nombre de otros hombres de Dios como es el caso de Abram por Abraham, Jacob por Israel, y Simón por Pedro. Sin embargo, en este pequeño estudio que comparto entenderán que no hubo cambio de nombre para el apóstol Pablo, de Saulo a Pablo.

¿Qué dice la biblia?

El Antiguo Testamento contiene muchos ejemplos de nombres de personas que se cambian para adaptarse mejor a sus circunstancias. Dios cambió los nombres de Abram y Saraí a Abraham y Sara (Génesis 17: 5, 15); también cambió el nombre de Jacob a Israel (Génesis 32:28). Moisés cambió el nombre de Oseas a Josué (Números 13:16). Y muchos piensan que algo similar sucedió con Pablo cuando se encontró con el Señor camino a Damasco (Hechos 9).

La sugerencia de que el nombre de Saulo fue cambiado a Pablo en el momento de su conversión no tiene absolutamente ningún apoyo en el Nuevo Testamento. Aquí hay varios ejemplos que lo demuestran:

En Hechos 9: 4, leemos:

y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

Hechos 9:17 dice:

Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.

Hechos 13: 2 dice:

Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.

Después de la experiencia de conversión de Pablo, aún le siguieron llamando "Saulo" 14 veces más. Por favor, lea:

Hechos 9: 8
Hechos 9:11
Hechos 9:17
Hechos 9:19
Hechos 9:22
Hechos 9:24
Hechos 9:26
Hechos 11:25
Hechos 11:30
Hechos 12:25
Hechos 13: 1
Hechos 13: 2
Hechos 13: 7
Hechos 13: 9

Con lo que se demuestra que, aún tras la experiencia de la conversión del apóstol, el nombre no sufrió cambio alguno.

¿Qué causó el cambio en el nombre?

Según Knofel Staton, Saulo es un nombre hebreo. Su madre probablemente lo nombró así en honor al rey Saúl, primer rey en Israel. Pablo es un nombre griego. ¿Por qué dos nombres? Debido al crisol étnico del primer siglo, muchas madres judías dieron a sus hijos nombres hebreos y griegos al nacer. Eso es probablemente lo que sucedió con Pablo. Sabemos que Saulo también era conocido como Pablo de Hechos 13: 9 de la siguiente manera:

Entonces Saulo, que también se llamaba Pablo ...

Es interesante notar que Saulo usó su nombre hebreo hasta que comenzó a ejercer su ministerio en la parte del mundo que estaba mayormente poblada por griegos. Fue cuando comenzó sus viajes misioneros que usó el nombre de Pablo. Ese habría sido un mejor punto de contacto entre él y los griegos. Habría ayudado a los griegos saber que no estaba tratando de sacar a los judíos de ellos. Ese nombre también sería aceptado por los judíos en el mundo poblado de griegos, ya que la mayoría de los judíos en el mundo poblado de griegos también usaban sus nombres griegos.

El nombre Pablo literalmente significa pequeño. Es posible que su madre lo llamara Pablo porque era un bebé pequeño o, como en el caso del rey Saúl, porque habría sido el último de sus hermanos. Algunos escritores describen a Pablo como un hombre de baja estatura.

También es posible que Saulo se haya dado el nombre griego de Pablo como símbolo autoimpuesto de su humildad. Se veía a sí mismo como el menor de los apóstoles y el primero entre pecadores (1 Corintios 15: 9; Efesios 3: 8; 1 Timoteo 1:15). Pero esas descripciones no deberían hacernos sentir que Pablo tenía un complejo de inferioridad; todo lo contrario, Se veía a sí mismo como alguien a quien Dios había llamado especialmente. Se vio a sí mismo como un apóstol de Cristo Jesús.

En conclusión, no hay evidencia de que Dios haya cambiado el nombre de Saulo por Pablo. Por lo tanto, la interpretación que le dan muchos o algunos maestros o predicadores es errada. Saulo es el nombre hebreo, mientras que Pablo es el mismo nombre pero en el idioma griego.


jueves, 17 de octubre de 2019

Bendecid...

Bendecid…

Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.
(Romanos 12:14)

Isaac bendice a su hijo menor, Jacob
La palabra bendecid o bendecir significa “decir bien”, “decir algo bueno”, que hablemos bien (a favor) de nuestro prójimo, de alguien.

Todo el tiempo estamos bendiciendo, aún sin darnos cuenta. Por ejemplo, cuando saludamos con un “Buenos días”, “hasta mañana”, “que tengas un buen día”, “que todo te vaya bien”, etc.; allí, con esas expresiones, estamos bendiciendo o diciendo o declarando el bien en favor de otro. Por supuesto, no todo lo que sale de nuestra boca, aún si bendecimos a la manera como los ejemplos, vendrá a suceder; porque este privilegio Dios ha dado solo a Sus hijos y, aún siendo hijos, únicamente a los justos; así que, si usted quiere ser portador de una bendición efectiva, debe  buscar ser justo delante de Dios; justicia que, conforme a Su Evangelio, nos es concedida mediante el Nombre del Señor Jesucristo y viviendo vidas rectas delante de Él.

En efecto, todos hemos leído que la oración eficaz del justo puede mucho, ¿verdad? Lo leemos en Santiago 5:16; pero, igualmente, la bendición de un justo puede mucho, y esto lo podemos entender del pasaje de Marcos 11:20-23:

20 Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces.
21 Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.
22 Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios.
23 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.

Cierto, aquí el Señor nos habla acerca del poder de nuestras palabras que, si decimos a este monte, “Quítate y échate en el mar”, y no dudamos en nuestro corazón, sino que creemos que será hecho lo que hemos dicho, lo que hemos dicho será hecho; pero, siendo que una bendición o maldición (como en el caso del pasaje de Marcos 11:20-23) es igualmente palabra dicha o declarada, ésta sucederá o “será hecho”, salido de labios de un justo.

En la antigüedad, los hombres buscaron ser bendecidos por sus padres o un profeta para prosperar en la vida. Por ejemplo, cuando Jacob y Esaú pidieron a su padre, Isaac, ser bendecidos; tras bendecir Isaac a estos dos, lo que Isaac declaró llegó a suceder. Una generación antes, Jehová bendijo a Abraham y a su descendencia: “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” (Génesis 12:2-3); y, tanto poder tuvo esta bendición que, tiempo después, en días de Moisés, el falso profeta Balaán intentó reiteradamente maldecir a Israel, y no pudo; es más, todo el que intente maldecir a Israel, será maldito, como sucedió con el  fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez quién, tras maldecir a Israel: “desde el fondo de mi alma y mis vísceras, al estado de Israel, maldito seas estado de Israel, maldito sea[s]”, años después murió de cáncer -justamente- a sus vísceras. Dios no puede ser burlado (Gálatas 6:7).

Jacob pelea con el Ángel de Jehová
Tiempo después, Jacob volvió a reclamar bendición a Dios, peleando con el ángel de Jehová, con Dios mismo; porque, por sus enredos, dudó de la bendición que ya su padre, Isaac, había declarado a su favor (Génesis 27:1-29). Y eso es lo que sucede con muchos de nosotros que, tras enredarnos en el pecado, luego como que nos sentimos indignos de toda bendición con que Dios nos ha bendecido en o por el Nombre de Jesucristo (Efesios 1:3); lo que nos propone arrepentirnos, a pedir perdón por nuestros pecados para, sobre la base de 1 Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”, ser perdonados y recuperar, así, nuestro vínculo o comunión con el Dios santo y bueno; para, y con ello, reconocer que TODA BENDICIÓN seguía vigente a favor nuestro, solo que el pecado nos estorbaba para no disfrutarlo. “Si fuéremos infieles, Él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.” (2 Timoteo 2:11-13).

Otro hecho de la bendición lo vemos, por ejemplo, cuando el Hermano Branham despidió a unos hermanos que retornaban a su ciudad, tras oír al profeta predicar el sermón El Futuro Hogar De La Novia Terrenal Y El Novio Celestial. Los hermanos almorzaron con el profeta y, al tiempo de despedirse, le comentaron que tenían problema con el cilindro del líquido de freno de una de las ruedas del auto, y que no podía ser reparado por el técnico, sino hasta el día siguiente, porque era domingo; y que, además, les urgía llegar a casa cuanto antes por la salud de una de las hermanas que viajaban, hermana Smith, quién había estado sufriendo de una condición a los riñones y, hasta ese entonces, parecía muy pálida. Según lo relata el autor del testimonio, Hermano Gerald Cleveland, el Hermano Branham “No se puso a orar. Sólo se detuvo por un instante, luego me miró y dijo: ‘Tengan mucho cuidado, y sigan por su camino. Todo estará bien.’ Me acuerdo que le tocó a la Hermana Smith en el hombro y le dijo: ‘Regrese a su hogar, Ud. estará bien.’ Nos subimos al carro y emprendimos el viaje. Le pregunté a la Hermana Smith: ‘¿Cómo se siente Ud.?’ Me respondió: ‘¡Nunca en mi vida me he sentido mejor!’ La miré, y tenía su color normal. Unos momentos antes estaba pálida y sudando, y estaba enferma con dolores.” Más adelante, en este extraordinario testimonio, el Hermano Gerald añade: “Cuando casi llegamos hasta abajo, les dije a los demás: ‘No le he añadido ni una sola gota de líquido [de freno] al cilindro desde que salimos del restaurante, y el freno está igual a como si estuviera nuevo.’ Entonces nos dimos cuenta de que el Señor también había sanado el automóvil, habiendo parado el derrame del líquido por aquel cilindro quebrado. Nos regocijamos por todo el camino hasta llegar a casa.” (La Sanidad de la Hermana Smith Y El Milagro del Automóvil Studebaker, por Gerald Cleveland).

Recientemente, el Hermano Carlos Alva, obrero en la iglesia local donde asisto, nos contó un -igual extraordinario- incidente cuando, hace pocos años, se trasladaban hacia Huacho en el SW del Hermano William. Estaban a la altura del Km. 50 de la Panamericana Norte y, de repente, fueron adelantados por una camioneta -evidentemente- de mayor caballaje; sin embargo, y sin siquiera pensarlo, el Hermano Carlos dijo: “Dentro de un rato, vamos a pasar a este carro.” Lo que era inaudito decir; en tanto, como ellos lo reconocían, el auto a pasar era de mayor caballaje, una camioneta, frente al SW familiar en que los hermanos iban. Al rato, avistaron la camioneta estacionada a uno de los lados de la carretera, y la pasaron conforme al dicho del Hermano Carlos. ¿Qué sucedió? Probablemente, la camioneta sufrió una avería, y esto permitió que la palabra de un hombre, un cristiano, un justo, se cumpliera, sucediera.

No podemos maldecir lo que Dios bendijo, como es el caso de Israel; pero, igual, nadie puede maldecir lo que un justo bendice; como, tampoco, nadie puede bendecir lo que, por el pecado, está maldito. El Hermano Branham dijo que satanás tiene total derecho sobre uno que peca; el pecado le da derecho sobre el pecador (Efesios 2:2); y, ante eso, no hay manera de bendecir excepto que el pecador se arrepienta y pida perdón por su pecado a Dios. Dios exalta al humilde.

Todas las promesas de Dios son una bendición, son parte de toda bendición espiritual con que hemos sido bendecidos en Cristo Jesús (Efesios 1:3); y, en Él, esto es en Cristo Jesús, todas estas promesas y bendiciones son “sí” y “amén” (2 Corintios 1:18-20). El Señor Jesús dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Mateo 24:35); por consiguiente, Sus palabras se cumplirán y, ahora mismo, se están cumpliendo en los que las creen; santificando a un pueblo con el lavacro de la bendita Palabra de Dios.

¿Quiere usted ser instrumento de bendición? Entonces, acepte la Dádiva de Dios en Cristo Jesús; y luego, si lo acepta en fe genuina, arrepiéntase de sus pecados, pida ser bautizado en el Nombre del Señor Jesús (conforme a Hechos 2:38; 8:16; 10:48; y 19:5), para el perdón de sus pecados, y recibirá el Don del Espíritu Santo, Su Vida obrando obediencia a Su Palabra a través de nuestras vidas.

Que Dios prospere Su Palabra en usted. Amén.




miércoles, 29 de mayo de 2019

Libres de la Ira de Dios

Libres de la Ira de Dios

La caída del muro de Jericó
8 Antes que ellos se durmiesen, ella subió al terrado, y les dijo:
9 Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros.
10 Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido.
11 Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.
12 Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura;
13 y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte.
14 Ellos le respondieron: Nuestra vida responderá por la vuestra, si no denunciareis este asunto nuestro; y cuando Jehová nos haya dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad.
15 Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba en el muro de la ciudad, y ella vivía en el muro.
16 Y les dijo: Marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; y estad escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y después os iréis por vuestro camino.
17 Y ellos le dijeron: Nosotros quedaremos libres de este juramento con que nos has juramentado.
18 He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre.
19 Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare.
20 Y si tú denunciares este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que nos has juramentado.
21 Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de grana a la ventana.
Josué 2:8-21

En este pasaje, de Josué capítulo 2, se narra de cómo Josué, quién sucedió a Moisés, comisionó a 2 espías para espiar la tierra de Jericó que, tiempo después, fue tomada y destruida por Israel en su paso hacia la Tierra Prometida, Canaán. Recordemos, Israel había salido de Egipto hacia ya 40 años y, a lo largo del desierto, Dios no solo les proveyó pan y vestido (el vestido y el calzado nunca se envejeció – Deuteronomio 8:4; 29:5), pero también peleó con ellos sus batallas hasta vencer a sus enemigos. Las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés habían quedado establecidas al oriente del río Jordán; y, acampados en Sitim, las tribus restantes esperaban para tomar posesión de las tierras que les serían repartidas al otro lado del Jordán. Acampados en Sitim, es que Josué comisionó a estos 2 espías y, entrados en Jericó, es que entablan una interesante conversación con Rahab, una ramera quién, reconociendo que Jehová “es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra” (v. 11), era evidente que, con ello, ella daba a entender su plena admiración y temor (reverencia) al Dios de los hebreos.

Jericó iba a ser tomada y destruida y, particularmente, sus muros serían destruidos al paso de los ejércitos de Israel; y, ante este temor, porque Rahab -inclusive- tenía su morada justamente dentro de esa muralla, es que ella ruega a estos 2 espías hacer un juramento que, cuando Jericó fuera tomada y destruida, que Israel haría misericordia con la casa de su padre y que, a la usanza de la época, les diera una señal de que eso sería así, por el favor que ella les estaba haciendo, librándolos de los guardias de Jericó.

En los vv. 18-21, leemos lo siguiente:

18 He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana [carmesí, escarlata o rojo] a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre.
19 Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare.
20 Y si tú denunciares este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que nos has juramentado.
21 Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de grana a la ventana.

La sangre siempre fue la manera cómo Dios preservó a Su pueblo, desde Adán en adelante; y, aquí, como en Egipto, cuando Israel -en fe y obediencia- pintó el umbral de sus puertas con la sangre del cordero; un cordón de grana (color rojo) tipificó o significó, en fe o confianza, la manera cómo una prostituta o ramera, evidentemente arrepentida de sus pecados (porque tenía conciencia del Dios Verdadero ante sí, a diferencia de los dioses o ídolos que alguna vez había adorado en su ignorancia), la sangre de un cordero siendo degollado, significando que ella, y los de su casa, morían a sus pecados para, de modo racional y justo, hallar gracia a los ojos de un Dios al que estaba conociendo por Sus antecedentes y características que la habían impresionado hasta el arrepentimiento, hasta su conversión, hasta santificarla para -tan solo- adorar a este Dios, el Dios de los hebreos.

La historia nos narra, en Josué capítulo 6, que Israel tomó Jericó; que el muro que custodiaba o guardaba a esta ciudad fue derrumbado al sonar de las vocinas y el grito con gran vocerío del pueblo. Luego se lee: “El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron. Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres, mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos.” (vv. 20-21).

Pero, en los vv. 23 y 25 se lee el cumplimiento del juramento que los 2 espías le habían hecho a esta mujer, ¡una ramera!:

23 Y los espías entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que era suyo; y también sacaron a toda su parentela, y los pusieron fuera del campamento de Israel.
25 Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.

Hoy hay mucho, muchísimo más poder en la Sangre de nuestro Señor Jesucristo. Aquella sangre de animales fue solo un tipo o sombra de la Sangre que, con el Señor Jesús, sería derramada para perdón de nuestros pecados; y, como con Rahab y su casa, en días del Apóstol Pablo, él dijo lo siguiente a un carcelero recientemente arrepentido:

Ellos [Pablo y Silas, su compañero de misión] dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.
Hechos 16:31

El Hermano Branham dijo:

Nuestra arca del Espíritu Santo flotará por encima de los juicios de Dios, porque nosotros ya hemos sido juzgados, cuando confesamos a Jesús, y Él llevó nuestro juicio.
62-0211 La Unidad, párr. 197

58 La serpiente sobre el asta es un tipo de lo que Jesús vino al mundo para lograr. Él fue hecho carne para poder llevar sobre Sí mismo los juicios de Dios respecto al pecado. El fundamento del altar de sacrificio era de bronce sólido, tipificando el Cordero inmolado desde antes de la fundación del mundo. Juicio ya había sido decretado sobre Él cuando aún no había pecadores. La salvación siendo enteramente del Señor, Él pisó solo el lagar del vino de la ira de Dios. Su vestimenta fue teñida de color carmesí por Su propia sangre. Su porción fue el horno ardiente del justo juicio y la ira de Dios. Él sufrió, el justo por los injustos. “Tú eres digno, o Cordero de Dios, porque nos has redimido por Tu propia sangre”. “Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. …mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.” Isaías 53:5 y 6.
Una Exposición de Las Siete Edades de La Iglesia, Cap. 2, La Visión De Patmos, párr. 58

En el v. 33, de este capítulo 16 del libro Hechos, leemos que el carcelero tomó a Pablo y Silas, lavó sus heridas (porque habían sido castigados con vara, vv. 22 y 23) y, acto seguido, fue bautizado con todos los suyos. El bautismo que aquí se refiere, y relación con la forma cómo alguna vez fue un hombre o mujer bautizado, es de sumergir al arrepentido en las aguas; tipificando o significando, con esto, que uno se identificaba con la muerte y sepultura del Señor Jesús; dando a entender que esa muerte fue su muerte; y que ahora él moría por la muerte sustitutoria del Salvador, para, en adelante, resucitar para una nueva vida mediante el poder con el que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos (Romanos 6:3-4). En definitiva, el bautismo en agua, en el Nombre del Señor Jesús, sintetiza el Evangelio de Jesucristo; y es, en sí mismo, una confesión práctica de nuestra fe o confianza en lo que Él hizo en nuestro lugar en la cruz o madero; donde Él se hizo maldito, para que nosotros fuéramos benditos.

Recientemente, nuestro país y otros fronterizos, fue remecido por un sismo de magnitud 8 y, por información sin corroborar, se comparte que una de las placas de Nazca cedería y podría ser causa de otro movimiento telúrico, y quizá de igual o mayor magnitud. No es para alarmar a nadie, pero es conocido que estamos ubicados dentro de un corredor de alta actividad sísmica y que, en cualquier momento, según nos lo han manifestado nuestros científicos, Lima podría ser remecida por un fuerte terremoto.

Cierto, debemos estar preparados para ello; y, por eso mismo, Defensa Civil ha dado instrucciones para minimizar lo que podría significar una destrucción vasta, descomunal, con alto índice de muertos. Pero, ¿estamos preparados? Seguramente, familias de regular o significativo nivel económico, quizá estén en condiciones para prepararse con mochilas de sobrevivencia, además de tomar otras previsiones; pero, lo cierto es que la mayoría vive en viviendas hasta precarias, mal construidas (sin criterio antisísmico), y con calidad de suelos inseguros para soportar una remecida de presentarse un sismo de alta intensidad y duración.
 
Lima, Terremoto 1940
¿Qué haremos en tales condiciones? Una vez más, tenemos que tomar posesión del inmenso amor que Dios ha mostrado en la cruz de Su Hijo, Jesucristo; y, si usted tiene fe suficiente para ello, para pedir a un ministro del Evangelio para ser bautizado en las aguas (de la muerte) en el Nombre, invocando el Nombre de Jesucristo; ¡hágalo! ¿Cuidará esto de su casa? No lo sé; pero, lo más importante, cuidará de su alma para que, llegado el momento, usted parta en paz; y seguro, hacia un mundo donde ya no habrá perturbación ni dolor.

El Apóstol Pedro dijo estas palabras respecto el bautismo o sepultura en el Nombre del Señor Jesús:

El bautismo que corresponde a esto [se está refiriendo a cómo el Arca, tipificando el Nombre de Jesús, salvó a Noé y los suyos tras el diluvio] ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino [pero] como la aspiración [demanda] de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo.
1 Pedro 3:21

Sí, este bautismo en el Nombre del Señor Jesús nos salva, “porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12); y cuando nos identificamos con este Nombre, y la autoridad habida en el Nombre de Jesús, luego Dios nos declara justos y salvos; y, en consecuencia, nos da Su Espíritu como una Señal de que hemos creído; y Eso nos guarda para Vida Eterna (Efesios 1:13-14).

38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese [sea bautizado, en el griego] cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y [en consecuencia] recibiréis el don del Espíritu Santo [la Vida de Dios].
39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
Hechos 2:38-39

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;
Romanos 1:18

Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,
Romanos 2:5

5 Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,
6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras:
7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad,
8 pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;
9 tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego,
10 pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego;
11 porque no hay acepción de personas para con Dios.
Romanos 2:5-11

8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
9 Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.
Romanos 5:8-9

1Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Efesios 2:1-3

y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.
1 Tesalonicenses 1:10

Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

1 Tesalonicenses 5:9