viernes, 14 de julio de 2017

No Hay Otro Nombre

Y
 Dios ha establecido ciertas reglas para entrar en el Reino; deben obedecerse o no hay entrada. Puede que usted desee entrar a tal grado que viene a la iglesia y se involucra, pero no tanto. A menos que venga por medio de Jesucristo, no puede entrar. Todas sus actividades religiosas y todos sus rituales carecen de sentido.  Pedro en Hechos 4:12 dijo: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro Nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. No hay otro nombre aparte de Jesucristo.

Había un hombre ciego en un puente de Londres, quien estaba leyendo su Biblia en braille. Mientras leía Hechos 4:12, se perdió en el texto con sus dedos. Sin ser consciente –por su ceguera- de cualquiera a su alrededor, continuó pasando sus dedos sobre la misma frase: “No hay otro Nombre… no hay otro Nombre… no hay otro Nombre”. Un grupo de personas que se había reunido a su alrededor, a medida que trastabillaba sobre las palabras, comenzó a mofarse y burlarse de él mientras palpaba su Biblia. Había otro hombre parado a la orilla del gentío, quien no se burlaba sino que escuchaba. Aquella noche, aquel hombre se alejó, fue a su casa, cayó sobre sus rodillas e invitó a Cristo a entrar en su vida. Posteriormente, en una reunión, testificó que lo que lo trajo a Jesucristo fue un hombre ciego en un puente que trastabillaba sobre las palabras: “No hay otro Nombre… no hay otro Nombre… no hay otro Nombre”.

Es solo a través de la fe personal en el Señor Jesucristo que usted, yo o cualquiera podrá entrar al Reino de Dios. No podemos entrar por medio de nuestra emoción religiosa o de nuestros sentimientos santificados. Solo mediante la Sangre preciosa de Jesucristo.


Porción tomada del sermón titulado Cómo Jugar A La Iglesia, del Dr. John MacArthur

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