69 Estoy pensando
de una pequeña historia; si es que no les estoy quitando demasiado tiempo
durante este tiempo de preliminares. Estoy...Yo—yo hago esto con un propósito,
para sentir, hasta que siento que el Espíritu esté correcto para comenzar.
70 Esta es
una—esta es una cosa muy sagrada. ¿Ven? Es que, ¿quién conoce esas cosas? Nadie
sino Dios. Y no deben ser reveladas, y está probado en la Biblia que no serían
reveladas, sino hasta este día. Exactamente. ¿Ven? En el pasado han
conjeturado; pero ahora debemos recibir precisamente la Verdad vindicada. ¿Ven?
Noten.
71 Ahora, había una—una joven allá en el
oeste, y sucede que se enamoró de un...Un hombre se enamoró de ella. Como era
comprador de ganado, había venido al oeste en representación de la compañía
Armour. Y—y ellos tenían una—una gran...
72 Un día vino el
patrón, o sea el hijo del patrón, desde Chicago, y desde luego, le prepararon
una fiesta típica del oeste. Las—las muchachas allí se vistieron de su mejor;
cada una tenía en mente que se iría con este joven, Uds. saben, pues era el
hijo del dueño. Y se vistieron en lo más apropiado del oeste.
73 Y—y aún hacen
eso allá en el oeste.
Acaban de pasar por esa temporada. Y el
Hermano McGuire, creo que se encuentra por aquí, lo hallaron en el centro de la
ciudad sin el ropaje apropiado del oeste; lo tomaron preso. Y lo sometieron a
un tribunal fingido, le pusieron una multa, y luego lo mandaron a comprar ropa
especial. Y vi a los demás con sus pistolas como así de largas, colgando. Vuelven
a vivir como los antiguos. Es que están tratando de revivir el tiempo pasado.
¿Ven?
74 Y aquí en
Kentucky están tratando de revivir los días de cómo era aquí en el éste,
todavía en Renfro Valley, y tantas cosas. Es que les gusta imaginarse del
tiempo pasado. Algo está causando eso.
75 Pero cuando el
caso es de volver al Evangelio en lo original, no quieren hacer eso. Prefieren
algo moderno. ¿Ven? Eso muestra que, ¿ven?, Uds.—Uds...Hay un...
76 ¿Y qué hace al hombre cometer lo
errado? ¿Qué lo induce a beber, o andar de vago, o que una mujer cometa lo
errado? Es porque ella está tratando de...Hay algo por dentro de ella que tiene
sed. Hay algo en él que tiene sed. Y están tratando de saciar esa sed santa con
las cosas del mundo, cuando Dios es Quien debiera saciarlos. Él lo hizo a Ud.
de esa manera, para que tuviera sed. Por eso Ud. está sediento por algo. Dios
lo hizo a Ud. de esa manera, con el propósito de que Ud. tornara esa sed santa
hacia Él. ¿Ven? Pero cuando Ud. trata de saciar esa sed... ¡Qué atrevimiento
que alguien hiciera eso! Ud. no tiene ningún derecho de hacer eso, de tratar de
saciar esa sed santa con la cual Ud. tiene sed por algo, y luego que Ud. la
enfoque en el mundo, tratando de satisfacerla con el mundo. Ud. no lo puede
lograr. Hay una sola cosa que le puede llenar eso, y eso es Dios. Y Él es quien
lo hizo a Ud. de esa manera.
77 Así que estas—estas jóvenes prepararon
lo mejor del oeste para recibir a este varón cuando vino. Y cada una abrigaba
la esperanza de conquistarlo.
78 Había allí en
el rancho una prima, y ella era una huérfana, y así que ella hacía todo el—el
trabajo en lugar de éstas. Porque ellas tenían que cuidarse las uñas, y ellas
no podían lavar los platos por razón de sus manos y cosas. Y ella hacía todo el
trabajo pesado.
79 Y por fin,
cuando llegó el joven, lo fueron a recibir en su carreta de caballos, al estilo
del oeste. Y llegaron, disparando las pistolas, y Uds. saben, actuando. Y esa
noche tuvieron un gran baile y allí estuvieron todos los rancheros vecinos, y
todos estaban festejando. Y esta fiesta se prolongó como un jubileo, por unos
dos o tres días.
80 Entonces en una de las noches, este
joven salió afuera del lugar, para tomar aire fresco y para apartarse un poco
de estas muchachas. Y sucede que vio caminando hacia el corral, que iba una
joven vestida muy pobremente. Y cargaba una tinaja de agua sucia donde había
lavado los platos. Y él pensó: “Jamás he visto esta muchacha. ¿De dónde habrá
salido”? Y en eso se propuso dar la vuelta a la—la casa, e ir hasta allá y
volver, por el lado del corral para encontrarla.
81 Ella estaba
descalza. Se detuvo. Bajó la cabeza. Ella vio quien era y era muy tímida. Ella
sabía quién era esta gran persona. Ella apenas era una prima de las otras
jóvenes, cuyo padre era el que cuidaba este enorme rancho para la compañía
Armour, así que ellos cuidaban...Ella se mantuvo con su vista hacia el suelo.
Tenía vergüenza de que andaba descalza.
82 Él le preguntó:
“¿Cómo te llamas”? Ella le dijo. Luego le preguntó: “¿Por qué no estás allá en
la fiesta con las demás”? Ella le contestó con ciertos pretextos.
83 Y entonces a la siguiente noche él
comenzó a buscarla de nuevo. Por fin...Mientras todos estaban felices con su
ruido y alboroto, él—él estaba allá sentado sobre el corral, esperando cuando
viniera esta joven a vaciar el agua sucia. Y la estaba esperando. Y le dijo:
“¿Conoces el verdadero propósito de mi viaje hasta acá”?
Le contestó:
“No señor, no lo sé”.
84 Dijo, “Mi
propósito al venir acá, ha sido de buscar una esposa, y en ti he hallado el
carácter que ellas no tienen”. (Yo estaba pensando en la Iglesia, ¿ven?) Dijo:
“¿Te casas conmigo”?
Ella dijo: “¿Yo? ¿Yo?
Jamás podría pensar en tal
cosa, yo”.
85 ¿Ven? Ese era
el hijo del dueño principal. El era dueño de todas las compañías y todos los
ranchos por todo el país, de todo. Dijo, dijo: “Sí. Es que no he podido hallar
una en Chicago. Yo—yo deseo una verdadera esposa. Yo deseo una esposa con
carácter. Y todo lo que he estado buscando lo he hallado en ti”. Dijo, “¿Te
casas conmigo”?
Ella
dijo, “Pues...” Quedó
sorprendida. Y ella dijo: “Sí”.
86 Y él le dijo,
“Pues...” Le dijo que volvería. Dijo: “Ahora, tú simplemente prepárate, y dentro
de un año, a partir de hoy, yo volveré. Pues...Y vendré por ti, y te llevaré
lejos de aquí. Jamás tendrás que trabajar de esta manera. Yo te llevaré. E iré
a Chicago, y te construiré una casa como nunca has visto”.
87 Ella dijo: “Yo
no, yo nunca—nunca he tenido un hogar; soy una huérfana”.
88 Él dijo: “Yo te
voy a construir un hogar, un hogar legítimo”. Dijo, “Yo volveré”.
89 Durante el tiempo, ese año, él se
mantuvo en contacto. Ella se propuso a trabajar en todo lo posible para ahorrar
suficiente dinero – en su dólar al día, o lo que le daban aparte del alimento y
alojamiento – para comprarse su vestido de boda. Un tipo perfecto de la
Iglesia. ¿Ven? ¿Ven? Ella preparó su vestuario.
90 Y, Uds. saben,
cuando ella exhibió el vestido de boda, las primas dijeron: “¡Qué niña tan
lamentable. ¿Te pasas a pensar que un hombre como aquel tendría algo que ver
contigo”?
91 Ella dijo:
“Pero él me lo prometió”. Amén. Dijo, “Él ha prometido”. Dijo, “Yo creo en su
palabra”.
92 “Oh, él
simplemente se está burlando de ti”. Dijeron, “Si él hubiera escogido, hubiera
sido una de nosotras”.
93 “Sí”, dijo,
“pero a mí me hizo la promesa. Yo lo estoy esperando”. Amén. Yo también.
94 Entonces se
hacía más tarde y más tarde, y por fin llegó el día señalado. A cierta hora él
debía llegar, así que ella se vistió con su vestido de bodas. Y ella no había
sabido nada de él. Pero ella sabía que él vendría, y por lo tanto se vistió en
su vestido de bodas, e hizo los preparativos.
95 Pues, ahora sí
se pusieron a reír de ella. Porque el dueño principal había enviado allá con
el—con el gerente, o—o para...Ninguna de las muchachas había oído nada de esto,
así para ellas era una cosa toda muy misteriosa.
Así es, también. Seguro que lo es.
96 Pero esta
joven, ante todo eso, se estaba basando solamente en su palabra, que él
volvería por ella.
97 Así que ellas
se pusieron a reír. Y se tomaron de las manos y danzando, y le hicieron un
círculo. Dijeron, “¡Ha”! Riéndose, Uds. saben, de esa manera, dijeron,
“Pobrecita, niña tontita”.
98 Ella se mantuvo
en calma, sin ninguna vergüenza. Estaba lista con su ramo de flores. Tenía su
vestido de boda todo preparado; Uds. saben, había batallado. “Su Esposa se ha
preparado”. [Apocalipsis 19:7] ¿Ven? Allí estaba con sus flores en la mano,
esperándole.
99 Le decían: “Ya
te dijimos que estás errada. El no viene”.
Respondió:
“Todavía faltan cinco
minutos”. Dijo, “El llegará”.
¡Oh,
continuaron la risa!
100 Pero cuando
pasaron los cinco minutos en el reloj, oyeron el galope de los caballos, y el
ruido de la arena debajo de las ruedas. El carruaje se detuvo.
101 Ella saltó de
en medio de ellas, y salió corriendo por la puerta. El saltó del carruaje, y
ella cayó en sus brazos, y él le dijo: “Amada, ya todo esto ha terminado”. Dejó
a sus primas denominacionales allí sentadas, mirando. Ella—ella se fue a
Chicago, a su hogar.
102 Yo sé de otra gran promesa semejante a
esa: “Voy pues, a preparar lugar para vosotros. Y vendré otra vez para
recibiros”. Quizás digan que estamos locos. Pero, hermanos, para mí, aquí
mismo, durante este tiempo y estos Sellos abriéndose de esta manera tan
sobrenatural, casi puedo oír el reloj que está marcando el tiempo hacia la
Eternidad. Casi puedo ver al Ángel parado allí, y diciéndonos al final del
Mensaje del séptimo ángel: “El tiempo no será más”. Entonces esa pequeña Novia
tan leal tomará su vuelo hacia los brazos de Jesús uno de estos días, y será
llevada a la Casa de Su Padre. Pensemos en estas cosas mientras procedemos.
Porción del Mensaje, El Sexto Sello, Párr. 69 al 102, predicado por el
Rev. William Marrion Branham, en Tabernáculo Branham, un sábado por la noche,
23 de marzo de 1963.
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