lunes, 31 de julio de 2017

Yo Volveré


69 Estoy pensando de una pequeña historia; si es que no les estoy quitando demasiado tiempo durante este tiempo de preliminares. Estoy...Yo—yo hago esto con un propósito, para sentir, hasta que siento que el Espíritu esté correcto para comenzar.

70 Esta es una—esta es una cosa muy sagrada. ¿Ven? Es que, ¿quién conoce esas cosas? Nadie sino Dios. Y no deben ser reveladas, y está probado en la Biblia que no serían reveladas, sino hasta este día. Exactamente. ¿Ven? En el pasado han conjeturado; pero ahora debemos recibir precisamente la Verdad vindicada. ¿Ven? Noten.
                  
     71 Ahora, había una—una joven allá en el oeste, y sucede que se enamoró de un...Un hombre se enamoró de ella. Como era comprador de ganado, había venido al oeste en representación de la compañía Armour. Y—y ellos tenían una—una gran...

72 Un día vino el patrón, o sea el hijo del patrón, desde Chicago, y desde luego, le prepararon una fiesta típica del oeste. Las—las muchachas allí se vistieron de su mejor; cada una tenía en mente que se iría con este joven, Uds. saben, pues era el hijo del dueño. Y se vistieron en lo más apropiado del oeste.

73 Y—y aún hacen eso allá en el oeste.
                  
     Acaban de pasar por esa temporada. Y el Hermano McGuire, creo que se encuentra por aquí, lo hallaron en el centro de la ciudad sin el ropaje apropiado del oeste; lo tomaron preso. Y lo sometieron a un tribunal fingido, le pusieron una multa, y luego lo mandaron a comprar ropa especial. Y vi a los demás con sus pistolas como así de largas, colgando. Vuelven a vivir como los antiguos. Es que están tratando de revivir el tiempo pasado. ¿Ven?

74 Y aquí en Kentucky están tratando de revivir los días de cómo era aquí en el éste, todavía en Renfro Valley, y tantas cosas. Es que les gusta imaginarse del tiempo pasado. Algo está causando eso.

75 Pero cuando el caso es de volver al Evangelio en lo original, no quieren hacer eso. Prefieren algo moderno. ¿Ven? Eso muestra que, ¿ven?, Uds.—Uds...Hay un...
                  
     76 ¿Y qué hace al hombre cometer lo errado? ¿Qué lo induce a beber, o andar de vago, o que una mujer cometa lo errado? Es porque ella está tratando de...Hay algo por dentro de ella que tiene sed. Hay algo en él que tiene sed. Y están tratando de saciar esa sed santa con las cosas del mundo, cuando Dios es Quien debiera saciarlos. Él lo hizo a Ud. de esa manera, para que tuviera sed. Por eso Ud. está sediento por algo. Dios lo hizo a Ud. de esa manera, con el propósito de que Ud. tornara esa sed santa hacia Él. ¿Ven? Pero cuando Ud. trata de saciar esa sed... ¡Qué atrevimiento que alguien hiciera eso! Ud. no tiene ningún derecho de hacer eso, de tratar de saciar esa sed santa con la cual Ud. tiene sed por algo, y luego que Ud. la enfoque en el mundo, tratando de satisfacerla con el mundo. Ud. no lo puede lograr. Hay una sola cosa que le puede llenar eso, y eso es Dios. Y Él es quien lo hizo a Ud. de esa manera.

     77 Así que estas—estas jóvenes prepararon lo mejor del oeste para recibir a este varón cuando vino. Y cada una abrigaba la esperanza de conquistarlo.

78 Había allí en el rancho una prima, y ella era una huérfana, y así que ella hacía todo el—el trabajo en lugar de éstas. Porque ellas tenían que cuidarse las uñas, y ellas no podían lavar los platos por razón de sus manos y cosas. Y ella hacía todo el trabajo pesado.

79 Y por fin, cuando llegó el joven, lo fueron a recibir en su carreta de caballos, al estilo del oeste. Y llegaron, disparando las pistolas, y Uds. saben, actuando. Y esa noche tuvieron un gran baile y allí estuvieron todos los rancheros vecinos, y todos estaban festejando. Y esta fiesta se prolongó como un jubileo, por unos dos o tres días.
                  
     80 Entonces en una de las noches, este joven salió afuera del lugar, para tomar aire fresco y para apartarse un poco de estas muchachas. Y sucede que vio caminando hacia el corral, que iba una joven vestida muy pobremente. Y cargaba una tinaja de agua sucia donde había lavado los platos. Y él pensó: “Jamás he visto esta muchacha. ¿De dónde habrá salido”? Y en eso se propuso dar la vuelta a la—la casa, e ir hasta allá y volver, por el lado del corral para encontrarla.

81 Ella estaba descalza. Se detuvo. Bajó la cabeza. Ella vio quien era y era muy tímida. Ella sabía quién era esta gran persona. Ella apenas era una prima de las otras jóvenes, cuyo padre era el que cuidaba este enorme rancho para la compañía Armour, así que ellos cuidaban...Ella se mantuvo con su vista hacia el suelo. Tenía vergüenza de que andaba descalza.

82 Él le preguntó: “¿Cómo te llamas”? Ella le dijo. Luego le preguntó: “¿Por qué no estás allá en la fiesta con las demás”? Ella le contestó con ciertos pretextos.
                  
     83 Y entonces a la siguiente noche él comenzó a buscarla de nuevo. Por fin...Mientras todos estaban felices con su ruido y alboroto, él—él estaba allá sentado sobre el corral, esperando cuando viniera esta joven a vaciar el agua sucia. Y la estaba esperando. Y le dijo: “¿Conoces el verdadero propósito de mi viaje hasta acá”?Le contestó: “No señor, no lo sé”.

84 Dijo, “Mi propósito al venir acá, ha sido de buscar una esposa, y en ti he hallado el carácter que ellas no tienen”. (Yo estaba pensando en la Iglesia, ¿ven?) Dijo: “¿Te casas conmigo”?Ella dijo: “¿Yo? ¿Yo? Jamás podría pensar en tal cosa, yo”.

85 ¿Ven? Ese era el hijo del dueño principal. El era dueño de todas las compañías y todos los ranchos por todo el país, de todo. Dijo, dijo: “Sí. Es que no he podido hallar una en Chicago. Yo—yo deseo una verdadera esposa. Yo deseo una esposa con carácter. Y todo lo que he estado buscando lo he hallado en ti”. Dijo, “¿Te casas conmigo”?Ella dijo, Pues... Quedó sorprendida. Y ella dijo: Sí”.

86 Y él le dijo, “Pues...” Le dijo que volvería. Dijo: “Ahora, tú simplemente prepárate, y dentro de un año, a partir de hoy, yo volveré. Pues...Y vendré por ti, y te llevaré lejos de aquí. Jamás tendrás que trabajar de esta manera. Yo te llevaré. E iré a Chicago, y te construiré una casa como nunca has visto”.
87 Ella dijo: “Yo no, yo nunca—nunca he tenido un hogar; soy una huérfana”.

88 Él dijo: “Yo te voy a construir un hogar, un hogar legítimo”. Dijo, “Yo volveré”.
                  
     89 Durante el tiempo, ese año, él se mantuvo en contacto. Ella se propuso a trabajar en todo lo posible para ahorrar suficiente dinero – en su dólar al día, o lo que le daban aparte del alimento y alojamiento – para comprarse su vestido de boda. Un tipo perfecto de la Iglesia. ¿Ven? ¿Ven? Ella preparó su vestuario.

90 Y, Uds. saben, cuando ella exhibió el vestido de boda, las primas dijeron: “¡Qué niña tan lamentable. ¿Te pasas a pensar que un hombre como aquel tendría algo que ver contigo”?

91 Ella dijo: “Pero él me lo prometió”. Amén. Dijo, “Él ha prometido”. Dijo, “Yo creo en su palabra”.

92 “Oh, él simplemente se está burlando de ti”. Dijeron, “Si él hubiera escogido, hubiera sido una de nosotras”.

93 “Sí”, dijo, “pero a mí me hizo la promesa. Yo lo estoy esperando”. Amén. Yo también.

94 Entonces se hacía más tarde y más tarde, y por fin llegó el día señalado. A cierta hora él debía llegar, así que ella se vistió con su vestido de bodas. Y ella no había sabido nada de él. Pero ella sabía que él vendría, y por lo tanto se vistió en su vestido de bodas, e hizo los preparativos.

95 Pues, ahora sí se pusieron a reír de ella. Porque el dueño principal había enviado allá con el—con el gerente, o—o para...Ninguna de las muchachas había oído nada de esto, así para ellas era una cosa toda muy misteriosa.
                  
     Así es, también. Seguro que lo es.

96 Pero esta joven, ante todo eso, se estaba basando solamente en su palabra, que él volvería por ella.

97 Así que ellas se pusieron a reír. Y se tomaron de las manos y danzando, y le hicieron un círculo. Dijeron, “¡Ha”! Riéndose, Uds. saben, de esa manera, dijeron, “Pobrecita, niña tontita”.

98 Ella se mantuvo en calma, sin ninguna vergüenza. Estaba lista con su ramo de flores. Tenía su vestido de boda todo preparado; Uds. saben, había batallado. “Su Esposa se ha preparado”. [Apocalipsis 19:7] ¿Ven? Allí estaba con sus flores en la mano, esperándole.

99 Le decían: “Ya te dijimos que estás errada. El no viene”.Respondió: Todavía faltan cinco minutos. Dijo, El llegará”. ¡Oh, continuaron la risa!

100 Pero cuando pasaron los cinco minutos en el reloj, oyeron el galope de los caballos, y el ruido de la arena debajo de las ruedas. El carruaje se detuvo.

101 Ella saltó de en medio de ellas, y salió corriendo por la puerta. El saltó del carruaje, y ella cayó en sus brazos, y él le dijo: “Amada, ya todo esto ha terminado”. Dejó a sus primas denominacionales allí sentadas, mirando. Ella—ella se fue a Chicago, a su hogar.
                  
     102 Yo sé de otra gran promesa semejante a esa: “Voy pues, a preparar lugar para vosotros. Y vendré otra vez para recibiros”. Quizás digan que estamos locos. Pero, hermanos, para mí, aquí mismo, durante este tiempo y estos Sellos abriéndose de esta manera tan sobrenatural, casi puedo oír el reloj que está marcando el tiempo hacia la Eternidad. Casi puedo ver al Ángel parado allí, y diciéndonos al final del Mensaje del séptimo ángel: “El tiempo no será más”. Entonces esa pequeña Novia tan leal tomará su vuelo hacia los brazos de Jesús uno de estos días, y será llevada a la Casa de Su Padre. Pensemos en estas cosas mientras procedemos.


Porción del Mensaje, El Sexto Sello, Párr. 69 al 102, predicado por el Rev. William Marrion Branham, en Tabernáculo Branham, un sábado por la noche, 23 de marzo de 1963.

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