432 Fui a Totten´s Ford, el Hermano Wright allí lo sabe. Fuimos allá, no sabiendo qué hacer. Compré un pequeño cajón de jabón, por diez centavos. Pues iba a salir allá, a pararme a predicar sobre ese cajón. Él dijo que iba a subir, a la cima de la montaña, para hacer algunos trueques. Yo lo acompañé. Había una gran iglesia bautista, antigua, por allá, vacía. El Señor me dijo: “Detente allí”.
433 Yo le dije: “Permítame bajar aquí, Hermano Wright”. Yo me
quedé. Él siguió hacia arriba y regresó.
434 Fui allá, y no pude abrir la
puerta. Dije: “Señor, si Tú estás en esto y quieres que yo entre a esta
iglesia, ábreme la puerta”. Me senté allí y estaba pensando.
435 Oí que venía alguien; se me
acercó y dijo: “¿Cómo le va?” Y les cuento, dijo: “¿Quiere entrar a la
iglesia?”.
Dije: “Sí, señor”.
Él dijo: “Aquí tengo la llave”.
436 Comencé los servicios. La
primera semana, escasamente nada. La primera noche, tuve una congregación, al
Hermano Wright y a su familia. Cuando me di cuenta, al terminar la semana,
difícilmente podían acomodarles de pie hasta en el patio. Pero aún esa
oveja no aparecía. El Hermano Hall fue salvo durante ese tiempo, el pastor que
ahora está allí, todos ellos. Yo aún no encontraba dónde era que estaba
esta oveja. Pasado un tiempo, era de la Iglesia de Cristo, allí al bajar
la colina, aquella niña llevaba nueve años y ocho meses sin moverse,
estaba tendida allí. Allí estaba. Todos Uds. conocen la historia. Sí,
señor.
437 Esa tarde cuando Busty Rogers
estaba parado allí, un veterano grande, grueso,… Yo salí allá. Y allí
estaba parada la congregación del Hermano Smith, para reírse de mí, burlarse de
mí, porque yo iba a bautizar en el Nombre de Jesús. Salí allá a las aguas
pantanosas de Totten Ford, donde tenían un… [Cinta en
blanco.—Ed.] …más arriba allí por el arroyo, y tronaba tan duro como podía.
Un par de diáconos entraron conmigo.
438 Dije: “Me paro aquí esta tarde
en representación de la Sagrada Escritura de Dios”. Dije: “Leo en la
Biblia aquí donde Pedro dijo: ‘Arrepiéntanse y bautícese cada uno de
vosotros en el Nombre de Jesucristo para perdón de los pecados’”. Me di la
vuelta y le pasé el Libro a uno de los diáconos.
439 Salí allá, y dije: “Cualquiera
que quiera, que se arrepienta de su pecado, es candidato para que
venga”. Salí allá al agua. Dije: “Me parece que hay Ángeles sentados ahora
en cada rama, mirando”. ¡Oh, vaya! Para cuando había bautizado dos o tres,
toda su congregación, aquellas mujeres con vestidos de seda fina, entraron
al agua, gritando a lo más alto de sus voces. Bauticé a toda su
congregación en el Nombre de Jesucristo. Uds. lo saben. Tengo la foto de eso.
Allí fue.
Porción tomada del sermón titulado: La
Estatura de Un Varón Perfecto, predicado por el Rev. William M. Branham, un 14
de octubre de 1962.
No hay comentarios:
Publicar un comentario