jueves, 20 de abril de 2023

LA SUPUESTA UNIDAD DE LA IGLESIA BAJO CONSTANTINO

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ecientemente, me compartieron un vídeo que daba cuenta de cómo, bajo el emperador romano Constantino(en el siglo IV)  la iglesia fue unificada; según el autor de este vídeo porque, a su parecer, la iglesia estaba dispersa, desordenada; y que, para el emperador, “unirla” era imprescindible para un reino o imperio que, por entonces, también sufría desunión y confrontación entre sus fuerzas del occidente y el oriente; y que, “uniendo” la iglesia, esto surtiría el efecto de la unidad que éste también quería para su imperio.

El Concilio de Nicea, bajo auspicio del emperador Constantino (Siglo IV)

Según la tradición, se dice que Constantino tuvo un sueño y que, en este sueño, la providencia le decía que, por la señal de una cruz, él vencería a sus enemigos; y la impresión del sueño fue tal que, tan luego tuvo el sueño, éste decidió “convertirse” en cristiano; y, tiempo después, dio un edicto para que todo ciudadano bajo su imperio, el imperio romano, fuera declarado “cristiano” sin siquiera mediar el arrepentimiento y el perdón de pecados; y, tristemente, sin invocarse el nombre del Señor Jesús en el bautismo en agua tan y como, desde los apóstoles, fue la costumbre en razón del mandamiento dado por el mismo Señor Jesús.

Así, Constantino auspició el llamado Concilio de Nicea, año 325, convocando a todos los obispos en el imperio romano; donde, tristemente, la inexistente doctrina de la trinidad fue aceptada, aun cuando hubo oposición; y, en razón de esto, igualmente el bautismo en agua sufrió cambios; para, desde entonces, ya no invocarse el nombre del Señor Jesús, para identificarnos con Su obra en la cruz (Romanos 6:3-4); sino, a cambio, los títulos de “Padre, Hijo y Espíritu Santo”; con lo que la iglesia que Jesús fundó, quedó tal de incapacitada para, por causa de omitirse el nombre de Jesús, el pueblo no pudiera recibir el don o regalo del Espíritu Santo, el Consolador prometido por Dios y pregonado por el mismísimo Señor Jesús.

¿Desde cuándo la iglesia de Jesucristo necesitó la mediación de un hombre como Constantino, un idólatra pagano? Cuando, en los capítulos 11 y 15 del libro de Hechos, en la Biblia, leemos de cómo los apóstoles, obispos y ancianos se reunieron en Jerusalén en concilio; y que, con la aprobación del Espíritu Santo se dieron pautas para los creyentes gentiles. La iglesia de Jesucristo es de Jesucristo, no es de ningún hombre (Romanos 8:9); y, por lo mismo, ésta es gobernada solo y únicamente por hombres llenos del Espíritu Santo.

¿Quiere Dios la unidad de Su iglesia? Seguro, Él es el principal interesado en la unidad de Su iglesia; pero, a diferencia de todo método que el hombre quiera utilizar, tal y como lo hizo Constantino, Dios hará uso de cinco ministerios o servidores para el logro de la unidad en Su iglesia:

 

1.                  Apóstoles,

2.                  Profetas,

3.                  Evangelistas,

4.                  Pastores, y

5.                  Maestros

 

11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; (Efesios 4:11-13).

 

Tan y como Pilato entregó al Señor Jesús para ser crucificado, aun cuando él sabía que el Señor era inocente; porque, como político, solo le interesaba mantener la paz entre Roma y Jerusalén; del mismo modo, Constantino solo vio un interés político en regir las riendas de una iglesia que, desde su creación y fundación en Hechos 2, llena del Espíritu Santo, estaba ordenada a vivir de la obra de Dios en ella, a través de Sus ministerios. Cierto, para el siglo IV había desunión en la iglesia, pero era algo previsible y que, por lo mismo, el apóstol Pablo escribió que “Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones [grupos, divisiones], para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados.”; que, de esta manera, Dios apartaría los chivos de las ovejas, el trigo de la cizaña. Pero, finalmente, y con la aceptación de una iglesia apóstata, la iglesia del Señor Jesús fue finalmente gobernada por mal llamados “líderes”, gente corrupta, tal y como el apóstol lo profetizó que sucedería en Hechos 20:29-30; y, de allí en adelante, el Espíritu Santo salió de la iglesia (por lo menos de la iglesia impuesta por Roma); lo que, poco tiempo después, dio origen a la perversa y corrupta iglesia católica, con su centro de operaciones diabólicos en Vaticano – Roma.

Sí, Dios envió Su Espíritu a esta iglesia, para sacar a los Suyos con Lutero; pero, tristemente, hasta el día de hoy la gran mayoría de iglesias protestantes y/o evangélicas, que provinieron de su ruptura con la iglesia romana, continúan con muchas doctrinas heréticas y perversas como la trinidad; y, aun cuando han vuelto a invocar el nombre del Señor Jesús al momento de orar o pedir algo en Su nombre (por sanidad y echar fuera demonios, por ejemplo), no lo hacen en el bautismo en agua; cuando, a lo largo del libro de Hechos, es notorio que así obraron los apóstoles y evangelistas del siglo I de la iglesia. Aún la iglesia católica ora por sanidad y echa fuera demonios en el nombre del Señor Jesús; pero, cuando se trata del bautismo en agua, ellos y mayoría de  iglesias denominacionales, “las hijas de la ramera” (Apocalipsis 17:5), persisten en usar los títulos y no el nombre, Jesús; que, según el evangelio, es lo que nos promete el advenimiento del Espíritu Santo, la vida de la iglesia, de la verdadera iglesia.

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias…” (Apocalipsis 2:11).

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