domingo, 9 de abril de 2023

¡PUES HA RESUCITADO!

1 Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. 2 Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. 3 Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. 4 Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos. 5 Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. 6 No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. 7 E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho. (Mateo 28:1-7)

 


H

oy el mundo cristiano celebra la resurrección de nuestro Señor y Salvador Jesús; porque, así como Su muerte nos involucra, porque Él murió por nosotros, igualmente Su resurrección.

 

La alegría que las mujeres experimentaron, al saber que su Señor y Maestro había resucitado; y que, con desbordante gozo, lo compartieron con los once discípulos; poco a poco iba a ser mayor, por su mayor connotación o implicancia.

 

Cierto, el saber que el Señor había resucitado debió haberles causado la alegría que, seguramente, igual causó a los familiares de cuantos muertos el Señor resucitó; pero, en este caso en particular de Su resurrección; primero, porque Él lo había anticipado o profetizado en muchas ocasiones; y, segundo, por la implicancia, alcance o trascendencia que este hecho tiene para la fe y la esperanza de todo cristiano; porque, así como el Señor nos representó en la cruz, muriendo por nosotros y pagando, así, por nuestros pecados y maldades; igualmente, cuando Él resucitó nos representó; motivo por lo cual, la resurrección de entre los muertos nos está prometida; y Dios, Quién no miente, lo cumplirá muy pronto, muy pronto.

 

La resurrección del Señor Jesús demostró que Él era inocente y que, por lo tanto, la muerte no tenía poder alguno para retenerlo (Hechos 2:24). El apóstol declara en Hebreos 7:26:

 

Porque tal Sumo Sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos.

 

Oh, que extraordinaria descripción de Sus antecedentes o pergaminos. En el Antiguo Testamento, el Sumo Sacerdote (según el orden aarónico) era instruido a presentarse –ante Jehová Dios- con la sangre de un cordero que, previamente, había sido examinado cumplir algunos requisitos de perfección; porque, años después, los mismos requisitos se esperaban del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo; y sucedía que, cuando el Sumo Sacerdote entraba al Lugar Santísimo, donde Jehová Dios había prometido que estaría, amarraban una soga alrededor de la cintura del sacerdote; porque, si la sangre del cordero tenía tacha u observación; y, aun así, era presentada a Jehová Dios, aun así éste osaba entrar a la presencia de un Dios santo, éste moriría; y luego, de un tiempo prudencial, si el Sumo Sacerdote no salía, los otros sacerdotes (en el Lugar Santo o anterior al velo) procedían a tirar de la soga para retirar el cadáver del Sumo Sacerdote irreverente e irresponsable.

 

Jesús es nuestra Pascua, como lo dice el apóstol (1 Corintios 5:7), que “ya fue sacrificada por nosotros”; pero, a la vez, Él –en la cruz- ya estuvo oficiando Su oficio de Sumo Sacerdote, según el orden de Melquisedec. ¿Recuerdan cuando Él exclamó: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas 23:34)? Pues eso nos da una idea de cómo Él, en la cruz, ya oficiaba Su rol de Sumo Sacerdote, uno que intercede o media entre Dios y nosotros los hombres (1 Timoteo 2:5).

 

De tal manera que, cuando Él resucitó, eso demostró que Él fue el sacrificio y, a la vez, el Sumo Sacerdote con las exigentes características y requisitos de Hebreos 7:26.

 

¿Nos implica, involucra o incluye Su resurrección? ¿Cuáles son las consecuencias de Su resurrección para el pueblo cristiano?

 

El apóstol hace esta consoladora declaración en 1 Tesalonicenses 4:14:

 

Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así traerá Dios –con Jesús- a los que durmieron en Él [en la fe de Jesucristo, el Evangelio de nuestra salvación].

 

Y recuerden, en cierto momento Él dijo: “Porque Yo vivo, vosotros también viviréis” (Juan 14:19); y, en otro momento, “Yo soy la resurrección y la vida [Eterna]” (Juan 11:25). ¡Oh, qué Evangelio o Buena Nueva para el creyente, para el cristiano!

 

“No está aquí, pues ha resucitado, como dijo.” (Mateo 28:6).

 

¡ALÉGRATE, IGLESIA DEL SEÑOR JESUCRISTO, IGLESIA DEL DIOS VIVIENTE! ¡ALÉGRATE!

 

¡Aleluya! Amén.

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